Gracias por todo de nuevo, ayer tuviste que sufrirme otra vez, por mis miedos, mis inseguridades, mis obsesiones, tú y tus ojos vidriosos conteniéndote, tú y tu energía reparadora, tú y esos brazos fuertes que intentaban abrazarme, tú y esa manera que tienes de darle la vuelta a todo, de hacerme ver el lado bueno, tú, siempre tú. Yo siento que te estoy fallando, y no puedo evitarlo. Mis lágrimas surgen sin césar y tú las sigues mirando con la misma ternura de siempre. Quiero parar esto, quiero dejar de sentirme así, pero desde mi interior algo lo está impidiendo. Tú no dudas nunca, no para lo realmente importante, dudas en elegir la camiseta que te queda mejor cada mañana ante el armario, dudas en tomar agua con gas o café con hielo tras el almuerzo, dudas en poner atún o queso en la ensalada de la cena, pero no dudas en lo esencial, nunca. Y yo simplemente sigo siendo débil, sigo dando tumbos como una bolsa de plástico a merced del viento, a pesar de que el resto de la humanidad siga ...
El mundo visto con humor, amor y mucha tolerancia.