Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de septiembre, 2007

Noches de jueves.

Regreso de tirar la basura, llamo al ascensor, la puerta se abre ante mí. - ¡Hola! - ¡Hola! ¡Cuánto tiempo sin vernos! No parece que seamos vecinas. - Efectivamente, no coincidimos para nada. ¿De vuelta a casa ya? - Bueno, sí, he aprovechado el día libre para ir a ver a mis padres y ahora me doy una duchita, me arreglo un poco y saldré un ratillo. - ¡Aha! Yo me voy a hacer la cena que ya va tocando. - Sí, ya es hora. - Venga pues, adios, me he alegrado de verte. - Igualmente. La puerta del ascensor se ha cerrado tras de mí y un extraño pensamiento ha atrapado mi mente. Mi vecina del ático, casi cuarenta tacos, mujer de bandera, soltera, con estilazo propio, está a punto de convertir esta noche de jueves en otra de sus noches de jueves de fiesta, su vida es lo más parecido a un capítulo de SEXO EN NY, mientras, yo, treinta y una primaveras, mujer a secas, sin banderas de nuestros padres ni "na", casada, en pirata vaquero azul, pelo revuelto por el viento, y camiseta de algodón

"Gags" of New York.

Hay que ver la animación que hay estos días en Nueva York, y no sólo porque a Calderón lo hayan confundido con un criminal muy perseguido en el JFK, hecho lógicamente explicable bajo el siguiente silogismo: "Premisa 1: Calderón es el presidente del Madrid. Premisa 2: Todo lo que se relaciona con el Madrid es maligno. Conclusión: Calderón es maligno." Y la policia yankee que tonta no es (a series como CSI o CORRUPCIÓN EN MIAMI os remito) lo ha detectado y ha dicho: "Malo, este malo." Y lo han retenido hasta que el mismísimo Rubalcaba ha tenido que intervenir mentando a la mismísima voluntad del Gobierno o lo que se terciara. Pero no de eso no se trata, animación hay en la ciudad de los rascacielos por otros motivos, dado que allá que ha estado estos días hablando de cambio climático, como el mismísimo Gore, nuestro honorable presidente del Gobierno José Luís Rodríguez Zapatero, y va y se ve que Bush le ha escuchado (risas enlatadas). E imagino que por una oreja le ha

Necesito móvil con mejor resolución.

Sé que me queréis, me apreciáis y todas esas cosas tan bonitas que a veces me decís, y yo no puedo hacer otra cosa que pensar en vosotros y sentirme halagada, por eso quería comentaros que si realmente os apetece hacerme una demostración holgada de vuestros sencillos y tiernos sentimientos hacía mí podéis hacer una colecta para regalarme un móvil con cámara mínimo de 5 megapixels y buen zoom que me permita hacer fotos decentes cuando me he dejado la cámara de fotos en casa, cosa que lamentablemente pasa más veces de las que una quisiera. Con esto sólo pretendo también haceros saber que en parte, sólo en parte, la otra es de mis conatos de Alzheimer, soís responsables de que no tenga fotos que colgar hoy en mi blog de ese pedazo de concierto al que acudí anoche en Tarragona de esos dos putos genios de la música española: Serrat y Sabina. De ahí que os direccione al interesantes post que escribió hace un tiempo una bloggera amiga y que aquí os enlazo. Pero bueno vayamos al grano y hable

Algo personal.

El otro día tuve la oportunidad haciendo zapping de toparme con un "divertido" debate político en "Tele-Espe". La curiosidad mató al gato y me quedé viéndolo un rato. El programa conducido por el Sr. Ernesto "así son las cosas así se las hemos contado" Saéz de Buruaga trataba en aquel momento el controvertido debate generado a raíz de la propuesta del gobierno de ayudar a los jóvenes con subvenciones al alquiler. Con la "imparcialidad" que caracteriza a la cadena autonómica madrileña había en plató tres simpatizantes socialistas y tres del Partido Popular, que yo no tenía el gusto de conocer. También participaba Rosa Díez y una miembro del PP de Castilla de la Mancha. El lado izquiero no contaba con contertulios muy versados, en cambio el lado derecho, como ha de ser en una cadena de derechas, contaba con tres participantes con mucha más labia. La "objetividad" estaba servida, sí señor. El tema estaba calentito y unos no se ponían de ac

Great ball of fire.

