La lluvia no cesa de caer afortundamente. Lo hace poco a poco y sin hacer daño, al menos por aquí, limpia el ambiente, reluce al campo y llena los ríos. Es toda una bendición. Yo estoy encantada con estas casi tres semanas de lluvia continuadas. No es que no aprecie el sol, que lo hago, pero la lluvia me revitaliza, el agua es vida y además alivia esta sequía que tantos malos rollos ha estado causando últimamente. No sé por cuántos días más nos acompañará pero por mí que se quede lo que le apetezca, que no me molesta.
Ayer justo comimos en casa de unos amigos que viven al lado de la playa y después fuimos a pasear junto al mar. Unas gotas dispersas nos acompañaron todo el paseo, el agua estaba embravecida y algunos entusiastas del surf se habían lanzado a aprovechar el oleaje. Me gusta cuando el Mediterráneo quiere parecerse al Cantábrico. La tarde era fresca pero agradable y el paseo una delicia. Llegué renovada de vuelta a casa.
Y es que este ambiente fresquito es mano de santo para mi final de embarazo. Calor y gestación no son muy buenos compañeros de viaje así que vale la pena que se retrase y que al menos llegue con fuerza después de que nazca mi pequeño, que ya queda menos. Teóricamente no más de tres semanas. Así que ahora sí que estoy de lleno en la recta final. Muertecita de miedo por el parto, pero con unas ganas terribles de verle la carita a mi niño. Una cosa compensa a la otra. O al menos eso quiero creer. Pero como os digo la lluvia me relaja y me deja ver las cosas con más claridad, bendita lluvia!
Ayer justo comimos en casa de unos amigos que viven al lado de la playa y después fuimos a pasear junto al mar. Unas gotas dispersas nos acompañaron todo el paseo, el agua estaba embravecida y algunos entusiastas del surf se habían lanzado a aprovechar el oleaje. Me gusta cuando el Mediterráneo quiere parecerse al Cantábrico. La tarde era fresca pero agradable y el paseo una delicia. Llegué renovada de vuelta a casa.
Y es que este ambiente fresquito es mano de santo para mi final de embarazo. Calor y gestación no son muy buenos compañeros de viaje así que vale la pena que se retrase y que al menos llegue con fuerza después de que nazca mi pequeño, que ya queda menos. Teóricamente no más de tres semanas. Así que ahora sí que estoy de lleno en la recta final. Muertecita de miedo por el parto, pero con unas ganas terribles de verle la carita a mi niño. Una cosa compensa a la otra. O al menos eso quiero creer. Pero como os digo la lluvia me relaja y me deja ver las cosas con más claridad, bendita lluvia!
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http://www.youtube.com/watch?v=TS9_ipu9GKw