Ir al contenido principal

Yo concilio, tú concilias, él concilia...

Ya lo he comentado en varias ocasiones que estoy contenta con mi trabajo. Tengo un horario flexible y reducido que permite conciliar vida laboral y familiar bastante cómodamente, las tareas y responsabilidades a mi cargo me motivan y me gustan, el sueldo no está mal, no es para tirar cohetes pero teniendo en cuenta que tengo la jornada reducida no me quejo, y bueno la gente con la que trabajo es maja, hay buen ambiente laboral, incluso con mi jefe me llevo muy bien. Así que no puedo quejarme mucho y menos tal como está el patio actualmente en estos temas.
Pero, siempre hay un pero, ayer mi jefe, que estaba mosqueado conmigo por otro asunto laboral por el que habíamos discutido por la mañana (olvidé una reunión), marcó otra reunión a la que debo asistir de forma permanente fuera de mi horario a partir de ahora todos los lunes. No me quejé y acudí a dicha cita pensando que acabaríamos antes de las seis, hora límite para recoger a mi hijo en la guardería. Cuando a las 17.45 me dispuse a levantarme para irme él me miró con cara de desconcierto. Me disculpé a los presentes y me fui de la sala. Él salió detrás con cara de muy mala sombra y me comentó que era importante que me quedara y que me organizara mejor mi agenda personal. Teniendo en cuenta que mi horario laboral acaba a las 15.30 y que eran casi las 18.00 estaba más que justificada mi marcha en aquel momento. Él conoce mi situación familiar y sabe que no cuento con mucho apoyo. Además siempre que hay que ir a alguna reunión fuera de horas voy, me organizo y voy, sabe que puede contar conmigo. No le fallo en ese sentido porque sé que tengo recompensa. Pero tragándome mi orgullo y para evitar malos rollos laborales, cogí el móvil, llamé a mi suegra y le pedí que por favor recogiera a mi hijo de la guardería en plan emergencia. Ella tardó en responder pero finalmente me contestó. Menos mal que ella vive a 5 minutos y le daba tiempo aún apurando tanto. Regresé a la reunión y esta duró 2 minutos exactos más. Al salir yo estaba en mi mesa recogiendo para irme y se acercó para decirme cuán importante era que yo me quedara, que se hablaban temas que afectaban a mi área y que debía estar. Yo no osé a responder y me despedí. Últimamente utilizo la técnica de ignorar las "pataletas" de mi jefe. Es más efectiva que rebotarse y montar un pollo o seguir con la trifulca durante días y días y además a él lo descoloca. Lo tengo comprobado. Esta semana probablemente no volveré a verle hasta el jueves así que para entonces ya estaré menos cabreada (internamente porque externamente nadie ha notado nada) así que podré afrontar mejor mi técnica de ignorar su "churro". Y es que a veces mi jefe es como un niño, hay que quererle y respetarle, pero hay que saber tratarle en sus rabietas. A mí me ha llevado años conocerle tan bien y aún a veces me pilla desprevenida.

Comentarios

MeGustaSerMama ha dicho que…
Desde luego que la conciliación está lejos, es un temita que siempre me pone a cien. Pero vamos, con un jefe así,....Es obvio que no es consciente de la situación y sólo piensa en él. No existe de todos modos el trabajo perfecto, asi que animo y a capear el temporal.
mamadejulio ha dicho que…
Jo yo me hubiera puesto super nerviosa al verme en esa situacion¡¡¡
Menos mal que tienes a tu suegra a 5 minutos, lo que daria yo por tener eso.
Nosotros donde vivimos no tenemos a nadie para ir a por el peque, yayos y abuelos estan a mas de una hora de la guarde al igual que nosotros. Eso es algo que si pudiera volver a atras cambiaria, pero claro cuando nos compramos el piso sin un duro no nos quedo otra que comprarnoslo fuera de Madrid, sino hubiera sido imposible.
Aun tengo la esperanza de volver algun dia a Madrid, pero lo veo muy muy dificil.
En cuanto a tu jefe, sera un buen jefe, pero ayer se paso un poquito, no????
Juan Rodríguez Millán ha dicho que…
Pues yo no sé si hubiera podido mantener la calma al ver que la reunión duraba sólo dos minutos más... Para mí la relación con un jefe, cuando hay confianza (y si tú cumples con lo que te pide fuera de tus horarios y él sabe lo que hay en tu vida, tendría que haberla), tiene que pasar por evitar esas pequeñas trifulcas. Si no, todo se puede ir deteriorando. No me extraña que te cabrearas, aunque no lo manifestaras externamente...
Arual ha dicho que…
Mamareciente, la verdad es que él no suele ser así, y mira que es raro porque ciertamente la famosa conciliación está a años luz de lograrse. Pero en el caso de mi jefe es el primero que cuando me ve agobiada con alguna enfermedad de mi hijo o alguna historia familiar (con la enfermedad de mi suegro por ejemplo se portó de diez) siempre me dice que me vaya a casa sin ningún problema. Lo que pasa es que cuando hay algún mal rollo entre nosotros tiene ese punto feo. Luego cuando pasa el tiempo y podemos hablarlo abiertamente nos reímos porque le digo: "Ya has vuelto a sacar ese punto tuyo tan feo!"

