Viniendo hoy hacia el trabajo me he fijado que ya estamos en plena temporada de bodas, bautizos y comuniones, bueno la de comuniones ya ha pasado, pero las bodas están en pleno auge. Lo he notado porque en la ciudad en la que vivo, en mi pueblo natal también e imagino que en gran parte de la geografía española, existe la surrealista costumbre de que los "amigos" de los novios cuelguen carteles por doquier dejando en ridículo a los futuros contrayentes con bromitas de lo más curiosas en los días anteriores al enlace (menos mal que cuando me casé el que me dedicaron a mí fue expuesto sólo en mi pueblo natal y el personal de mi empresa no me pudo ver en tal desaguisado, que sino creo que no podría volver a mirarles a la cara y menos pedirles un informe, de hecho pensé en tomar medidas legales contra mis "adorables" amigos, pero eso es otro cantar). Actualmente con esto del Photoshop estos documentos gráficos son a veces verdaderas obras de arte, hoy mismo me he fijado en uno que emulaba el que en su día se hizo para una de las pelis de Austin Power y la verdad sea dicha daba el pego. He llegado a pensar que los de Cultura del Ayuntamiento se habían chutado Cola Cao en vena y la habían programado para la filmoteca, que todo puede llegar a verse...
A mí el asunto de las bodas (asunto que el blog del "Fantástico Amante de Plástico" ha ilustrado tan acertadamente en el último post con una crónica que no deberiáis perderos) me da por el saco básicamente. No me van para nada. Yo me casé por amor, bueno todo el mundo se casa por este motivo (se presupone antes de demostrarse lo contrario) sí, pero yo lo hice realmente por amor a mi chico, que siempre fue muy tradicional, incluso más que traer ensaimadas de Mallorca o más incluso si cabe que el peinado de Zaplana, y quería el típico evento lúdico festivo de iglesia, restaurante y hacer el papelón. Yo sin embargo hubiera preferido una ceremonia más íntima en una exótica playa o en algún convento perdido en las montañas, como acaba de hacer ahora una de mis amigas de la infancia, pero bueno mi estimado marido quería "bodorrio" y lo hubo, siempre con condiciones prestablecidas que no detallaré. Ahora bien aquel día me salvó que tan buen punto llegué al restaurante un simpático camarero nos recibió con una copa de cava fresquito y a partir de ahí a beber para olvidar todo el paripé, que yo a mi chico lo quiero con locura y quiero estar con él, sí, pero lo de pasearme con la sonrisa profiden puesta en la boca todo el santo día ante los invitados, pues como que no, así de natural, oye que no me sale.
Sólo os diré que alguno que otro debió seguirme la corriente porque se batió el record en agotamiento de barra libre. La verdad es que al final nos marcamos una fiesta DPM y eso sí que valió la pena.
Lo de detestar todo lo nupcial es algo innato en mí, a mí es ver una invitación de boda y me sale un sarpullido por todo el cuerpo que no se me quita hasta varias semanas después. Este año tengo tres, seguiditas y en el mismo mes, y aunque sólo me han notificado las buenas nuevas por vía oral, no vía escrita aún, ya me empieza a picar todo. Me gusta reunirme con gente que no veo en mucho tiempo y eso suele pasar en las bodas, pero con los protocolos que las rodean, "no puedorrr", "no puedorrr"!!
No entiendo tampoco los desacatos que hace la gente de hoy en día, mis abuelos se casaron de madrugada en una ceremonia de lo más sencilla y duraron 52 años "together" y porque mi pobre yayo murió que si no aún estarían como un par de tórtolos, en cambio ahora se monta un fiestón digno de un marajá persa y luego en tres telediarios divorcio al canto, es que no hay mesura ni medida. Yo tengo la teoría de que hay una relación inversamente proporcional entre el fasto efectuado y el tiempo que tarda en llegar la crisis, y no me digáis que no.
Además no soporto a la gente que le entusiasman las bodas. Los hay, mejor dicho, las hay, porque no he observado este comportamiento en el sector masculino, que les dices que te casas y casi tienen un orgasmo del gusto, y luego se pasan el tiempo que transcurre hasta el día señalado recordándote lo maravilloso que es todo y preguntándote detalle por detalle si ya lo tienes listo, qué pesadilla en Elm Street por favor!! Yo cuando me tenía que casar contestaba a todo que no en plan seco. Y entonces era cuando generaba esa reacción maravillosa que me hacía reir tanto y que fue lo mejor de los preparativos de la boda en la que me decían completamente indignadas y angustiadas: "¿A estas alturas aún no lo tienes?" Jejeje!!! Era genial.
Ahora mismo tengo una compañera jovencita en el trabajo cuyo hermano está a punto de pasar por la vicaria y la tía no para de hablar de la dichosa boda, me tiene aburrida, a todas horas comemos boda, que si esto, que si lo otro, no quiero llegar a pensar cómo sobrellevaré el tema cuando vaya a casarse ella, igual me inmolo o me practico el "harakiri", ya os contaré.
Y para terminar os dejo con el tratamiento que yo misma me he prescrito para mi desagradable alergia, ahí va pues un poquito de terapia de shock, buen fin de semana a todos!!
