A veces soy Bob, a veces Charlotte, cuando me siento perdida, en mi Tokio particular, en mi vida, en mi mundo, en mi propia realidad, cuando todo parece difuminado puedo ver esta historia, ¿amor? ¿amistad? Sencillamente una relación especial, infinitamente bella, infinitamente verdadera, y ese maravilloso encuentro final, bañado con música de Jesus and Mary Chain, sencillamente delicioso, aquí teneis un tercer motivo por el que amar el cine:
Breve post para contaros que se ha interrumpido involuntariamente mi deseado embarazo. Volveré cuando esté un poco mejor... Ahora no tengo palabras.
Comentarios
besos de un cinéfilo que cada día se engancha un poquito más a las líneas de tu blog ;-)
Cuando la vi,quizas condicionado por mil y un elogios,me quede un poco decepcionado,como si me hubiesen querido vender un 205 diciendome que es como un mercedes.
Un dia la volvi a ver de casualidad en la aldea,una tarde que tenia todo el tiempo del mundo para perder,y la verdad es que le pude sacar miga,bastante miga.
Quizas el momento en el cual Bob le acaricia los pies a Charlotte es un momento de maximo erotismo,mas que muchisimas escenas de peliculas eroticas.Ahi esta la magia de esta peli,en que hay que ver mas alla....
Sett: Ahí está la esencia efectivamente, en ver más allá de cada instante que Bob y Charlotte comparten... besos Sett!
no sabes lo que has hecho
besos
Besos para ti también!
Qué curioso, yo me siento también a veces como Bill o como la Scarlett... pero no sólo cuando estuve en Tokyo, sino a veces por aquí también.
Tus razones son las mías, tenemos la misma pasión.
Salud!
Juan: Qué suerte haber viajado a Japón, me encantaría hacerlo la verdad. En cualquier caso me encanta compartir motivos por los que amar el cine contigo...
Harry: Poz zi!
Besotes a los tres!