Estábamos en pausa y de repente comenzamos a rodar, como una bola de fuego, que primero es pequeña, una simple chispa, pero que poco a poco se va haciendo más grande y fuerte. Es septiembre y todo empieza. Los hay que lo adoran y los hay que lo aborrecen. A mí no me disgusta simplemente. Creo que lo emprendí con fuerzas. Engrasé la máquina, la preparé para la carrera de fondo que nos queda al menos hasta el parón técnico de Navidad, y de repente un brusco cambio en mi vida laboral ha tenido a bien sacudir esta segunda quincena del mes que inicia el otoño. Ahora a readaptarme a la nueva situación, una situación que desde el punto de vista personal no sé bien si me beneficiará, pero desde el profesional seguro que sí. Una gastroenteritis le ha querido dar la bienvenida y hoy me encuentro medio convaleciente en casa. Todo parece indicar que mi cuerpo no está contento con las novedades, pero bueno, habrá que cuidarlo mucho para que deje de quejarse, o a lo mejor protesta por otra cosa, qui

Intensidad.

Quedamos en la puerta del FNAC, no podía ser otro lugar. No hicieron falta indicaciones. Me viste. Te ví. Tú habías memorizado mi imagen mucho tiempo antes, yo ya te tenía grabado en mi mente y en mi corazón. Me sentí como en casa al escuchar tu voz, ese timbre cálido y amable que me reconfortaba y que resonaba en mi cabeza constantemente desde hacía ya un tiempo, y tu sonreíste al comprobar que la mía tenía la misma tesitura que tantas veces habías escuchado ya en el pasado, más en tu presente, puede que también en el futuro. Era esa voz. Dos besos. Un tímido abrazo. El momento más azul de nuestras vidas comenzaba a fraguarse. Y caminamos juntos. Rozaste mi mano. Me estremecí. Entramos en la tienda y yo te sorprendí con mi obsesiva fijación por la zona tecnológica. Tú fuíste mi guía en el aquel laberinto de libros. Siempre tan espontáneo, cautivándome con tus palabras, tus guiños, tus bromas, tu forma deliciosa de enamorarme, cada vez más intenso. Reímos, charlamos, no dejamos de mira

Dicotomía.

Parece ser que hoy la actualidad debiera mandar. Ha sido un lunes de resaca deportiva a todos los niveles: empezando por el hecho de que nos proclamamos campeones de Europa en voleibol (a pesar de que ningún períodico le haya dedicado ni una mísera portada), que nos llevamos la medalla de plata en el Eurobasket (sufriendo en silencio no las hemorroides pero sí los fallos de mi admirado Gasol, que lo cortés no quita lo valiente), que Alonso llegó antes que Hamilton a la meta y que mi Barça sigue poniéndole emoción a la liga con su mediocridad absoluta de juego (como aquel que le dice al resto de equipos, confiaros que ya despertará la bestia, o al menos eso me gustaría pensar), con todo lo dicho cualquier bloggero que se precie no debería tener complicado encontrar un tema sobre el que hablar en el blog. Pero podría ser que los deportes no interesaran demasiado y sí la televisión, y no habría problema tampoco. Sería muy factible hacer un post detallado de los galardonados de 2007 en la

La cabra tira al monte, no es mi caso.