Mamadejulio, bueno lo de los cinco minutos lo voy a tener este año mientras esté en la guardería, justo la que más me gustaba era la que estaba más cerca de la casa de mi suegra. Pero el año que viene que el peque irá al cole ya no, y entonces sí que no sé cómo voy a montarlo en circunstancias así. Supongo que no podré dejar ningún cabo suelto.
Respecto al tema de los pisos a nosotros nos ha pasado un poco lo mismo, queríamos uno más grande y cuando nos mudamos este año si queríamos una hipoteca razonable (y poder dormir por las noches) nos tocó movernos a 20 minutos de donde vivíamos antes, ya sé que en Madrid eso no es distancia pero aquí sí. De todos modos estoy contenta con el cambio porque vivo más cerca de la playa y además me encanta mi nuevo hogar.

Juan, la verdad es que tienes razón la confianza se demuestra en los buenos momentos y en los malos, y esta vez mi jefe no estuvo a la altura. Lo que pasa es que mostrándole mi cabreo no gano nada, ya lo tengo comprobado.
AleMamá ha dicho que…
Buena táctica, pero qué lata. Siempre parece ser que lo que se trabaja de m´s no importa, sólo lo que falta. ¿Porqué ELLOS no se organizarán mejor?
Arual ha dicho que…
Digamos Alemama que la experiencia es un grado y la táctica es fruto de ella, jeje!!
Arual ha dicho que…
Pues bueno hoy por la mañana mi jefe se ha disculpado por su "churro" del lunes. Y yo ya no estoy tan cabreada.
Anónimo ha dicho que…
Yo estoy de acuerdo en que cuando se ponen tan cerrados en banda es inútil discutir, es mejor dejarlo correr sin enfrentarse (porque llevas las de perder) y esperar a que se le pase la ofuscación.
Y sí, yo también tengo reducción y vivo situaciones semejantes: cuando está todo bien son todo palabras de comprensión: no si tienes derecho, si lo entiendo, faltaría más... Pero cuando se ven pillados con algún marrón, entonces se olvidan de los "buenos sentimientos" y de que tienes reducción de jornada.
P.D. Te he contestado al comentario sobre la ORP.
Arual ha dicho que…
Es que las cosas son tan fáciles en los buenos tiempos, pero claro cuando hay marrones ahí sale el verdadero yo de nuestros jefes, jeje!!!
Gracias por tu comentario del ORP guapa! Yo también te he contestado.
Anónimo ha dicho que…
Volviendo a la ORP: ¿qué tal leerle algún cuento relacionado con el tema para que le vea el lado "divertido"? Por ejemplo, en nuestro cole ahora están leyéndoles este a los de dos añitos: "Mamá, tengo pipí" de Guido Van Genechten, editorial Elfos.
Arual ha dicho que…
Ok lo probaré a ver si se inspira y se anima, gracias por el consejo!
JRB ha dicho que…
Ah, los jefes... son un mundo aparte. La mía controla mi vida como el Gran Hermano de Orwell. He optado por ser un felpudo y seguirle la corriente mientras está presente e ignorar su existencia en cuanto sale (o salgo) por la puerta. Hay que pasar por el aro, por injusto que nos parezca.

Entradas populares de este blog

No pudo ser.

Breve post para contaros que se ha interrumpido involuntariamente mi deseado embarazo. Volveré cuando esté un poco mejor... Ahora no tengo palabras.

Despertar de nuevo...

Abro los ojos de nuevo al mundo, despierto de una especie de ensoñación o pesadilla más bien, donde el mundo, mi mundo, se estaba desmoronando. Miro hacia mi alrededor y todo sigue bien. Mi sobrino es un bebé sano y regordete que no necesita estar conectado a una máquina y puede salir a pasear cada día por la calle. Nadie lleva mascarilla. No ha habido una avalancha de muertes inesperadas. Puedo abrazar a mi amiga después de un día duro para darle ánimo y nadie me mirará con cara de reprobación. Puedo planificar mi próxima escapada a un concierto, o mi próximo viaje, y no necesitaré un PCR negativo. No hay toque de queda. Puedo ver salir el sol. Comer una hamburguesa en la calle está bien. Hacerlo en una terraza también. No conozco el concepto distancia social. Lo más hidroalcohólico que tengo es el último gin tonic que tomé el sábado pasado. No hay pandemia. Y no he cometido ningún estúpido error. No he visto la cara B de la vida y no quiero verla.  Pero desde mayo tengo una sonrisa 

Burning night.

Voy falta de sueño, bueno de sueño y de muchas otras cosas, y puede que eso nuble mi entendimiento, como la solteras nublan el entendimiento de Carlos Baute y lo dejan colgado no precisamente en sus manos cada tarde en esa cosa que se parece a un programa pero que la verdad no acabo de entender muy bien que es y que se llama ELÍGEME. ¿Pero Carlos Baute no prefería a los estibadores portuarios? Siempre lo había creído así pero viendo como desnuda con la mirada a las mocetonas que entran en su plató tengo una duda más que considerable al respecto. En fin a lo que íbamos que tengo la cabeza un poquito atolondrada (ufff esta palabra que acabo de usar era la favorita de la Hermana María, mi profe de mates de 8º EGB, así de repente me ha venido un flash de su imagen a la cabeza, no os digo que no estoy fina...) y puede que eso haga que ande un poco monotemática, pero tenéis que perdonarme, I'm happy, so happy, y no se me puede aguantar, I know. Y es que esta noche... VAMOS A QUEMAR MESTA