Confrontación.

- ¿Qué te pasa?
- Nada, estoy un poco agobiada.
- ¿Lo de siempre?
- Sí, ya ves.
- Bueno debes aprender a tomar conciencia de tu problema, cambia la perspectiva, no agonices siempre con lo mismo, planta cara o deja de agobiarte, pero no seas la mártir habitual, siempre con lo mismo, llevas demasiado tiempo así.
- Esto es muy difícil.
- ¿Crees que no tengo problemas? Ya sé que es difícil. Pero lo importante es la actitud. Ni siquiera puedo contar contigo para hablar de los míos propios porque siempre estás embebida en tu gran problema.
- No es así, tú piensas que soy una egoísta.
- No pienso eso, intento ayudarte.
- Sí lo haces, tú no te haces a la idea de lo que sufro.
- Mira puedes seguir sufriendo pero la vida es corta o la aprovechas o la jodes. El valor del tiempo es muy grande para malgastarlo así.
- Tú lo ves todo fácil.
- No, simplemente me he dado cuenta de que hay que seguir adelante y afrontar con valentía lo que sucede, la vida no es sencilla para nadie. Todos tenemos problemas.
- No sé hacer eso. No lo comprendo. No tengo fuerzas. Déjame.
- Te dejo pero sólo te pido que pienses un poco en mis palabras. Te quiero demasiado para dejarte así.
- No sé. Déjame. Ya hablaremos.