Uno puede plantearse muchos tipos de objetivos en la vida. En mi caso que soy bastante simple los clasifico en tres niveles: los de primera necesidad (como hacer la colada, si no la haces el monstruo del cajón de la ropa sucia despierta de su letargo y te come), los de calado profundo (como por ejemplo tener un hijo, escribir un libro o plantar un árbol) y los inherentes a mi tozudez, y de uno de estos últimos os quiero hablar hoy. Si pensabáis que lo mejor de mis vacaciones fue el viaje a Londres y París, o las fiestas patronales, os equivocáis de pleno. Lo mejor sin duda alguna fue avistar y alcanzar el Pi Gros , un pino que tiene la particularidad de ser el de mayor diámetro de la Península Ibérica. Ese instante preciso me produjo más satisfacción que el gol que le dió la última Champions al Barça de mis amores. Dicen que a la tercera va la vencida pero una vez más el refranero popular se equivoca, y es que a la segunda a veces ya cae. Y efectivamente así sucedió. Era un bonito vier

Nothing else matters.

Algo se mueve a mi alrededor y yo me siento estática. Es septiembre, un mes de cambios o de necesidad de cambiar. Hay quien quiere alzar el vuelo, hay quien da un paso más y lo alza, hay quien desea encontrar nuevos caminos para su vida, hay quien simplemente ansía el cambio porque lo que ve no le gusta, y todas estas personas me están rodeando, las siento, las veo, las intuyo, quiero que sigan ahí, porque las necesito. Y entonces me pregunto por qué en estos días pre-otoñales sigo sin necesitar esa vuelta de tuerca, tal vez porque sigo bien así, ¿será que ahora soy realmente feliz? No pienso tener todo lo que creo que necesito para alcanzar la felicidad, o tal vez no necesito nada más para tenerla, quizás es otra cuestión de perspectiva. De todos modos esto no va por mí, va por todos aquellos que en estos días están inmersos en ese cambio y que aunque no sé bien cómo, quiero decirles que estoy aquí, que sigo aquí, y que tienen mi mano para lo que sea, o mi abrazo, o mi beso, o simplem

Que alguien llame a George Clooney.

Desde que empecé a trabajar otra vez tras las vacaciones me noto floja en inspiración para mi blog. No es que el mismo se destaque por su calidad, nada más lejos de la realidad, mis posts suelen ser de lo más cutres, pero cuando escribo aquí suelo hacerlo con convicción y muchas veces por necesidad inminente de vomitar pensamientos, desvarios y estupideces varias y sentirme mucho mejor, motivos por los que, creo yo, vale mucho la pena seguir con esta aventurita pseudoliteraria internaútica en la que llevo ya metida unos nueve meses. Además si en el camino me voy tropezando con personas que valen la pena pues muchísimo mejor, y éste es mi caso, evidentemente. Pero como os digo, últimamente el traje del blog me viene grande. No es algo que me preocupe, esto no es la columna de opinión semanal de un periódico, nadie va a tirarme de las orejas porque deje de postear, ni tampoco se me va a descontar nada de la nómina, gracias a Dios, que ya bastante me descuenta un señor llamado IRPF, pero

Me desquitaré!

Mañana inicio la temporada de bodas de este año, temporada breve pero intensa, como los romances de Pipi Estrada. Tres sábados seguidos de tarta nupcial, que se besen múltiples y danzas folklóricas a modo paquito el chocolatero para no olvidar, en fin todo un planazo que se desarrollará en diferentes partes de nuestra geografía española. Empiezo en Zaragoza mismamente con el enlace de una de mis compañeras de facultad y buena amiga. Será pues un momento de reencuentro que sin duda conformará lo mejor del evento. Menos mal que para finiquitar esta tanda de "torturas" nupciales, me he organizado una traca final de lujo. Tengo entradas para el concierto de Sabina y Serrat de Tarragona del próximo 22 de septiembre. Ahí me desquito fijo! Y es que ya he hablado largo y tendido muchas veces de lo poco que me gustan las bodas y la manía que tiene la gente de invitarme a ellas, si es que yo preferiría que me invitaran a la luna de miel, por el viaje, más que nada, que no molestaría ni

Las cosas como son.

