Ir al contenido principal

Tres meses con mi bombón.

Tres meses ya han pasado desde que nació mi bombón, mi hijo pequeño, mi bebé, mi alegría y mi todo. Adoro a mis dos hijos por igual y estoy disfrutando a tope de esta segunda maternidad, saboreando cada momento con la magia que tener a un recién nacido en casa regala.
Olerle, besarle, abrazarle, dormir a su lado, escuchar esa respiración pausada, darle pecho, cobijarle, verle sonreír, es indescriptible lo que estoy viviendo, me da pena que el tiempo pase tan deprisa, de verdad. Y observar a mi hijo mayor, junto al bebé, tan cariñoso, tan emocionado por tener un hermanito, es tan bonito, que me caen las lágrimas de pura emoción.
Han habido momentos muy duros, sobre todo éste. Pero la verdad es que los momentos de felicidad absoluta han sido los que han ganado en esta partida y sólo puedo decir lo encantada que estoy siendo madre de dos. Junto a mi marido, al que conocí un 9 de abril de hace 19 años, madre mía como pasa la vida, estamos creando una familia maravillosa, y me siento tan afortunada.
Hoy sólo quería dejar constancia por aquí que hace 3 meses nos convertimos en familia de 4, una familia completa.

Comentarios

Entradas populares de este blog

No pudo ser.

Breve post para contaros que se ha interrumpido involuntariamente mi deseado embarazo. Volveré cuando esté un poco mejor... Ahora no tengo palabras.

Despertar de nuevo...

Abro los ojos de nuevo al mundo, despierto de una especie de ensoñación o pesadilla más bien, donde el mundo, mi mundo, se estaba desmoronando. Miro hacia mi alrededor y todo sigue bien. Mi sobrino es un bebé sano y regordete que no necesita estar conectado a una máquina y puede salir a pasear cada día por la calle. Nadie lleva mascarilla. No ha habido una avalancha de muertes inesperadas. Puedo abrazar a mi amiga después de un día duro para darle ánimo y nadie me mirará con cara de reprobación. Puedo planificar mi próxima escapada a un concierto, o mi próximo viaje, y no necesitaré un PCR negativo. No hay toque de queda. Puedo ver salir el sol. Comer una hamburguesa en la calle está bien. Hacerlo en una terraza también. No conozco el concepto distancia social. Lo más hidroalcohólico que tengo es el último gin tonic que tomé el sábado pasado. No hay pandemia. Y no he cometido ningún estúpido error. No he visto la cara B de la vida y no quiero verla.  Pero desde mayo tengo una sonrisa 

Burning night.

Voy falta de sueño, bueno de sueño y de muchas otras cosas, y puede que eso nuble mi entendimiento, como la solteras nublan el entendimiento de Carlos Baute y lo dejan colgado no precisamente en sus manos cada tarde en esa cosa que se parece a un programa pero que la verdad no acabo de entender muy bien que es y que se llama ELÍGEME. ¿Pero Carlos Baute no prefería a los estibadores portuarios? Siempre lo había creído así pero viendo como desnuda con la mirada a las mocetonas que entran en su plató tengo una duda más que considerable al respecto. En fin a lo que íbamos que tengo la cabeza un poquito atolondrada (ufff esta palabra que acabo de usar era la favorita de la Hermana María, mi profe de mates de 8º EGB, así de repente me ha venido un flash de su imagen a la cabeza, no os digo que no estoy fina...) y puede que eso haga que ande un poco monotemática, pero tenéis que perdonarme, I'm happy, so happy, y no se me puede aguantar, I know. Y es que esta noche... VAMOS A QUEMAR MESTA