Los martes en España son los días de The Newsroom. Canal+ ha empezado a emitir en nuestro idioma la esperada serie de Aaron Sorkin y aunque yo soy muy impaciente y ya empecé a verla en VO, la densidad de los diálogos hicieron que decidiera esperar a verla en el idioma de Cervantes para no perderme nada.
La serie es al periodismo, lo que The West Wing fue a la política. El sello de Sorkin es inconfundible. El personaje de Will McAvoy es tan suyo como irreal. Y eso es lo que más me gusta de esta serie. A través de ella se logra ver lo que debería ser el periodismo, lo que todos querríamos ver en las noticias de cada noche, y más en los tiempos que corren. Luego te pones a ver uno de los que emiten en cualquier canal español y te entran más ganas de llorar si cabe de las que tenemos habitualmente. Pero esa es otra historia.
Así que por el momento si tengo que definir The Newsroom de algún modo lo lo hago diciendo que es la utopía del periodismo puro, un sueño en los que algunos ilusos como yo nos gustaría llegar a vivir algún día, aunque siendo realistas, yo creo que sólo Jordi Évole y su Salvados de cada domingo pueden dar fe de que hay periodismo de verdad en nuestra caja tonta. Y más después de ver cazas de brujas tan deplorables como la de Ana Pastor en TVE.
Te hablo de unas coordenadas. Te hablo de un punto en el mundo. En la tierra. Un punto de inflexión en mi vida. En tu vida. En la nuestra. Y un día de abril por la tarde dimos el paso. Ahora ya no hay marcha atrás. Hace 12 años que mi corazón late más fuerte de lo normal. A veces lo hace a un ritmo pausado pero cuando te siento mi pulso se acelera y ya no hay marcha atrás. No había sido mujer de flirteos jamás. De hecho creo que no sé flirtear. Y me ha desconcertado siempre que alguien intente flirtear conmigo. Pero recuerdo cuando tú empezaste a hacerlo conmigo tan directamente, en aquel entorno virtual que ahora me parece lejano y confuso. Tocaste mi fibra sensible hablándome de lo que sabes que me apasiona, el cine. Y quise huir. Me resistí. Sabía que no estaba bien. Pero qué es lo bueno y lo malo? Cómo puede ser malo algo que te hace sentir feliz? La distancia fue una bendición para salvar el peligro que suponía sentirme tan atraída por ti. Una vez nos acercamos...
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