Desde lo más nuevo webs 2.0, blogs, redes sociales, a lo ya clásico libros, televisión, radio, etc. todo lo que nos envuelve es una borrachera de información bestial. Que nos duele el pie ya estamos todos a consultar al oráculo Google para ver si este pie se nos va a caer como efectivamente creemos y reza el primer resultado encontrado o simplemente nos hemos dado un golpe tonto al levantarnos de la mesa con el book de cajones y nos va a salir un inminente morado. En fin que a veces la sobresaturación informativa que vivimos nos hace tambalear nuestro sentido común y nuestro criterio.
Y diréis cómo se habrá levantado hoy Aru que nos viene con estas. No Aru no quiere volver a las cavernas a cazar osos, no, pero si que nota que tanta información a su alrededor hace que sus principios básicos sufran graves riesgos de debacle y claro Aru siempre creyó ser una persona sensata y ahora a veces se ofusca al ver que no lo es tanto como creía o presumía.
Realmente adoro esta nueva era porque disfruto con muchas de sus ventajas. Os contaré varios apuntes sobre mi reciente romance con Twitter que ilustran a la perfección este disfrute. Ayer por ejemplo en poquitos minutos y gracias a @rtve me puse al día con el tema del terremoto de Lorca. Os parecerá una tontería pero para mí que no veo un telediario desde los tiempos de maría castaña, poder echarle un vistazo rápido a los tweets desde mi blackberry mientras sacaba la vajilla del lavaplatos en la cocina y mi pequeño veía Tom&Jerry embobado es un lujo. De otro modo no me habría enterado de absolutamente nada. O saber de camino al trabajo esta mañana mientras andaba gracias a @jordibasté del estreno de la última de mi adorado Woody Allen pues también ha sido otro puntazo. Además hace ya casi cinco añitos que comparto gran parte de mi vida desde mi blog. He descubierto a gente maravillosa gracias a este mundillo. Soy fan de usar internet en muchos aspectos de mi vida, desde mi trabajo hasta mis asuntos personales.
Pero y ahora viene el verdadero kit de la cuestión, a veces tanta información hace que me resulte muy complicado tener un criterio claro sobre las cosas y a veces bailo un baile de locos en el que depende la dirección del viento mi opinión se bandea hacia un lado o hacia otro. Y eso es algo que no me gusta nada. Diréis que estoy muy autocrítica últimamente, es posible, en épocas de bajón me suele suceder. Y lucho con todas mis fuerzas para mantenerme firme pero reconozco que me cuesta hacerlo.
Donde más me esfuerzo en esta lucha es como imaginaréis en el asunto de la crianza de mi hijo. Me siento incapaz de ligarme a ninguna corriente prestablecida y como algunas madres blogeras habéis comentado en alguna ocasión creo que lo que más me conviene es seguir mi propia corriente, la de mi intuición. Nuestras madres tuvieron que criarnos imagino bajo la influencia de las abuelas, las vecinas y las amigas que les atiborraban a consejos más o menos acertados. Pero nosotras además leemos libros de crianza, visitamos webs, consultamos foros, blogeamos y al final cuesta discernir entre lo que reza el sentido común y el criterio propio de lo que nos han dicho o hemos leído. Siempre hay cosas que tengo clarísimas y permanecen así pase lo que pase, por ejemplo mi oposición absoluta a los métodos que proclama Estivill por ejemplo. Pero hay aspectos en los que ya no estoy tan segura. Para el día de la madre mi marido me regaló este libro, el pobre andaba buscando el Bésame Mucho de Carlos Gonzalez y como no lo encontró cambió de idea en el último momento. El título me llamó poderosamente la atención, dicho sea de paso que no tenía ni idea de quien era su autora, M. Luisa Ferrerós. Fuí leyendo sus páginas y al principio me pareció bastante sensato, me gustaba la idea de usar las consecuencias educativas en lugar de aplicar los castigos que siempre son más negativos y no aportan nada en la educación del niño a mi modo de ver. Pero de repente en una página, no recuerdo las palabras exactas pero decían algo como que los niños son unos actores fabulosos que saben manipularnos con sus caritas y gestos y ahí me quedé muerta. No sé, los niños tienen sus ideas como todos, y claro que aprenden rápido los trucos, pero me consta que es por imitación, que no es algo innato como parecía insinuar esta psicóloga. Así que me dieron unas ganas terribles de mandarle un mail y decirle pero señora no será que los niños aprenden estas tretas de lo que les enseñamos los mayores. Esto lo digo porque un texto que a todas luces parecía sensato y afín a mis ideas de repente me sorprendió negativamente.
Ya sé que como seres inteligentes que somos debemos saber discernir entre lo que está bien y lo que está mal. Y eso es lo que más complicado veo al vivir en esta sociedad de atiborramiento de información masivo. Supongo que nuestros hijos al crecer en este entorno serán más hábiles manejando información. Pero soy consciente que en este aspecto los padres vamos a tener que jugar un papel fundamental, por ellos y también por nosotros.
Comentarios
No sé si el libro en cuestión es el POrtate BIen que la tal María Luisa Ferrerós tiene escrito, con prólogo de Estivill... Me lo regalaron hace años luz y cómo yo leo absolutamente de todo, sin prejuzgar pues ahí que me lo zampe. No voy a entrar en si de acuerdo o no.. a mi lo que me pareció fue bastante inútil. Mucha teoría y poca chicha. Lo leí y lo borré de mi mente a continuación Hace tiempo que desarrollé una increible capacidad para olvidar de inmediato cualquier dato no interesante: método de supervivencia en esta sociedad de la que hablas...aunque a veces (bastantes) me cortocircuito y olvido cosas necesarias...
Te he dejado un premio en mi blog pa que te animes!
Besos.
Eowyn desde luego la experiencia es un grado.
Superamatxu desde luego lo que yo intento lograr es guiarme más por el instinto y menos por las influencias que recibo, en algunos aspectos como en la alimentación no me cuesta nada hacerlo pero en otros mis dudas son terribles. Con el tiempo mejoraré imagino aunque espero que no sea tarde!