Hoy Berta le he preguntado al mar por ti. Ha mirado el horizonte mediterráneo y un soplo de brisa fresca le ha traído la esencia de tu aroma. Las aguas le han contado riendo que en la antigua Roma las calles te han recibido con calor, que los viejos y desgastados adoquines han sentido la vibración de tus contundentes pasos, que las fontanas han refrescado con agua tu sereno rostro, que el deseo que albergáis ya ha sido formulado en Trevi, que los rincones de la ciudad eterna te han susurrado su nombre, que la historia que se escribe allí desde hace miles de años desde ahora guardará unas líneas para ti como también archivó unas cuantas con ella dentro. Hoy Berta ha suspirado sabiendo que el viento le ha omitido aquello que ella no querría oir. Es consciente que cuando la ames, en cierto modo la sentirás a ella. Vive con la convicción de que ciertos sueños seguirán siéndolo siempre porque son potentes luces en el camino de la vida. Pero el mar es sabio y viejo, y por eso no le cuenta todo a Berta. Así hoy no sufre, ríe porque su amor es feliz, una felicidad que sólo habría sido completa si aquellos paseos romanos tú los hubieras compartido con ella.
Mar antiguo - El último de la fila.
Mar antiguo - El último de la fila.
Comentarios
No deberían existir grandes distancias entre la gente querida; claro que para que exista nueva gente a querer, a veces hay que distanciarse de otros, antiguos, mejorados por las capas de dulce memoria...
Salud!
¿Cómo se vive intensamente sin sufrir?
Mari: Supongo que no se puede vivir intensamente sin sufrir, de hecho yo no sé vivir sin hacerlo intensamente y tampoco sin sufrir, ambos aspectos son inherentes a mí, aunque en mi relato la protagonista en parte se beneficie de aquello que solemos decir mucho en España: "Ojos que no ven corazon que no siente", a través del mensaje incompleto que le facilita el mar, que es viejo y sabio, quien sabe.
;))