A mí este año no me ha dado la famosa depresión post-vacacional, yo no sé qué ha pasado pero no estoy notando nada especial. De momento me levanto sin mucho problema cada mañana, en la oficina voy capeando como puedo los temporales (unos conatos de Alzheimer si que noto dado que hay temas sobre los que apenas me aparecen sombras difusas en la mente pero que se me van enseguida sólo notar la mirada asesina de mi jefe), en definitiva que de momento la cosa va fina. Ya veremos como sigue. Aunque creo que todo esto se debe en gran parte a que no veo mucho la televisión. ¿Y qué tiene que ver el cerdo con la velocidad? Pues sí que tiene que ver sí. La primera es que no viendo la caja tonta me ahorro los horribles anuncios de la vuelta al cole de El Corte Inglés, que son la primera causa de intento de suicidio de los albores del otoño cada año, aunque eso no se publique en las encuestas oficiales. También me evito enfrentarme a los anuncios de coleccionables, a todo esto ¿alguien conoce a alg

No es un ultimatúm...

Hacía mucho que no hablaba de cine en mi blog, y es que ya llevaba días sin pisar una sala. Sí que he ido viendo alguna película en casa, básicamente de las que iban echando en la tele, alguna en plan recuerda, como NOTTING HILL que la visioné pocos días después de regresar de Londres y me hizo ilusión ver en pantalla las calles que había pateado días antes, alguna en plan "no la he visto y me han dicho que está bien" como UNA HISTORIA DEL BRONX, que efectivamente está muy pero que muy bien, alguna otra en plan "no puedo dejar de verla 100 veces" como LA VENTANA INDISCRETA, mi clásico de Hitchcock favorito, o muchas en plan "qué narices hago viendo esto" que no hace falta ni nombrar. Pero al fin tras casi dos meses de sequía el sábado por la noche fui al cine. Y la película elegida no fue otra que EL ULTIMATÚM DE BOURNE, y vaya elección tan buena. Había visto las dos anteriores y me habían entretenido, además el hecho de que Paul Greengrass estuviera en la

Descubrimientos de verano.

Si os he de ser sincera no había puesto demasiadas expectativas en este verano. El invierno no había sido fácil y tenía la certeza de que ciertos aspectos de mi vida serían más complicados de sobrellevar en este momento justo del año. Pero empezar mis vacaciones con el viaje del que ya os he hablado fue una idea brutal. A veces las cosas se precipitan de un modo ante el que te sientes completamente incapacitada para reaccionar, y esa falta de reacción resulta al fin y al cabo tan positiva y tan sana que te dejas llevar por las sorpresas que van cayendo sobre ti y sencillamente las miras con otros ojos, con tu mirada más serena y más feliz. El viaje a París y Londres no fue sólo una bonita experiencia que compartí con una persona muy especial, sino que fue una inyección de fuerza en vena en mi cuerpo de la que aún arrastro los efectos. Los siguientes pasos a dar resultaron pues evidentes. Como ya os he comentado alguna vez el pueblo, mi pueblo, es lugar de reunión, el grupo de amigos es

London calling (Chapter three)

Y es que Londres es mucho Londres. Uno no acaba nunca de degustarla al completo, de vivirla, de abarcarla con ambos brazos, hace falta comer muchos espinacas para ello, tiene una fuerza brutal esa ciudad, que te atrapa y te engancha por completo. Por eso al salir del museo de cera, y haciendo caso omiso al cansancio que empezábamos a notar en nuestro cuerpo, seguimos pateando la ciudad. Y así fue como nos plantamos en la famosa Picadilly Circus. Y desde allí a seguir callejeando por Oxford Street, Regent Street, incluso la zona del Soho con su emblemática calle, Carnaby Street. Era viernes tarde noche y el ambientillo estupendo. Además hacía un tiempo espléndido. Cenamos por la zona y luego declinamos la idea de pillar el metro para volver al hotel, nos apetecía seguir descubriendo nuevos rincones y por eso paseando paseando nos topamos con Trafalgar Square. Allí se estaba representando un vistoso espectáculo de baile y nos quedamos junto a la multitud embobados observando a las curios