"Nadie se puede reemplazar porque todos están hechos de detalles hermosos y específicos."
Frases como ésta pueblan el brillante diálogo entre Jesse y Celine durante el transcurso de una tarde juntos en París, antes de que anochezca, antes de que él regrese a Nueva York junto a su mujer y a su hijo, tras pasar varios días por Europa promocionando su último libro. Un relato que cuenta una historia especial, su historia, la que él vivió una noche de 1994 en Viena, una única pero irrepetible velada en la capital austríaca junto a aquella deliciosa chica que ahora lo acompaña y que nunca ha podido olvidar, y que culminó con la promesa de otra cita, cita que el cruel destino no permitió que sucediera.
Nueve años han transcurrido desde que se conocieron en aquel tren, nueve largos años desde que se tatuaron el uno al otro mutuamente en sus respectivos corazones, dejándose una huella imborrable que jamás ha podido ser reemplazada. Ni el tiempo ni otros amores lo han logrado. Él vive atrapado en un matrimonio infeliz y escribe la novela con la esperanza vaga de que sirva para poder localizar a Celine algún al día. Ella no acaba de encajar con nadie y busca en su trabajo en una organización de defensa del medio ambiente la pasión que no halla en sus relaciones personales. Las calles parisinas son ahora el testigo de la conversación entre la pareja que es el eje central y la trama única del film. Un film que se desarrolla casi en tiempo real y cuyo rodaje no llevó más de 15 días. Las palabras, las miradas, los sentimientos fluyen con naturalidad, con expectación, con limitación, la que impone el tiempo que les resta hasta que él deba partir hacia el aeropuerto. Primero se ponen al día con respecto a sus rutinas, su trabajo, sus proyectos, pero es inevitable que se revivan las sensaciones de la noche que les marcó la vida para siempre, y surgen todas, poco a poco, a veces dulcemente, a veces con desgarro, todo cambió en Viena y ahora ambos son conscientes de que fue así para los dos. La música de Nina Simone baña el final de la película, un gran final, uno que nos enseña que nada es imposible, que a veces no podemos escapar de nuestros sentimientos aunque intentemos imponer la razón a nuestro corazón, un final que supone el colofón a una película romántica maravillosa que desde luego quedará archivada en la sección de "favoritos" de mi memoria por largo tiempo, quizás siempre. Ahora sólo me queda ver el inicio de todo esto, BEFORE SUNRISE, película que tengo en la lista de pendientes desde que Pi hablara de ella en su blog, en cuanto realice pues esa escapada a la Viena de Jesse y Celine no dudéis de que os pondré desde aquí al corriente.
Frases como ésta pueblan el brillante diálogo entre Jesse y Celine durante el transcurso de una tarde juntos en París, antes de que anochezca, antes de que él regrese a Nueva York junto a su mujer y a su hijo, tras pasar varios días por Europa promocionando su último libro. Un relato que cuenta una historia especial, su historia, la que él vivió una noche de 1994 en Viena, una única pero irrepetible velada en la capital austríaca junto a aquella deliciosa chica que ahora lo acompaña y que nunca ha podido olvidar, y que culminó con la promesa de otra cita, cita que el cruel destino no permitió que sucediera.
