Como ya dejé latente el viernes pasado en mi blog finalicé la semana con mal pie. Las obligaciones académicas de mi chico me auguraban además un fin de semana casero de lo más relajante, dado que ya había tenido una Semana Santa repletita de vida social y muy animada tampoco me parecía tan mal plan pasar el sábado y el domingo disfrutando de los sencillos placeres hogareños, y es que como buena cáncer que soy me encanta estar en casa y la verdad, cayendo chuzos de punta, aún más, lo más probable es que con tan sabia decisión me ahorrara algún desagradable resfriado.
Así que me alquilé un par de pelis de DVD que tenía pendientes (LA DALIA NEGRA y THE QUEEN, la primera totalmente prescindible, la segunda muy recomendable), me agencié un par de paquetes de galletas Flora Fibra (mi último vicio descubierto, culpable de ciertas agilidades recién adquiridas y que tampoco conviene nombrar), me olvidé de la ADSL y de mi portátil (mi socio los necesitaba con mayor prioridad que yo) y me aseguré de que mis canales de series favoritos (FOX y AXN) funcionaran a la perfección para poder engullir con avidez cuantas más series mejor. Con esto y una buena tajada de tareas domésticas pendientes de hacer arrastradas de la semana laboral de locos que llevé los días anteriores pasó mi fin de semana volando.
De hecho transcurrió tan rápido que aún hoy lunes tenía sensación de viernes. Era como si no hubiera saboreado suficientemente mis dos días de asueto. Pero descansé, reposé y lo mejor de todo, me animé, de hecho dejé de depender del ibuprofeno el mismo sábado por la mañana. Y después todo empezó a cambiar de color. Digamos que hubo una especie de confabulación mágica dentro y fuera de mí para que la recuperación de mi sonrisa fuera rápidamente una realidad. Supongo que la lluvia de estos días limpió y arrastró mucho más de lo que mis sentidos eran capaces de percibir, sí, a lo mejor ese agua era tan necesaria para la naturaleza como para mí misma, y cuando ayer volvió a salir el sol empecé a ver las cosas más nítidas, más claras, más limpias, como el maravilloso paisaje verde que hoy contemplaba camino al trabajo bañado al fin por la luz solar.
Y es que lo mejor desde luego de tener días grises es que cuando vienen los días de color, se aprecian muchísimo más, ¿no créeis?
En fin así pongo un nuevo punto y seguido a la redacción de mi vida, el resto queda pendiente de escribir.
Así que me alquilé un par de pelis de DVD que tenía pendientes (LA DALIA NEGRA y THE QUEEN, la primera totalmente prescindible, la segunda muy recomendable), me agencié un par de paquetes de galletas Flora Fibra (mi último vicio descubierto, culpable de ciertas agilidades recién adquiridas y que tampoco conviene nombrar), me olvidé de la ADSL y de mi portátil (mi socio los necesitaba con mayor prioridad que yo) y me aseguré de que mis canales de series favoritos (FOX y AXN) funcionaran a la perfección para poder engullir con avidez cuantas más series mejor. Con esto y una buena tajada de tareas domésticas pendientes de hacer arrastradas de la semana laboral de locos que llevé los días anteriores pasó mi fin de semana volando.
De hecho transcurrió tan rápido que aún hoy lunes tenía sensación de viernes. Era como si no hubiera saboreado suficientemente mis dos días de asueto. Pero descansé, reposé y lo mejor de todo, me animé, de hecho dejé de depender del ibuprofeno el mismo sábado por la mañana. Y después todo empezó a cambiar de color. Digamos que hubo una especie de confabulación mágica dentro y fuera de mí para que la recuperación de mi sonrisa fuera rápidamente una realidad. Supongo que la lluvia de estos días limpió y arrastró mucho más de lo que mis sentidos eran capaces de percibir, sí, a lo mejor ese agua era tan necesaria para la naturaleza como para mí misma, y cuando ayer volvió a salir el sol empecé a ver las cosas más nítidas, más claras, más limpias, como el maravilloso paisaje verde que hoy contemplaba camino al trabajo bañado al fin por la luz solar.
Y es que lo mejor desde luego de tener días grises es que cuando vienen los días de color, se aprecian muchísimo más, ¿no créeis?
En fin así pongo un nuevo punto y seguido a la redacción de mi vida, el resto queda pendiente de escribir.
Comentarios
Salud!
pd: la dalia negra... por diox!! sacrilegio!! reza cinco veces a John Ford y vuelve a ver la filmografía completa de Allen en menos de una semana.
jua!
Por cierto ya he cumplido parte de tu penitencia, he rezado al gran John Ford cinco veces, ¿crees que lograré redimirme cinéfilamente? ¿puede ser atenuante el hecho de que me pareció un rollete esa película del Harnett? ¿estoy definitivamente perdida xddd?
Agurrr
pd: todavía eres reciclable; nos vemos mañana en el intermedio.
besitos
Animo guapa!!!