Antes que nada felicitaros a todos mis bloggers queridos este año 2008 que acabamos de inaugurar. Estas navidades me he resistido a escribir un poco, más que nada porque yo no soy una fan de estas fechas y siempre me suelen salir post poco recomendables, pero la verdad es que a pesar de que me sienta más Jack Skeletor que Anne Igartiburu estos días, la pasada Nochevieja me dió material para poder hablar de uno de los tópicos navideños más tradicionales y reirme mientras tanto: las reuniones con amigos/familiares.
Mis Nocheviejas siempre las paso con amigos, la Nochebuena y la Navidad son para la familia, pero la víspera de Año Nuevo la he reservado siempre para mis amigos, otra cosa será el próximo año en el que si todo va bien tendré a mi "petardete" conmigo y no sé si me resistiré a pasarla sin él, y más sabiendo que mis "canguros" oficiales (mis papis) les ha dado por viajar en estas fechas y este año se me han ido a pasar la Nochevieja lejos, muy lejos de mí. Yo para mí que es una indirecta, pero bueno, ejem, ejem.
Habitualmente con los amigos solemos cenar en algún bar o restaurante de mi pueblo, pero este año nos despistamos y no encontramos sitio, así que acabamos comprando comida hecha y cenando en la bodega de unos amigos (en Aragón las bodegas suelen situarse en los subterráneos de las casas o en las plantas bajas, allí se guarda el vino y hoy por hoy la gente las ha acondicionado de modo y manera que suelen tener un office incluido que permite hacer comidas y celebraciones dentro).
Como estoy embarazada, no podía tomar alcohol, así que pude ver y analizar los diferentes estadios que lo que no es agua iba provocando en mis estimados amigos. La cena empezó tranquila, un poco de marisco acompañado de albariño gallego, y una deliciosa carne de lomo de cerdo rellena de frutos secos regada con un buen tinto de la Terra Alta. Para el pastel de bizcocho de chocolate y crema de avellanas se empezaron a descorchar las primeras botellas de cava, catalán por supuesto. Y ahí la conversación empezaba a desvariar ligeramente, alguno que otro estaba ya pillando el puntito feliz. El café lo servimos minutos antes de las doce, y después tras las campanadas y el intento de suicidio colectivo con atragantamiento de uva, besos y felicitaciones exaltadas, la efusividad con la que algunos me transmitieron su mensaje de felicitación daba buena cuenta de su alto estado de embriaguez en aquel momento. Yo que me percaté del peligro de lanzar las serpentinas del cotillón sobre las velas que adornaban la navideña mesa me apresuré a apagarlas mientras la lluvia de cintas de colores se abalanzaba sobre mi cabeza. Afortunadamente no se quemó nada y no se necesitó servicio de bomberos alguno. Tras la avalancha de deseos de amor y felicidad universal se procedió a la retirada de las mesas para dejar espacio para el bailoteo y habilitamos una de ellas para la barra libre. Ahí la cosa empeoró, yo me serví un zumito de piña y me aproximé a la minicadena para intentar poner un poco de música decente, mi mejor amiga había traído CD's y conociendo su buen gusto musical supe que seguro había buen material para pinchar y amenizar la velada, pero en cuanto abrí el baile con el "Smoke on the water" de Deep Purple más de uno me miró con ojos asesinos y supe que aquella noche no iba a triunfar con la música. Una de mis amigas me pidió que pusiera algo de "Papito" (digan lo que digan los de TVE1 el disco de Bosé es el disco del año si computamos las veces que durante la noche de autos me pidieron canciones suyas), yo que como sabéis también he vibrado con los ritmos bailongos del retoño de la mujer del pelo azul no me opuse y les pinché "Como un lobo", una de mis favoritas, pero resulta que tampoco gustó, la mayoría prefería el "Morena mía", así que la siguiente fue ésta, evidentemente.
Visto lo visto puse a Shakira, yo no la soporto, exceptuando ese "Si tú no vuelves" que se marca con Bosé, pero a mis amigos les mola y eso ya sirvió para que dejasen de quejarse todo el rato por la música.
Me despisté un buen rato charlando con P. (mi muy mejor amiga), poniendo a caldo la dudosa cultura musical de nuestros amigos, y buscando entre los CD's que teníamos algo que fuera decente y a la vez satisfaciera los gustos del público presente. Fue tarea difícil, pero en cuanto vimos que un grupo de sillas se habían convertido en un improvisado podio, nos dimos cuenta de que efectivamente la noche se estaba desmadrando como de costumbre. Algo de culpa tenían aquellos cigarrillos de contenido sospechoso que algunos habían empezado a distribuir entre la peña.