Nueve años han transcurrido desde que se conocieron en aquel tren, nueve largos años desde que se tatuaron el uno al otro mutuamente en sus respectivos corazones, dejándose una huella imborrable que jamás ha podido ser reemplazada. Ni el tiempo ni otros amores lo han logrado. Él vive atrapado en un matrimonio infeliz y escribe la novela con la esperanza vaga de que sirva para poder localizar a Celine algún al día. Ella no acaba de encajar con nadie y busca en su trabajo en una organización de defensa del medio ambiente la pasión que no halla en sus relaciones personales. Las calles parisinas son ahora el testigo de la conversación entre la pareja que es el eje central y la trama única del film. Un film que se desarrolla casi en tiempo real y cuyo rodaje no llevó más de 15 días. Las palabras, las miradas, los sentimientos fluyen con naturalidad, con expectación, con limitación, la que impone el tiempo que les resta hasta que él deba partir hacia el aeropuerto. Primero se ponen al día con respecto a sus rutinas, su trabajo, sus proyectos, pero es inevitable que se revivan las sensaciones de la noche que les marcó la vida para siempre, y surgen todas, poco a poco, a veces dulcemente, a veces con desgarro, todo cambió en Viena y ahora ambos son conscientes de que fue así para los dos. La música de Nina Simone baña el final de la película, un gran final, uno que nos enseña que nada es imposible, que a veces no podemos escapar de nuestros sentimientos aunque intentemos imponer la razón a nuestro corazón, un final que supone el colofón a una película romántica maravillosa que desde luego quedará archivada en la sección de "favoritos" de mi memoria por largo tiempo, quizás siempre. Ahora sólo me queda ver el inicio de todo esto, BEFORE SUNRISE, película que tengo en la lista de pendientes desde que Pi hablara de ella en su blog, en cuanto realice pues esa escapada a la Viena de Jesse y Celine no dudéis de que os pondré desde aquí al corriente.
Comentarios
Hala,ya esta.
Si, prácticamente con eso suele bastar; porque una peli sin f/x tiene una historia, tiene diálogos, tiene algo que no es ocultado o suplantado por lo artificioso.
Yo es que a esa pareja la veo descompensada: ella me parece que tiene mucha más fuerza, es más mujer, quizás porque yo la veo como una representación de Europa, mientras que él parece una metáfora de los EEUU.
¿puede ser?
La volveré a ver.
Salud!
En esta historia encuentro encanto, descubro que todos merecemos vivir sensaciones así, aunque sea una vez...
besitos
Y por si alguien todavía tenía dudas en verla: ¿Se perderían a ver a Julie Delpy cantando "Je t'aime tant"? :))
Juan: Veo que coincidimos mucho en temas cinéfilos, y en otros temas también para que engañarnos, de ahí que te siga bastante en las recomendaciones que haces desde tu blog. Desde luego las peliculas que se sustentan con un buen diálogo, con una buena historia, sin efectismos, son las que suelen llegarme más adentro y por consiguiente las que más me gustan. En cuanto a lo que dices sobre la métaforas que pueden suponer Jesse y Celine de sus respectivos países no lo veo descabellado, porque ella es auténticamente europea y él tiene mucho toque yanki, supongo que sí se intentó realzar estos aspectos al construir ambos personajes pero no deparé en ello hasta que lo comentaste, la verdad.
Allen: Bienvenido a mi blog me alegra de que un post sobre una de tus películas favoritas haya sido una buena excusa para dejar aquí tu comentario y tu firma. Estoy contigo en que todos deberíamos tener la oportunidad de vivir sensaciones así una vez en la vida.
Hoichi: Hombre otro adepto al film, ya veo que la historia nos tiene enganchados a muchos, me alegro, porque como tú dices la peli es una delicia.
Pi: Ayssss qué te voy a decir que no sepas ya de mí, si es que me tienes más que calada, lo tuyo es decir esta peli te gustará Aru y a Aru le gusta la peli.... jeje!!! Gracias por tus recomendaciones, por tus consejos, gracias por todo guapa!
No sabía que hubiese una segunda. Los suños son lo último que se pierde a la despedida de un areopuerto
es igual, unas joyas las dos pero en ese orden, yo las he visto unas cuantas veces...al ser casi a tiempo real no te cansas de verlas
lo mejor seguiditas una detrás de otra...
cuantas verdades se dicen que has pensado y no dijiste? yo un montón
todos tenemos alguna historia que contar de encuentros y desencuentros...
Magaca: Porque coincidió que pillé en la tele la segunda en vez de la primera, pero ya estoy deseando ver la primera tan pronto me sea posible, no lo dudes!
La escena de Julie Delpy imitando a Nina Simone es la leche. Bestial, lo mejor de la peli diría yo. Un gran final.