No sé cómo habrá afectado el cambio horario a vuestros hijos pero por primera vez desde que nació, y ya tiene 28 meses, este sábado noté que el adelanto de una hora en el reloj había trastocado por completo a mi retoño. Y lo noté porque aquel día había dormido como un lirón hasta las diez de la mañana (estábamos en el pueblo y allí suele dormir siempre mucho), había hecho su buena siesta, había jugado en el parque y lo había pasado genial y había cenado bien (aquella noche dormía en casa de mis padres porque nosotros teníamos una cena de cumpleaños con amigos y mi madre dijo que hasta había repetido). Pero curiosamente a las seis y media de la madrugada se despertó, mi madre acudió a la habitación donde dormía pensando que poniéndole el chupete volvería a dormirse, pero no fue así, dijo que quería levantarse y no hubo forma de dormirle de nuevo. A las diez bajé yo a casa de mis padres porque había quedado que iríamos al pueblo de mi abuela para acompañarla al cementerio y porque me moría de ganas de ver al peque (las pocas veces que hemos dormido separados me ha pasado lo mismo que a la mañana siguiente sin apenas dormir vuelo a su lado) y allí me encontré a mi madre con ojeras y a mi hijo hecho un festival. Cuando mi madre me contó lo sucedido me quise morir. Sé que ella está encantada de quedarse con mi hijo pero yo casi nunca se lo dejo por miedo a que pase justo esto. Y el sábado pasó, le dio la nochecita toledana. En fin mi madre me dijo que no me preocupara que no pasaba nada, pero yo me sentía mal. Mi hijo estaba alterado, cada vez más. Y cuando pillamos el coche se medio durmió de puro cansancio. La siesta fue breve y enseguida se volvió a despejar. En la comida se portó fatal y después no hubo manera de acostarle para que hiciera la siesta a pesar de que estaba muerto de cansancio. Para entonces llevaba ya ocho horas despierto. Yo no perdí la calma a pesar de que estaba cansada, la noche anterior por culpa de la fiesta de cumpleaños me había acostado tarde y en total había dormido cinco horitas. Pero con paciencia y una caña logré dormirlo cerca de las cinco de la tarde. Durmió como un bendito hasta las siete pero cuando despertó lo hizo de muy mal humor. Bajamos al garaje de la casa de mis padres para que correteara con la bici y jugara con la pelota dado que ya era de noche y no podíamos salir a la calle por el fresco y por la lluvia. Él no se conformó con el plan, todo el rato se quejaba, lloraba, gritaba, estaba desafiante. Cogimos el coche y nos lo llevamos a dar una vuelta por el pueblo. Tampoco funcionó. Cenamos pizza, a él le encanta, y no quiso comer casi nada. Lo acostamos tarde porque no había manera de que se durmiera. Pero esta mañana a las seis volvía a estar en pie. Hoy de nuevo el día lo hemos llevado al revés. Entre el malhumor arrastrado y que el mal tiempo nos impedía salir a la calle la jornada ha sido agotadora. Menos mal que estaba en el pueblo y allí tengo más soporte familiar. A la vuelta a casa esta tarde el viaje en coche ha sido otra odisea y eso que él siempre se porta bien porque está muy acostumbrado a viajar. En fin espero que poco a poco se vaya centrando un poco, si a los mayores nos cuesta acostumbrarnos al cambio horario, ya veo que con los pequeños es mucho peor. Lo he comentado con algunas amigas y me han dicho que con sus hijos ha pasado tres cuartos de lo mismo. A ver que nos depara la semana...
Te hablo de unas coordenadas. Te hablo de un punto en el mundo. En la tierra. Un punto de inflexión en mi vida. En tu vida. En la nuestra. Y un día de abril por la tarde dimos el paso. Ahora ya no hay marcha atrás. Hace 12 años que mi corazón late más fuerte de lo normal. A veces lo hace a un ritmo pausado pero cuando te siento mi pulso se acelera y ya no hay marcha atrás. No había sido mujer de flirteos jamás. De hecho creo que no sé flirtear. Y me ha desconcertado siempre que alguien intente flirtear conmigo. Pero recuerdo cuando tú empezaste a hacerlo conmigo tan directamente, en aquel entorno virtual que ahora me parece lejano y confuso. Tocaste mi fibra sensible hablándome de lo que sabes que me apasiona, el cine. Y quise huir. Me resistí. Sabía que no estaba bien. Pero qué es lo bueno y lo malo? Cómo puede ser malo algo que te hace sentir feliz? La distancia fue una bendición para salvar el peligro que suponía sentirme tan atraída por ti. Una vez nos acercamos...
Comentarios
Hemos intentado acostarle más tarde pero ha dado lo mismo. Si es que el tío parece un tren inglés, jajaja
Mamareciente, yo intento acostarle más tarde pero no funciona, se cae de puro sueño muy pronto.
... pruébalo...( lo lei en el telva)
Vargt qué tal las vacaciones? No conozco a nadie que las tenga tan largas xddd!!!