Cuando quedaba poco para mi fecha de parto le dije a mi marido que quería como regalo de nacimiento una cámara de vídeo. Ni anillos, ni pulseras, ni gargantillas, nada de eso, yo quería un aparatejo que inmortalizara los momentos de mi chiquitín para toda la vida. Yo siempre había preferido las fotos, los vídeos me aburren. Aún recuerdo el día que nos invitaron unos amigos para ver el film de su boda y de su posterior luna de miel. Qué cosa más aburrida. Yo no hice vídeo de boda ni de luna de miel porque realmente lo consideraba algo pesado y que no podía interesar a nadie, ni a mí misma claro. Pero el tener un hijo era otra cosa, ahí sí que había momentos que deseaba tener guardados para siempre y la compra de una cámara de vídeo era la solución.
Grabé mi tripita cuando se movía al ritmo de las patadas del nene, y luego fui grabando también sus primeros movimientos, sus primeros juegos, sus primeros bailes, su primera comida, sus primeras pruebas de fuerza bruta, con seis meses movía sillas de madera con una sola mano, alucinante, en fin durante el primer año grabé infinidad de cosas. El segundo año la cosa cambió, tienes a tu peque en constante movimiento y con tentativas destructivas a cada momento y claro o eres una superwoman o lo de ir controlando semejante espectáculo con una mano y con la otra hacer de Spilberg es misión imposible. Además mi marido no es muy amante del tema fílmico, y en mi casa o hago yo las fotos y los vídeos, o no los hace nadie. La prueba es que yo nunca salgo en ellos. Así que bueno quitando momentos relevantes casi no tengo vídeos del segundo año de la vida del peque.
El domingo celebramos en casa de mis padres el cumple de mi madre y de mi hermana y pillé la cámara de vídeo. Grabé el momentazo de mi hijo llevando el pastel a la mesa, con ayuda de su padre, con las velas encendidas y soplándolas a cada punto, con lo que el pastel tardó en llegar de la cocina al salón más de diez minutos. Plasmé sus risas, las de toda mi familia y también el instante de vergüenza que pasó el pobre cuando todos estábamos expectantes para que les cantara a su yaya y a su madrina el "Cumpleaños feliz" y él con un hilo de voz no llegó ni al "Te deseamos todos" porque no podía soportar tanta atención del público presente.
Por la noche, ya de vuelta del pueblo, en nuestra casa, mi marido conectó la cámara de vídeo al televisor y le enseñó ese vídeo a nuestro retoño. No veáis qué risas más buenas se echó viéndose a sí mismo sin parar de soplar las velas e intentando evitar que el pastel cayera al suelo. Después le enseñamos otros vídeos de cuando era más chiquito y él estaba alucinado al verse. Había visto sus fotos de bebito en los álbumes que he ido haciendo y que siempre me gusta enseñarle, pero nunca aquellos vídeos y fue tan emocionante y divertido ese momento... aisss!!!
Como os digo un momento increíble.
Comentarios
Yo tambien se lospongo a julito y le encanta verlos,empieza pedirme oto y oto y sobre todo el del retiro con los patosque le encanta.
La lastima de esto,es que yo cuando veo losvideos decuando era bebe me pongo super triste de ver lo lejos que quedo aquello.
Algun dia de estos enviare a imprimir el album digitalde las vacaciones...maldita falta de tiempo¡¡
Mamadejulio, buff yo me emocioné al verlos también junto a él, es que eran flashes de su vida y de mi vida junto a él, maravilloso!!!