Ir al contenido principal

The Newsroom: la utopía del periodismo.

Los martes en España son los días de The Newsroom. Canal+ ha empezado a emitir en nuestro idioma la esperada serie de Aaron Sorkin y aunque yo soy muy impaciente y ya empecé a verla en VO, la densidad de los diálogos hicieron que decidiera esperar a verla en el idioma de Cervantes para no perderme nada. La serie es al periodismo, lo que The West Wing fue a la política. El sello de Sorkin es inconfundible. El personaje de Will McAvoy es tan suyo como irreal. Y eso es lo que más me gusta de esta serie. A través de ella se logra ver lo que debería ser el periodismo, lo que todos querríamos ver en las noticias de cada noche, y más en los tiempos que corren. Luego te pones a ver uno de los que emiten en cualquier canal español y te entran más ganas de llorar si cabe de las que tenemos habitualmente. Pero esa es otra historia. Así que por el momento si tengo que definir The Newsroom de algún modo lo lo hago diciendo que es la utopía del periodismo puro, un sueño en los que algunos ilusos como yo nos gustaría llegar a vivir algún día, aunque siendo realistas, yo creo que sólo Jordi Évole y su Salvados de cada domingo pueden dar fe de que hay periodismo de verdad en nuestra caja tonta. Y más después de ver cazas de brujas tan deplorables como la de Ana Pastor en TVE.

Comentarios

Madi ha dicho que…
Amén hermana. Es más, yo creo (incluso encantándome Salvados), que el showbusiness también ha llegado ahí. Es un verdadero mierdón el panorama que hay.

Entradas populares de este blog

No pudo ser.

Breve post para contaros que se ha interrumpido involuntariamente mi deseado embarazo. Volveré cuando esté un poco mejor... Ahora no tengo palabras.

Despertar de nuevo...

Abro los ojos de nuevo al mundo, despierto de una especie de ensoñación o pesadilla más bien, donde el mundo, mi mundo, se estaba desmoronando. Miro hacia mi alrededor y todo sigue bien. Mi sobrino es un bebé sano y regordete que no necesita estar conectado a una máquina y puede salir a pasear cada día por la calle. Nadie lleva mascarilla. No ha habido una avalancha de muertes inesperadas. Puedo abrazar a mi amiga después de un día duro para darle ánimo y nadie me mirará con cara de reprobación. Puedo planificar mi próxima escapada a un concierto, o mi próximo viaje, y no necesitaré un PCR negativo. No hay toque de queda. Puedo ver salir el sol. Comer una hamburguesa en la calle está bien. Hacerlo en una terraza también. No conozco el concepto distancia social. Lo más hidroalcohólico que tengo es el último gin tonic que tomé el sábado pasado. No hay pandemia. Y no he cometido ningún estúpido error. No he visto la cara B de la vida y no quiero verla.  Pero desde mayo tengo una sonrisa 

Burning night.

Voy falta de sueño, bueno de sueño y de muchas otras cosas, y puede que eso nuble mi entendimiento, como la solteras nublan el entendimiento de Carlos Baute y lo dejan colgado no precisamente en sus manos cada tarde en esa cosa que se parece a un programa pero que la verdad no acabo de entender muy bien que es y que se llama ELÍGEME. ¿Pero Carlos Baute no prefería a los estibadores portuarios? Siempre lo había creído así pero viendo como desnuda con la mirada a las mocetonas que entran en su plató tengo una duda más que considerable al respecto. En fin a lo que íbamos que tengo la cabeza un poquito atolondrada (ufff esta palabra que acabo de usar era la favorita de la Hermana María, mi profe de mates de 8º EGB, así de repente me ha venido un flash de su imagen a la cabeza, no os digo que no estoy fina...) y puede que eso haga que ande un poco monotemática, pero tenéis que perdonarme, I'm happy, so happy, y no se me puede aguantar, I know. Y es que esta noche... VAMOS A QUEMAR MESTA