Mis riñones y mi espalda empezaban a pedirme tregua pero el espectáculo resultaba tan divertido que me resistía a irme a dormir, sólo eran las dos. Cuando vi que la mayoría andaban entretenidos haciéndose fotos poco recomendables y supuestamente sexys aproveché para pincha un par de temas de los Sonic Youth, nadié se quejó, las copas los estaban trastocando ahora el sentido del oído. Me aproximé a mi marido para comunicarle que pronto me iría a casa dado que me sentía muy cansada y él que supongo se había olvidado de mi estado de buena esperanza se me quedó con la mirada traspuesta y me respondió: "Es muy pronto!". Una leve señal a mi incipiente tripita le devolvió la memoria y me sonrió: "Vale en cuanto quieras te acompaño a casa".
A las tres las camisas estaban fuera de los pantalones, los escotes andaban adornados con espumillón y las medias empezaban a mostrar rectas carreras, en mi espalda un fuerte dolor me dió el ultimatúm y supe que tenía que retirarme a mis aposentos a descansar. Me despedí, todos me abrazaron y me besaron con inusual efusividad, y mi marido a trompicones me acompañó hasta casa de mis padres. "¿Quieres que me quede a dormir contigo ya?" me inquirió. "Anda que con la castaña que llevas me das a dar la lata, vete a seguir disfrutando de la fiesta, yo estaré bien" respondí. "Llámame al móvil si necesitas alguna cosa cariño" me contestó. Y sonreí pensando que si necesitaba alguna cosa tendría que apañármelas solita dado que en su estado no me fiaba un pelo de él.
A la mañana siguiente la casa de mis padres parecía un hospital de campaña. Tanto mi hermana como mi marido se levantaron moribundos a mediodía, se atrincheraron en los sofás del salón y la menda hizo las veces de enfermera y criada que fueron necesarias. Menos mal que mis progenitores no vieron el panorama desalentador, la embarazada cuidando de los resacosos. Aún con todo fue bonito vivir una Nochevieja sobría y un Año Nuevo sin resaca. Es una perspectiva diferente.
Mis Nocheviejas siempre las paso con amigos, la Nochebuena y la Navidad son para la familia, pero la víspera de Año Nuevo la he reservado siempre para mis amigos, otra cosa será el próximo año en el que si todo va bien tendré a mi "petardete" conmigo y no sé si me resistiré a pasarla sin él, y más sabiendo que mis "canguros" oficiales (mis papis) les ha dado por viajar en estas fechas y este año se me han ido a pasar la Nochevieja lejos, muy lejos de mí. Yo para mí que es una indirecta, pero bueno, ejem, ejem.
Habitualmente con los amigos solemos cenar en algún bar o restaurante de mi pueblo, pero este año nos despistamos y no encontramos sitio, así que acabamos comprando comida hecha y cenando en la bodega de unos amigos (en Aragón las bodegas suelen situarse en los subterráneos de las casas o en las plantas bajas, allí se guarda el vino y hoy por hoy la gente las ha acondicionado de modo y manera que suelen tener un office incluido que permite hacer comidas y celebraciones dentro).
Como estoy embarazada, no podía tomar alcohol, así que pude ver y analizar los diferentes estadios que lo que no es agua iba provocando en mis estimados amigos. La cena empezó tranquila, un poco de marisco acompañado de albariño gallego, y una deliciosa carne de lomo de cerdo rellena de frutos secos regada con un buen tinto de la Terra Alta. Para el pastel de bizcocho de chocolate y crema de avellanas se empezaron a descorchar las primeras botellas de cava, catalán por supuesto. Y ahí la conversación empezaba a desvariar ligeramente, alguno que otro estaba ya pillando el puntito feliz. El café lo servimos minutos antes de las doce, y después tras las campanadas y el intento de suicidio colectivo con atragantamiento de uva, besos y felicitaciones exaltadas, la efusividad con la que algunos me transmitieron su mensaje de felicitación daba buena cuenta de su alto estado de embriaguez en aquel momento. Yo que me percaté del peligro de lanzar las serpentinas del cotillón sobre las velas que adornaban la navideña mesa me apresuré a apagarlas mientras la lluvia de cintas de colores se abalanzaba sobre mi cabeza. Afortunadamente no se quemó nada y no se necesitó servicio de bomberos alguno. Tras la avalancha de deseos de amor y felicidad universal se procedió a la retirada de las mesas para dejar espacio para el bailoteo y habilitamos una de ellas para la barra libre. Ahí la cosa empeoró, yo me serví un zumito de piña y me aproximé a la minicadena para intentar poner un poco de música decente, mi mejor amiga había traído CD's y conociendo su buen gusto musical supe que seguro había buen material para pinchar y amenizar la velada, pero en cuanto abrí el baile con el "Smoke on the water" de Deep Purple más de uno me miró con ojos asesinos y supe que aquella noche no iba a triunfar con la música. Una de mis amigas me pidió que pusiera algo de "Papito" (digan lo que digan los de TVE1 el disco de Bosé es el disco del año si computamos las veces que durante la noche de autos me pidieron canciones suyas), yo que como sabéis también he vibrado con los ritmos bailongos del retoño de la mujer del pelo azul no me opuse y les pinché "Como un lobo", una de mis favoritas, pero resulta que tampoco gustó, la mayoría prefería el "Morena mía", así que la siguiente fue ésta, evidentemente.
