"Llovía fuera, era temprano y yo aún estaba entre las sabanas. Qué sensación tan agradable es la de saber que no hace falta madrugar y que simplemente estás ahí y podrás permanecer acostada hasta que tu cuerpo te lo pida. Entonces, empezó a sonar una melodía en mi cabeza, era repetitiva pero simpática, y yo no lograba recordar de qué canción se trataba. Di media vuelta en la cama y la melodía continuaba sonando. Me levanté y entonces mi pies quisieron acompañar el ritmo, pero no lo hicieron… no soy de las que baila por las mañanas, me dije a mí misma. Me dirigí a la cocina, y mientras calentaba la leche en el microondas, me vino a la memoria esta tan mala que tengo el título de la canción. Se trataba de “I love to boogie” de los T-Rex. Estaba claro, cómo podía haber olvidado ese nombre, con la de veces que he tarareado y he disfrutado con esas notas musicales al mismo tiempo que lo hacía en pantalla ese niño angelical que tanto me fascina. Y entonces comprendí, en aquel preciso instante de aquella mañana de primavera, que necesitaba volver a ver de nuevo “Billy Elliot”.
(...)
Os diré que la veo cuando estoy decaída, sí, es una película que me ha levantado el ánimo en días difíciles, y siempre la asocio a la energía vital que me transmite. Me gusta ponerme en la piel de ese niño que se cría en un barrio obrero, en una familia de férreos principios, y en un entorno poco propicio para el cultivo de las artes y que se empeña en dedicarse al baile por encima de todo y de todas las cosas. Porque cuando baila se olvida de todo, se olvida de que su madre murió cuando él todavía era todavía demasiado pequeño, se olvida de su abuela enferma de Alzheimer, se olvida de las broncas de su padre y de su hermano por los problemas en la mina, se olvida de todo lo que oscurece su vida, y brilla, brilla mientras baila, se mueve y sobrevuela sobre todo lo negativo, y en ese punto él se transforma en él mismo, y es feliz.
(...)
Sin duda alguna este film de Stephen Daldry es mi debilidad, una de tantas claro, y Jaime Bell desde luego siempre será para mí ese niño patoso que un día se convierte en un bello cisne elegante y estiloso a los ojos de su orgulloso padre, de su sorprendido hermano y también de su antiguo amigo de la infancia gay.
Un bonito respiro para cuando sientes que en tu pecho algo aprieta fuerte…."
ESCRITO POR ARUAL EL 31/05/2006 PARA EL FORO DE CINÉFILOS DE TERRA
Hoy algo oprimía fuerte mi pecho, hoy necesité bailar al ritmo de "I love to boogie", formatearme, saltar con "London calling", olvidar, tararear "Cosmic dancer", borrar momentos, mirar al futuro con "Children of the revolution", cerrar los ojos para abrirlos después. Hoy necesité la ayuda de Billy de nuevo. Hoy con todo he vuelto a encontrarme de frente con otro motivo por el que amo el cine, aquí os lo dejo:
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Os diré que la veo cuando estoy decaída, sí, es una película que me ha levantado el ánimo en días difíciles, y siempre la asocio a la energía vital que me transmite. Me gusta ponerme en la piel de ese niño que se cría en un barrio obrero, en una familia de férreos principios, y en un entorno poco propicio para el cultivo de las artes y que se empeña en dedicarse al baile por encima de todo y de todas las cosas. Porque cuando baila se olvida de todo, se olvida de que su madre murió cuando él todavía era todavía demasiado pequeño, se olvida de su abuela enferma de Alzheimer, se olvida de las broncas de su padre y de su hermano por los problemas en la mina, se olvida de todo lo que oscurece su vida, y brilla, brilla mientras baila, se mueve y sobrevuela sobre todo lo negativo, y en ese punto él se transforma en él mismo, y es feliz.
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Sin duda alguna este film de Stephen Daldry es mi debilidad, una de tantas claro, y Jaime Bell desde luego siempre será para mí ese niño patoso que un día se convierte en un bello cisne elegante y estiloso a los ojos de su orgulloso padre, de su sorprendido hermano y también de su antiguo amigo de la infancia gay.
Un bonito respiro para cuando sientes que en tu pecho algo aprieta fuerte…."
ESCRITO POR ARUAL EL 31/05/2006 PARA EL FORO DE CINÉFILOS DE TERRA
Hoy algo oprimía fuerte mi pecho, hoy necesité bailar al ritmo de "I love to boogie", formatearme, saltar con "London calling", olvidar, tararear "Cosmic dancer", borrar momentos, mirar al futuro con "Children of the revolution", cerrar los ojos para abrirlos después. Hoy necesité la ayuda de Billy de nuevo. Hoy con todo he vuelto a encontrarme de frente con otro motivo por el que amo el cine, aquí os lo dejo:
Comentarios
No te olvides de bang a gong:
http://juancosaco.blogspot.com/2006/11/el-precio-de-la-vivienda.html
I love to boogie too...
Besos, preciosa
¿por qué siempre hemos de necesitar la aprobación de los otros para saber quiénes somos?
Saludos
Salud!!
Qué emotivo. ME ha gustado mucho mucho mucho.
saludotes
Cinephilus: Let's go to boogie... jejeje! Besos!!!
Andrés: Prepara una lista pues, titulada QUIEN AVISA NO ES TRAIDOR, jeje!
Mari: Todos necesitamos aprobación alguna vez en la vida, y muchas veces falla la de aquellos que más estimamos como en el caso de Billy.
David y Sett: Ya estáis tardando!!!
Harry: Preciosa forma, la verdad. Salud para ti también!!
Cristina: Bienvenida y me alegro de que te haya gustado tanto este post.