Pues ya está, finiquitada la etapa laboral de mi socio. Esta mañana ha tenido reunión en la empresa con el administrador concursal encargado de la liquidación de la misma, le han entregado la documentación y adiós muy buenas.
La sensación una vez acabado todo el periplo es de descanso, de quitarnos una pesadilla de encima, es así. Ahora a la cola del paro, la más larga y concurrida de este país. Por no se sabe cuánto tiempo, es lo que hay.
Estos días he andado un poco agobiada con el tema. Y es que por más que yo intente estar positiva la gente que me rodea no para de recordarme lo triste de la situación, lo mal que está todo, las perspectivas tan agoreras que tenemos por delante, y claro una se cansa de intentar ver lo bueno de todo y ser la única que lo haga.
Mi socio poco a poco se contagia de este espíritu apocalíptico y a ratos creed que no sé cómo ingeniar una respuesta positiva ante su pesimismo creciente.
El domingo sin ir más lejos en una comida con la familia política, es decir, con los seres queridos de mi marido, el ambiente era casi de funeral. Yo la verdad salí hecha trizas. Lo mismo me pasó con algunas de las amigas que tengo aquí, algunas de ellas en paro, el viernes salí a tomar algo con ellas y los peques y los "ánimos" que me dieron fueron para echar a correr y no mirar atrás.
Ahora toca ir al pueblo por Semana Santa e imagino que será más de lo mismo. Creo que me pasará como cuando murió mi padre que casi prefería no salir de casa ni ver la luz del día porque cuando lo hacía todo el mundo tenía que andar compadeciéndose de mi triste situación.
En fin que esto es una mala racha y que sí que mi vida es jodidamente triste, nótese la ironía, pero por favor, que la gente deje de recordarme estos detalles a cada punto porque ya soy mayorcita y tengo suficiente memoria para que no queden en el olvido. Y sí señores, casi lo que necesito es más una palabra amable o un reconfortante silencio, que otra cosa.
La sensación una vez acabado todo el periplo es de descanso, de quitarnos una pesadilla de encima, es así. Ahora a la cola del paro, la más larga y concurrida de este país. Por no se sabe cuánto tiempo, es lo que hay.
Estos días he andado un poco agobiada con el tema. Y es que por más que yo intente estar positiva la gente que me rodea no para de recordarme lo triste de la situación, lo mal que está todo, las perspectivas tan agoreras que tenemos por delante, y claro una se cansa de intentar ver lo bueno de todo y ser la única que lo haga.
Mi socio poco a poco se contagia de este espíritu apocalíptico y a ratos creed que no sé cómo ingeniar una respuesta positiva ante su pesimismo creciente.
El domingo sin ir más lejos en una comida con la familia política, es decir, con los seres queridos de mi marido, el ambiente era casi de funeral. Yo la verdad salí hecha trizas. Lo mismo me pasó con algunas de las amigas que tengo aquí, algunas de ellas en paro, el viernes salí a tomar algo con ellas y los peques y los "ánimos" que me dieron fueron para echar a correr y no mirar atrás.
Ahora toca ir al pueblo por Semana Santa e imagino que será más de lo mismo. Creo que me pasará como cuando murió mi padre que casi prefería no salir de casa ni ver la luz del día porque cuando lo hacía todo el mundo tenía que andar compadeciéndose de mi triste situación.
En fin que esto es una mala racha y que sí que mi vida es jodidamente triste, nótese la ironía, pero por favor, que la gente deje de recordarme estos detalles a cada punto porque ya soy mayorcita y tengo suficiente memoria para que no queden en el olvido. Y sí señores, casi lo que necesito es más una palabra amable o un reconfortante silencio, que otra cosa.
Comentarios
Llámame loca, pero a ratos veo como una liberación en el hecho de quedarse en paro, un escape para pensar en otras cosas y tener ideas, valorar otras posibilidades, no sé... Crear, emprender, incluso dedicar tiempo a otras cosas.
Sin quitarle importancia a la realidad y siendo conscientes de nuestra situación, hay que intentar como sea darle la vuelta y tratar de sacar algo bueno de ella. Sin duda, el momento pasará, y al menos que cuando pensemos en lo que fue, el recuento sea bueno, y hayamos sacado provecho (el que sea) de todo ello.
Un abrazo.
Pues yo ni voy a ser agorera ni negativa... A mí me echaron del trabajo cuando quise reincorporarme después de la excedencia, al principio lo vi como algo negrísimo y no sabía como íbamos a hacerlo, ahora lo pienso y estoy mucho más feliz que si estuviera en aquel trabajo todavía.
Haced cuentas y organizaros económicamente según ellas, y que él aproveche para todo lo que no ha podido hacer por el trabajo, que aproveche para estar con los peques que no volverán a ser peques.
Ya verás como los tiempos mejores vuelven y este tiempo lo recordará como una etapa más.
Un besote!