A mí el asunto de las bodas (asunto que el blog del "Fantástico Amante de Plástico" ha ilustrado tan acertadamente en el último post con una crónica que no deberiáis perderos) me da por el saco básicamente. No me van para nada. Yo me casé por amor, bueno todo el mundo se casa por este motivo (se presupone antes de demostrarse lo contrario) sí, pero yo lo hice realmente por amor a mi chico, que siempre fue muy tradicional, incluso más que traer ensaimadas de Mallorca o más incluso si cabe que el peinado de Zaplana, y quería el típico evento lúdico festivo de iglesia, restaurante y hacer el papelón. Yo sin embargo hubiera preferido una ceremonia más íntima en una exótica playa o en algún convento perdido en las montañas, como acaba de hacer ahora una de mis amigas de la infancia, pero bueno mi estimado marido quería "bodorrio" y lo hubo, siempre con condiciones prestablecidas que no detallaré. Ahora bien aquel día me salvó que tan buen punto llegué al restaurante un simpático camarero nos recibió con una copa de cava fresquito y a partir de ahí a beber para olvidar todo el paripé, que yo a mi chico lo quiero con locura y quiero estar con él, sí, pero lo de pasearme con la sonrisa profiden puesta en la boca todo el santo día ante los invitados, pues como que no, así de natural, oye que no me sale.
Sólo os diré que alguno que otro debió seguirme la corriente porque se batió el record en agotamiento de barra libre. La verdad es que al final nos marcamos una fiesta DPM y eso sí que valió la pena.
Lo de detestar todo lo nupcial es algo innato en mí, a mí es ver una invitación de boda y me sale un sarpullido por todo el cuerpo que no se me quita hasta varias semanas después. Este año tengo tres, seguiditas y en el mismo mes, y aunque sólo me han notificado las buenas nuevas por vía oral, no vía escrita aún, ya me empieza a picar todo. Me gusta reunirme con gente que no veo en mucho tiempo y eso suele pasar en las bodas, pero con los protocolos que las rodean, "no puedorrr", "no puedorrr"!!
No entiendo tampoco los desacatos que hace la gente de hoy en día, mis abuelos se casaron de madrugada en una ceremonia de lo más sencilla y duraron 52 años "together" y porque mi pobre yayo murió que si no aún estarían como un par de tórtolos, en cambio ahora se monta un fiestón digno de un marajá persa y luego en tres telediarios divorcio al canto, es que no hay mesura ni medida. Yo tengo la teoría de que hay una relación inversamente proporcional entre el fasto efectuado y el tiempo que tarda en llegar la crisis, y no me digáis que no.
Además no soporto a la gente que le entusiasman las bodas. Los hay, mejor dicho, las hay, porque no he observado este comportamiento en el sector masculino, que les dices que te casas y casi tienen un orgasmo del gusto, y luego se pasan el tiempo que transcurre hasta el día señalado recordándote lo maravilloso que es todo y preguntándote detalle por detalle si ya lo tienes listo, qué pesadilla en Elm Street por favor!! Yo cuando me tenía que casar contestaba a todo que no en plan seco. Y entonces era cuando generaba esa reacción maravillosa que me hacía reir tanto y que fue lo mejor de los preparativos de la boda en la que me decían completamente indignadas y angustiadas: "¿A estas alturas aún no lo tienes?" Jejeje!!! Era genial.
Ahora mismo tengo una compañera jovencita en el trabajo cuyo hermano está a punto de pasar por la vicaria y la tía no para de hablar de la dichosa boda, me tiene aburrida, a todas horas comemos boda, que si esto, que si lo otro, no quiero llegar a pensar cómo sobrellevaré el tema cuando vaya a casarse ella, igual me inmolo o me practico el "harakiri", ya os contaré.
Y para terminar os dejo con el tratamiento que yo misma me he prescrito para mi desagradable alergia, ahí va pues un poquito de terapia de shock, buen fin de semana a todos!!
Comentarios
besotes
pfff
A mí las bodas siempre me tocan los cojones. Pero siempre me lo termino pasando de puta madre.
También es verdad que las bodas se ven y se viven de muy distinta manera antes de la tuya que después.
Y los bautizos y comuniones ya ni te cuento, cojo la escopeta y ahuyento de mi propiedad a todo aquel padre orgulloso que venga con una invitación debajo del brazo.
Esas mujeres obsesionadas con la boda propia y con las ajenas, que las hay y conozco unas cuantas, deben ser las mujeres más aburridas del mundo.
Pero hace tiempo que no voy a ninguna boda - y cabreos de amigos me ha costado; incluso ya no sé si son amigos.
Negocio, despilfarro, hipocresía, sin contar con la Iglesia... en fin, que me alegra de que pienses así de las bodas, y que hicieras lo que hiciste por tu chico. Eso es amor.
Salud!
Juan: Qué bonita la boda de tus padres, la imagino romántica y sencilla como debe ser todo en la vida, o al menos como lo veo yo bajo mi punto de vista. Estoy más que segura que cuando tú tengas que tomar una decisión así sera coherente con tus pensamientos y siempre por amor. Yo siempre digo que sólo el ver la carita de mi chico mirándome desde el altar cuando avanzaba por el pasillo junto a mi padre me di cuenta de cuan feliz le hacía todo aquello, y ahí es cuando dije para mis adentros, eps, valió la pena. Luego la fiesta que nos marcamos con los amigos que verdaderamente apreciamos(porque una de mis condiciones fue no invitar a nadie de compromiso) hizo que el día al final resultara mucho mejor de lo que yo jamás imaginé.
Saludos amigo!!!