Visto lo visto puse a Shakira, yo no la soporto, exceptuando ese "Si tú no vuelves" que se marca con Bosé, pero a mis amigos les mola y eso ya sirvió para que dejasen de quejarse todo el rato por la música.
Me despisté un buen rato charlando con P. (mi muy mejor amiga), poniendo a caldo la dudosa cultura musical de nuestros amigos, y buscando entre los CD's que teníamos algo que fuera decente y a la vez satisfaciera los gustos del público presente. Fue tarea difícil, pero en cuanto vimos que un grupo de sillas se habían convertido en un improvisado podio, nos dimos cuenta de que efectivamente la noche se estaba desmadrando como de costumbre. Algo de culpa tenían aquellos cigarrillos de contenido sospechoso que algunos habían empezado a distribuir entre la peña.
Mis riñones y mi espalda empezaban a pedirme tregua pero el espectáculo resultaba tan divertido que me resistía a irme a dormir, sólo eran las dos. Cuando vi que la mayoría andaban entretenidos haciéndose fotos poco recomendables y supuestamente sexys aproveché para pincha un par de temas de los Sonic Youth, nadié se quejó, las copas los estaban trastocando ahora el sentido del oído. Me aproximé a mi marido para comunicarle que pronto me iría a casa dado que me sentía muy cansada y él que supongo se había olvidado de mi estado de buena esperanza se me quedó con la mirada traspuesta y me respondió: "Es muy pronto!". Una leve señal a mi incipiente tripita le devolvió la memoria y me sonrió: "Vale en cuanto quieras te acompaño a casa".
A las tres las camisas estaban fuera de los pantalones, los escotes andaban adornados con espumillón y las medias empezaban a mostrar rectas carreras, en mi espalda un fuerte dolor me dió el ultimatúm y supe que tenía que retirarme a mis aposentos a descansar. Me despedí, todos me abrazaron y me besaron con inusual efusividad, y mi marido a trompicones me acompañó hasta casa de mis padres. "¿Quieres que me quede a dormir contigo ya?" me inquirió. "Anda que con la castaña que llevas me das a dar la lata, vete a seguir disfrutando de la fiesta, yo estaré bien" respondí. "Llámame al móvil si necesitas alguna cosa cariño" me contestó. Y sonreí pensando que si necesitaba alguna cosa tendría que apañármelas solita dado que en su estado no me fiaba un pelo de él.
A la mañana siguiente la casa de mis padres parecía un hospital de campaña. Tanto mi hermana como mi marido se levantaron moribundos a mediodía, se atrincheraron en los sofás del salón y la menda hizo las veces de enfermera y criada que fueron necesarias. Menos mal que mis progenitores no vieron el panorama desalentador, la embarazada cuidando de los resacosos. Aún con todo fue bonito vivir una Nochevieja sobría y un Año Nuevo sin resaca. Es una perspectiva diferente.
Comentarios
Feliz año a ti también.
Lo importante es pasarlo bien
besotes guapa
Sett: Gracias guapo!
Hoichi: No sí pasarlo lo pasé genial, eso no lo dudes, feliç any nou!
Juan C: A ver, a ver, no empecemos, que a mí "Morena mía" no me va, como mucho el "Como un lobo" o el "Nena" que tienen su ritmo, y como no el "Si tu no vuelves" que me pone los pelos como escarpias, jeje!
Feliz año! Sin duda será formidable, inolvidable y lleno de maravillosos cambios en tu vida. Muchas gracias por tus sms, eres un sol!!!