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Despertar de nuevo...

Abro los ojos de nuevo al mundo, despierto de una especie de ensoñación o pesadilla más bien, donde el mundo, mi mundo, se estaba desmoronando. Miro hacia mi alrededor y todo sigue bien. Mi sobrino es un bebé sano y regordete que no necesita estar conectado a una máquina y puede salir a pasear cada día por la calle. Nadie lleva mascarilla. No ha habido una avalancha de muertes inesperadas. Puedo abrazar a mi amiga después de un día duro para darle ánimo y nadie me mirará con cara de reprobación. Puedo planificar mi próxima escapada a un concierto, o mi próximo viaje, y no necesitaré un PCR negativo. No hay toque de queda. Puedo ver salir el sol. Comer una hamburguesa en la calle está bien. Hacerlo en una terraza también. No conozco el concepto distancia social. Lo más hidroalcohólico que tengo es el último gin tonic que tomé el sábado pasado. No hay pandemia. Y no he cometido ningún estúpido error. No he visto la cara B de la vida y no quiero verla.  Pero desde mayo tengo una sonrisa 
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Latitud: 43.31432 | Longitud: -1.877187 Altitud: 16 metros

Te hablo de unas coordenadas. Te hablo de un punto en el mundo. En la tierra. Un punto de inflexión en mi vida. En tu vida. En la nuestra. Y un día de abril por la tarde dimos el paso. Ahora ya no hay marcha atrás. Hace 12 años que mi corazón late más fuerte de lo normal. A veces lo hace a un ritmo pausado pero cuando te siento mi pulso se acelera y ya no hay marcha atrás. No había sido mujer de flirteos jamás. De hecho creo que no sé flirtear. Y me ha desconcertado siempre que alguien intente flirtear conmigo. Pero recuerdo cuando tú empezaste a hacerlo conmigo tan directamente, en aquel entorno virtual que ahora me parece lejano y confuso. Tocaste mi fibra sensible hablándome de lo que sabes que me apasiona, el cine. Y quise huir. Me resistí. Sabía que no estaba bien. Pero qué es lo bueno y lo malo? Cómo puede ser malo algo que te hace sentir feliz?  La distancia fue una bendición para salvar el peligro que suponía sentirme tan atraída por ti. Una vez nos acercamos. Es

Después del parón.

Llevo tiempo deseando volver a escribir. Es una necesidad vital para mí. Como comer, respirar, amar,.. Este tiempo de parón ha sido relativo. No he parado de trabajar, criar a mis hijos, involucrarme en nuevos proyectos, vivir, aprender, crecer como persona. Arual ya casi no existe, sólo es mi alter ego bloggero, pero mi blog estaba en pausa, y ahora mi necesidad de seguir escribiendo me plantea un dilema. Hacerlo como Arual o con mi verdadero nombre, ese es el dilema. Salir del armario bloggero o quedarme dentro. Ahí está la disquisición. Sé que en parte sería bueno salir porque gracias a mis perfiles públicos en redes sociales el blog lo leería mucha más gente. Pero por otro lado tengo la sensación de que me desnudaría demasiado. Y no quiero. No puedo. No soy lo suficientemente valiente. Mientras decido qué hacer sigo en mi anonimato. Y pienso en que muchas cosas no han cambiado tampoco. Sigo siendo madre de dos hijos, uno de casi 9 años y otro de 4 años cumplidos. Sigo siend

Nuevas etapas!

Desde el 16 de septiembre, día en el que publiqué mi último post por estos lares, han pasado un montón de cosas bonitas en mi vida y tenía que acercarme a contarlas. Justo el día anterior a mi posteo, el 15 de septiembre, mi socio había conseguido trabajo tras estar más de un año en paro pero aún estábamos sin acabar de creernos la buena nueva de ahí que me costó contarlo y hacerlo público, por miedo a que fuera todo un sueño, demasiado dulce, y me despertase de golpe. El 31 de octubre también se produjo otro acontecimiento maravilloso en mi familia, mi hermana se casó, y fue la boda más bonita a la que he asistido jamás. Y ya no sólo porque fuera la boda de mi hermana, mi niña bonita, sino porque realmente estuvo organizada al detalle y cada momento, cada nota musical, cada gesto y cada palabra emitió pura magia. En todo este tiempo marcado por las buenas nuevas también he de reconocer que mi vida ha cambiado y es que el tener al socio en casa era un ventaja porque tenía ayuda c

He vuelto a leer!

Hacía tres siglos exactamente que no escribía un post con esta etiqueta, libros, bueno en realidad hacía tres siglos que no escribía ningún post de nada y ya iba siendo hora de que me acercase por aquí. Ha pasado el verano y a puntito está de llegar el otoño a nuestras vidas. Mis meses de estío han sido maravillosos y los he disfrutado mucho. He visto series, he estado con mi familia, he viajado un poco, he disfrutado de los amigos, de mi tierra, en definitiva, ha estado bien. Pero lo que más orgullo me produce es que he vuelto a leer otra vez. Y no me refiero a leer cuentos infantiles que eso llevo mucho tiempo haciéndolo. Más bien me refiero a que he vuelto a leer novelas. Me encanta leer. He sido durante muchas épocas de mi vida una verdadera devoradora de libros. Pero la maternidad, y sobre todo la bimaternidad no perdona y en el poco tiempo libre que queda prioricé siempre otras cosas. Me daba pena porque siempre he dicho que lo mejor para que los hijos se enganchen o apasione

Mother's mercy... GRRRRRRRRRR!!!!

Llevo unos días de órdago, junio suele ser un mes liado y complicado pero este año está siendo bastante durillo. Así que para aliviar estrés me pongo anoche a ver el último capítulo de una de mis series de cabecera "Game of Thrones" con la emoción y la insensatez que me había propinado el visionado de los dos anteriores episodios. Atención SPOILERS y CABREO a partir de aquí. Que conste en acta que de misericordia, como reza el título, poca evoca este episodio para con el espectador y fan de la serie. Mi decepción empieza con una batalla bastante floja entre la cuadrilla irrisoria de Stannis y el ejército bien orquestado de los Bolton. A parte del plano aéreo poco más a comentar. Los actuales huéspedes de Invernalia se comen con patatas a los que aún se mantenían al lado del malévolo y único superviviente de la dinastía Baratheon, en una escena falta de chicha para mi gusto, que se antoja más a una carnicería como la que propinaron los caminantes blancos en Casa Austera qu

Casa austera.

Hoy no vengo a hablar de lo austeros que somos en casa, que también, para que engañarnos, sino de la sorpresa fantástica que nos ha deparado el octavo capítulo de la quinta temporada de Juego de Tronos, "Casa Austera". Llevábamos siete capítulos ya, y para muchos fans esta temporada no estaba cumpliendo expectativas. Pasaban las semanas, los minutos de metraje, y no acababa de suceder nada concreto. La historia se alejaba de los libros, bien, pero no sabíamos tampoco en qué dirección ni con qué finalidad. Y nos pusimos a ver el octavo capítulo sin demasiada expectación, al fin y al cabo, la chicha fuerte en las temporadas anteriores no llegaba hasta la novena dosis. El episodio brinda el primer momentazo cuando vemos por fin a Tyrion y a Dainerys juntos, en una secuencia grande por lo grandes que son ambos personajes. Cuánto habíamos anhelado ese momento, mucho, y no nos decepciona porque realmente el diálogo punzante y brillante de dos de los "reyes" de la seri