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El pésame.

Desde que sé que voy a tener otro niño y lo he ido comunicando a medida que se ha terciado a mis familiares, amigos y conocidos, la reacción ha sido casi siempre la misma, salvo contadas excepciones, como el yupiiii de mi hijo. Dicha reacción ha sido como una mueca extraña seguida de un "bueeeno" poco positivo que me recordaba más a un pésame que no a una felicitación. Después venía la consabida coletilla que lo acababa de rematar todo: "Ayss lo importante es que venga bien". Hombre eso es lo importante claro que sí, pero no me dices nada más? Por qué no me felicitas? A que viene esa cara de absoluta estupefacción? En fin que no entiendo porque la llegada de una niña siempre es una buena noticia pero la de un niño no tanto. Qué les habrán hecho los niños a la gente? Mi peque es una delicia de niño y no lo cambio para nada. Qué le pasa a nuestra sociedad que no piensa igual que yo? Creedme que llevo unos días dándole vueltas a todo esto, sobre todo desde el sábado porque a la boda que acudí la conversación se repitió por doquier, incluso hubo alguno que me dijo igual la ecografía se equivoca y al final te sale niña, y se quedó tan ancho!!!!

Comentarios

3'14 ha dicho que…
No es que no se alegren. Creo que la gente presupone que al tener ya un chico varón, al igual esperabais la "parejita" por lo de tener uno de cada... pero eso es una gilipollez, porque luego son personas con su personalidad, su propia identidad y cada uno es distinto... En fin. También es una cosa típica decir si se van por tres hijos y los tres son chicos: anda!!! que vas a por el equipo de fútbol... y tal fez a ninguno le guste ese deporte XD...
Arual ha dicho que…
Si es que la gente siempre tiene algo que decir...

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No pudo ser.

Breve post para contaros que se ha interrumpido involuntariamente mi deseado embarazo. Volveré cuando esté un poco mejor... Ahora no tengo palabras.

Despertar de nuevo...

Abro los ojos de nuevo al mundo, despierto de una especie de ensoñación o pesadilla más bien, donde el mundo, mi mundo, se estaba desmoronando. Miro hacia mi alrededor y todo sigue bien. Mi sobrino es un bebé sano y regordete que no necesita estar conectado a una máquina y puede salir a pasear cada día por la calle. Nadie lleva mascarilla. No ha habido una avalancha de muertes inesperadas. Puedo abrazar a mi amiga después de un día duro para darle ánimo y nadie me mirará con cara de reprobación. Puedo planificar mi próxima escapada a un concierto, o mi próximo viaje, y no necesitaré un PCR negativo. No hay toque de queda. Puedo ver salir el sol. Comer una hamburguesa en la calle está bien. Hacerlo en una terraza también. No conozco el concepto distancia social. Lo más hidroalcohólico que tengo es el último gin tonic que tomé el sábado pasado. No hay pandemia. Y no he cometido ningún estúpido error. No he visto la cara B de la vida y no quiero verla.  Pero desde mayo tengo una sonrisa 

Burning night.

Voy falta de sueño, bueno de sueño y de muchas otras cosas, y puede que eso nuble mi entendimiento, como la solteras nublan el entendimiento de Carlos Baute y lo dejan colgado no precisamente en sus manos cada tarde en esa cosa que se parece a un programa pero que la verdad no acabo de entender muy bien que es y que se llama ELÍGEME. ¿Pero Carlos Baute no prefería a los estibadores portuarios? Siempre lo había creído así pero viendo como desnuda con la mirada a las mocetonas que entran en su plató tengo una duda más que considerable al respecto. En fin a lo que íbamos que tengo la cabeza un poquito atolondrada (ufff esta palabra que acabo de usar era la favorita de la Hermana María, mi profe de mates de 8º EGB, así de repente me ha venido un flash de su imagen a la cabeza, no os digo que no estoy fina...) y puede que eso haga que ande un poco monotemática, pero tenéis que perdonarme, I'm happy, so happy, y no se me puede aguantar, I know. Y es que esta noche... VAMOS A QUEMAR MESTA