Nuestra primera Semana Santa de cuatro ha sido francamente genial. Me la he pasado yo y los dos peques en el pueblo todos los días de vacaciones y mi marido iba subiendo a dormir cada noche porque durante los días laborales trabajó.
Tanto tiempo sin disfrutar de mi tierra, de mi gente, de mi familia, ha supuesto que estos días los haya valorado y aprovechado al máximo. Salir a pasear y ver caras conocidas todo el tiempo, recibir visitas, espaciadas eso sí, y muchos regalos útiles, todos ellos. Conocer a los bebés de dos de mis amigas que también han sido mamás recientes. En fin que ya echaba de menos estar en mi salsa, porque yo allí estoy en mi salsa.
Yo era feliz pero el que sin duda ha disfrutado más de todos ha sido mi hijo mayor, a él el pueblo le encanta, jugar en la calle, encontrarse con sus amigos, dormir con su yaya (mi madre), jugar con su tía favorita (mi hermana), vamos que ha sido el sumum y sólo me pedía que en lugar de quedarnos 10 días nos quedásemos 50, jaja, no es tonto!!
El pequeño aún es muy bebé la verdad para apreciar el cambio pero aunque ha llovido bastante hemos podido aprovechar para salir a la calle los ratos que no lo hacía y el aire del pueblo y esos paseos le han venido de perlas, ha vuelto con una cara redondita y muy sonrosada.
En general no hemos hecho nada especial, no nos hemos movido del pueblo, bueno sí, un día al pueblo de mi abuela para verla pero nada más, pero no ha hecho falta hacer nada para disfrutar, tardes de parque con los amigos y sus hijos, meriendas cafés en algún sitio tranquilo, tambores e incluso mi marido y mi hijo mayor pudieron disfrutar ayer de la comida de campo de Pascua de cada año, que el peque y yo nos perdimos porque éste tenía moquitos y al hacer fresquito me dio miedo sacarlo. La verdad es que es una suerte tener un sitio así, y más en tiempos de crisis donde lo de las escapadas y viajecitos es un lujo asequible para pocos.
Por eso tras estos días he retomado la "rutina", aún sigo de baja maternal y ésta es muy agradable todavía, con fuerzas y bien oxigenada. Otra cosa es!
Tanto tiempo sin disfrutar de mi tierra, de mi gente, de mi familia, ha supuesto que estos días los haya valorado y aprovechado al máximo. Salir a pasear y ver caras conocidas todo el tiempo, recibir visitas, espaciadas eso sí, y muchos regalos útiles, todos ellos. Conocer a los bebés de dos de mis amigas que también han sido mamás recientes. En fin que ya echaba de menos estar en mi salsa, porque yo allí estoy en mi salsa.
Yo era feliz pero el que sin duda ha disfrutado más de todos ha sido mi hijo mayor, a él el pueblo le encanta, jugar en la calle, encontrarse con sus amigos, dormir con su yaya (mi madre), jugar con su tía favorita (mi hermana), vamos que ha sido el sumum y sólo me pedía que en lugar de quedarnos 10 días nos quedásemos 50, jaja, no es tonto!!
El pequeño aún es muy bebé la verdad para apreciar el cambio pero aunque ha llovido bastante hemos podido aprovechar para salir a la calle los ratos que no lo hacía y el aire del pueblo y esos paseos le han venido de perlas, ha vuelto con una cara redondita y muy sonrosada.
En general no hemos hecho nada especial, no nos hemos movido del pueblo, bueno sí, un día al pueblo de mi abuela para verla pero nada más, pero no ha hecho falta hacer nada para disfrutar, tardes de parque con los amigos y sus hijos, meriendas cafés en algún sitio tranquilo, tambores e incluso mi marido y mi hijo mayor pudieron disfrutar ayer de la comida de campo de Pascua de cada año, que el peque y yo nos perdimos porque éste tenía moquitos y al hacer fresquito me dio miedo sacarlo. La verdad es que es una suerte tener un sitio así, y más en tiempos de crisis donde lo de las escapadas y viajecitos es un lujo asequible para pocos.
Por eso tras estos días he retomado la "rutina", aún sigo de baja maternal y ésta es muy agradable todavía, con fuerzas y bien oxigenada. Otra cosa es!
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Disfruta de estos días.