Esta semana Ana de Creciendo con David propuso escribir en este post sobre los "errores" o actitudes tomadas en nuestro embarazo/maternidad con los que ahora mismo, con el paso del tiempo y la experiencia, no nos sentimos nada a gusto. La propuesta me pareció muy interesante así que intentaré plasmar los más destacables en esta entrada, aunque seguro que si me pongo a pensar a fondo la lista es terriblemente larga.
El primero tiene que ver con el momento de anunciar el embarazo. En mi primer embarazo nada más ver el positivo del test lo anuncié a todo el mundo, llamé corriendo a mi madre, a mi hermana, luego a mi suegra, vamos que hice un bando en toda regla. Error. En menos de dos semanas tuve que anunciar mi aborto. Eso fue lo más duro. Porque estaba hecha polvo y todo el mundo me sacaba el tema a cada punto. Siempre pienso que si nadie lo hubiera sabido lo habría superado mucho más rápido. No sé igual me equivoco pero lo siento así. En mi segundo embarazo, fui más prudente, a mi familia (excepto mi marido claro) no se lo anuncié hasta casi el cuarto mes, y en el trabajo tuve que decirlo antes porque mis vómitos y naúseas eran muy acusados. Y a mi alrededor han habido muchos casos de anuncios precipitados que han acabado "mal" y no sé, no recomiendo a nadie avanzar tanto la noticia.
Otro aspecto con el cual nunca me sentí cómoda pero que sí que practiqué durante un tiempo siguiendo las recomendaciones de las "expertas" madres y abuelas que me rodeaban fue el dejar llorar a mi niño y no cogerle mucho en brazos para no "malcriarle", sobre todo al principio que solía estar más tiempo acompañada, porque en cuanto me quedaba a solas ya me veías deprisa y corriendo a coger en brazos a mi tesorito, y durante la noche, vamos un día intenté aplicar el Estivill, reticente a tope, pero lo intenté, y vamos a la que vi que mi hijo se desgañitaba llorando dije una vez y nunca más Santo Tomás!!
Por otro lado también quería comentaros las prisas infundadas que tuve en ciertas cosas y que no tenían ningún sentido o vamos ahora mismo no se lo veo. Por ejemplo mi hijo tomó leche materna exclusivamente hasta casi los siete meses de vida. La gente se extrañaba que no le introdujera la alimentación complementaria. Y yo veía que mi hijo crecía sano y bien, vamos si crecía, siempre iba fuera de tablas en las revisiones. Pero claro tanta fue la insistencia que al final hice caso y me embarqué con los pures. Como mi hijo es bastante tragón, o al menos lo era porque ahora vuelve a hacer el tonto con la comida, no hubo mucho problema. Le costaba la fruta mucho, los cereales bien, la verdura también, pero vamos fuimos capeando el temporal. Y ahora visto con cierta distancia me pregunto a qué tanto agobio. La comida debía haber sido algo más natural y menos forzado. Como en tantas cosas. Total a los doce meses de vida ya quiso comer trocitos y se saltó la fase pures enseguida.
Finalmente y ya para acabar que sino esto parece un testamento nombraré mi última gran metedura de pata: el control de esfínteres. El junio pasado hice caso a las insistencias de los que me rodeaban y le quité el pañal a mi hijo por el simple hecho de cumplir dos añitos. Error. Mi hijo no estaba preparado, no quería, yo forcé demasiado la situación y el resultado fue un verano espantoso y la vuelta al pañal a finales de agosto. Él pilló manía al asunto y bueno aún ahora pagamos las consecuencias de esta actitud incorrecta.
Conclusiones a las que he llegado a través de estos "errores": Debemos ser prudentes, pacientes y dar mucho cariño, nunca escatimar con el amor, nunca, y sobre todo tener en cuenta que los procesos fisiológicos más básicos se aprenden sin forzar la máquina, es todo mucho más natural y menos impuesto de lo que a veces podamos pensar.
