Nunca he sido de derrochar, vamos podemos decir que siempre he sido más bien como se dice por aquí, "del puño prieto", pero yo prefiero autodenominarme prudente. Mi marido también lo es. En la época de las vacas gordas sí que viajamos un poco, a mí me chifla viajar, si me toca la primitiva no haré otra cosa, siempre digo lo mismo, pero por lo demás fuimos sensatos. Nada de cochazos, ni de adosados con hipotecones, vamos que nunca entendimos porque la gente quería vivir fardando y por encima de sus posibles, pero vamos aún así dimos el paso. Vendimos nuestro piso por un precio muy superior al que lo compramos, pillamos de lleno la famosa burbuja inmobiliaria, la verdad es que lo compramos en su momento muy barato, y al cambiar a la ciudad de al lado, donde los pisos y la vida estaba mejor de precio, compramos el nuevo a un precio asequible y quedándonos con una hipoteca más o menos igual a la que teníamos antes. Así que diríamos que no arriesgamos, para nada.
Empezó la crisis cuando nació nuestro peque. Las cosas pintaban mal pero no tan mal como se han puesto ahora. Al principio era la bolsa la que caía, con el tiempo las cosas se han puesto feas pero feas y no dejan títere con cabeza. A mi alrededor no veo otra cosa, es imposible que en algún momento u otro del día alguien no comente algo relacionado con la crisis. Con la llegada de un hijo te cambian por completo las prioridades así que la prudencia aumentó. Nos marcamos un plan de ahorro más exahustivo que el que habíamos tenido establecido hasta entonces. Casi cuatro años después los dos conservamos nuestros empleos lo que prácticamente es un milagro. En el caso de mi marido más, no sabemos cuánto durará esta situación pero preveo que no mucho. Y visto lo visto si lo pierde será difícil muy difícil encontrar otro. En mi trabajo las cosa no pintan tan mal pero nunca se sabe con la que está cayendo. Así que desde hace mucho tiempo tengo instaurado el chip de la precaución a nivel alerta. Solo compro la ropa que necesitamos, antes caía algún capricho, ahora no me los permito, comidas fuera las justas, escapadas al pueblo y para de contar, en fin tan "asustada" ando que hasta este verano me planteo seriamente si ir de vacaciones como todos lo años o ahorrar esos euros, y mira que como he contado mil veces en este blog la semana de vacaciones que tenemos los tres juntos es la mejor semana de todo el año porque estar 24 horas solos nos carga las pilas de un modo increíble y además disfrutamos viajando a lugares nuevos pero la verdad es que tengo que reconocer que tal y como está todo no me veo con ánimos de planear nada. Menos mal que tenemos el privilegio de vivir en una zona maravillosa, con la playa al lado, el pueblo cerca, la montaña a un tiro de piedra, en fin que sin movernos de casa tenemos mucho que disfrutar para desconectar.
Sé que no tengo derecho a quejarme, que hay gente que lo pasa mal de verdad, sé que debo dar gracias por estar los tres bien, por tener salud, por querernos tanto y todo lo demás no importa. Así que cada día cuando me despierto pienso que debo aprender de este momento a vivir disfrutando de lo realmente importante, y si esta crisis ha traído algo bueno es eso, nos ha hecho bajar de la nube consumista en la que estábamos subidos todos y volver a valorar las cosas esenciales e importantes de la vida. En los malos tiempos hay que saber ver el lado positivo de la crisis.
Empezó la crisis cuando nació nuestro peque. Las cosas pintaban mal pero no tan mal como se han puesto ahora. Al principio era la bolsa la que caía, con el tiempo las cosas se han puesto feas pero feas y no dejan títere con cabeza. A mi alrededor no veo otra cosa, es imposible que en algún momento u otro del día alguien no comente algo relacionado con la crisis. Con la llegada de un hijo te cambian por completo las prioridades así que la prudencia aumentó. Nos marcamos un plan de ahorro más exahustivo que el que habíamos tenido establecido hasta entonces. Casi cuatro años después los dos conservamos nuestros empleos lo que prácticamente es un milagro. En el caso de mi marido más, no sabemos cuánto durará esta situación pero preveo que no mucho. Y visto lo visto si lo pierde será difícil muy difícil encontrar otro. En mi trabajo las cosa no pintan tan mal pero nunca se sabe con la que está cayendo. Así que desde hace mucho tiempo tengo instaurado el chip de la precaución a nivel alerta. Solo compro la ropa que necesitamos, antes caía algún capricho, ahora no me los permito, comidas fuera las justas, escapadas al pueblo y para de contar, en fin tan "asustada" ando que hasta este verano me planteo seriamente si ir de vacaciones como todos lo años o ahorrar esos euros, y mira que como he contado mil veces en este blog la semana de vacaciones que tenemos los tres juntos es la mejor semana de todo el año porque estar 24 horas solos nos carga las pilas de un modo increíble y además disfrutamos viajando a lugares nuevos pero la verdad es que tengo que reconocer que tal y como está todo no me veo con ánimos de planear nada. Menos mal que tenemos el privilegio de vivir en una zona maravillosa, con la playa al lado, el pueblo cerca, la montaña a un tiro de piedra, en fin que sin movernos de casa tenemos mucho que disfrutar para desconectar.
Sé que no tengo derecho a quejarme, que hay gente que lo pasa mal de verdad, sé que debo dar gracias por estar los tres bien, por tener salud, por querernos tanto y todo lo demás no importa. Así que cada día cuando me despierto pienso que debo aprender de este momento a vivir disfrutando de lo realmente importante, y si esta crisis ha traído algo bueno es eso, nos ha hecho bajar de la nube consumista en la que estábamos subidos todos y volver a valorar las cosas esenciales e importantes de la vida. En los malos tiempos hay que saber ver el lado positivo de la crisis.
Comentarios
Oye muchas gracias por tu comentario de mi post de ayer, y si os animais a ir algún dia a Barcelona mandame un correo y nos vemos seguro! Por supuesto cuando vengais a Sevilla tendreis unos guías estupendos, es decir, nosotros! jajajaj Un besazo fuerte guapa
Por cierto me ha encantado hoy este post: http://www.pequeocio.com/ninos-crisis/
que también habla de la crisis en positivo.
Fíjate que es ahora cuando estoy cobrando el paro cuando empiezo a agobiarme porque sé que nada es eterno y los ahorros desaparecen. Pero está claro que en general se puede vivir feliz con mucho menos de lo que antes lo hacíamos.
Un besote
Nosotros afortunadamente no andamos mal de dinero (toco madera), pero es que tampoco lo derrochamos, y gastamos con muuuucha moderación. Del mismo modo, yo procuro educar a mis hijas en un gasto racional: no sólo de dinero, sino energético y de recursos (agua, residuos etc.)
Creo es sano empezar a fijarnos un poquito más en lo que tenemos y menos en lo que no tenemos.
Eso sí, el cariz que están tomando las cosas, con la crisis, la reforma laboral etc. no me gusta nada, nada....