Ayer descubrimos la biblioteca de la ciudad en la que ahora vivimos. Está relativamente lejos de casa y de momento no nos habíamos acercado aún porque siempre me ha gustado comprarle cuentos a mi hijo, porque yo de toda la vida fui muy de tener mis propios libros, aunque en mis años de lectora compulsiva acudía también al préstamo bibliotecario o de amigos para saciar mi sed lectora, y la verdad es que hasta ahora no se me había ocurrido ir. Así que cuando ayer tarde de Sant Jordi paseando por la ciudad para ver el ambiente nos plantamos en la puerta de la biblioteca, que por ser un día especial para la lectura estaba muy concurrida, tuve una grata sorpresa. Y mi hijo no os quiero contar la cara de alucine al ver tantos cuentos juntos. Las instalaciones son muy buenas y los espacios habilitados para que los más pequeños de la casa se familiaricen con la lectura son fantásticos. Pasamos un rato muy agradable escogiendo cuentos y leyendo. Sin duda repetiremos y a lo mejor incluso nos animamos a empezar a pedir prestado alguno para casa.
Breve post para contaros que se ha interrumpido involuntariamente mi deseado embarazo. Volveré cuando esté un poco mejor... Ahora no tengo palabras.
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