El primero tiene que ver con el momento de anunciar el embarazo. En mi primer embarazo nada más ver el positivo del test lo anuncié a todo el mundo, llamé corriendo a mi madre, a mi hermana, luego a mi suegra, vamos que hice un bando en toda regla. Error. En menos de dos semanas tuve que anunciar mi aborto. Eso fue lo más duro. Porque estaba hecha polvo y todo el mundo me sacaba el tema a cada punto. Siempre pienso que si nadie lo hubiera sabido lo habría superado mucho más rápido. No sé igual me equivoco pero lo siento así. En mi segundo embarazo, fui más prudente, a mi familia (excepto mi marido claro) no se lo anuncié hasta casi el cuarto mes, y en el trabajo tuve que decirlo antes porque mis vómitos y naúseas eran muy acusados. Y a mi alrededor han habido muchos casos de anuncios precipitados que han acabado "mal" y no sé, no recomiendo a nadie avanzar tanto la noticia.
Otro aspecto con el cual nunca me sentí cómoda pero que sí que practiqué durante un tiempo siguiendo las recomendaciones de las "expertas" madres y abuelas que me rodeaban fue el dejar llorar a mi niño y no cogerle mucho en brazos para no "malcriarle", sobre todo al principio que solía estar más tiempo acompañada, porque en cuanto me quedaba a solas ya me veías deprisa y corriendo a coger en brazos a mi tesorito, y durante la noche, vamos un día intenté aplicar el Estivill, reticente a tope, pero lo intenté, y vamos a la que vi que mi hijo se desgañitaba llorando dije una vez y nunca más Santo Tomás!!
Por otro lado también quería comentaros las prisas infundadas que tuve en ciertas cosas y que no tenían ningún sentido o vamos ahora mismo no se lo veo. Por ejemplo mi hijo tomó leche materna exclusivamente hasta casi los siete meses de vida. La gente se extrañaba que no le introdujera la alimentación complementaria. Y yo veía que mi hijo crecía sano y bien, vamos si crecía, siempre iba fuera de tablas en las revisiones. Pero claro tanta fue la insistencia que al final hice caso y me embarqué con los pures. Como mi hijo es bastante tragón, o al menos lo era porque ahora vuelve a hacer el tonto con la comida, no hubo mucho problema. Le costaba la fruta mucho, los cereales bien, la verdura también, pero vamos fuimos capeando el temporal. Y ahora visto con cierta distancia me pregunto a qué tanto agobio. La comida debía haber sido algo más natural y menos forzado. Como en tantas cosas. Total a los doce meses de vida ya quiso comer trocitos y se saltó la fase pures enseguida.
Finalmente y ya para acabar que sino esto parece un testamento nombraré mi última gran metedura de pata: el control de esfínteres. El junio pasado hice caso a las insistencias de los que me rodeaban y le quité el pañal a mi hijo por el simple hecho de cumplir dos añitos. Error. Mi hijo no estaba preparado, no quería, yo forcé demasiado la situación y el resultado fue un verano espantoso y la vuelta al pañal a finales de agosto. Él pilló manía al asunto y bueno aún ahora pagamos las consecuencias de esta actitud incorrecta.
Conclusiones a las que he llegado a través de estos "errores": Debemos ser prudentes, pacientes y dar mucho cariño, nunca escatimar con el amor, nunca, y sobre todo tener en cuenta que los procesos fisiológicos más básicos se aprenden sin forzar la máquina, es todo mucho más natural y menos impuesto de lo que a veces podamos pensar.
Comentarios
La cosa cambia con el segundo, que aunque ningún niño es igual y no ocurren las mismas cosas por lo menos tienes claro lo que NO quieres hacer.
Mamadeunabruja no tengo ni idea pero aún ahora me dejo influenciar a veces y luego me reprimo a mí misma diciéndome aiiis niña que no aprendes!!!
Intento no pensarlo pq me dan los 7 males cuando lo recuerdo. Evidentemente estos dos grandes errores no los repitire si algún DIA tengo otro hijo. La lastima es q Julito lo ha sufrido.
Cada niño es un mundo y nadie mejor que tu para saber que le va mejor a tu niño.Enhorabuena.
Todos pagamos la novatada de un modo u otro.
Sobre todo, tengo una cosa clara: no hacer tanto caso de lo que te digan y fíarte más de la intuición de madre.
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Si tienes alguna duda me consultas!
Muchisimas gracias por participar y contarnos tus errores. Somos muchas las que podemos aprender de ellos!!
Abrazos.
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Me encanta leer a todas vosotras mamas y así ver todos los puntos de vista, aunque de momento todas coincidís en lo mismo. Hay que dejarse de tonterías, hacer caso a nuestro instinto y nuestro corazón y pasar más de los consejos de los demás, cada niño es un mundo.
un beso