Los buenas épocas son el preludio de las malas y viceversa. Si la semana pasada contaba contenta en este blog las bondades de este nuevo septiembre. Esta semana esto ha cambiado. Y es que cuando la cosa empieza a torcerse lo hace de tirón. Ley de Murphy pura y dura. Todo empezó el viernes cuando las lluvias torrenciales que cayeron en la zona anegaron parte de nuestro parquing, en principio no nos afectó demasiado ya que tanto las dos plazas de nuestra propiedad como el trastero quedaron justo en la zona seca, pero bueno el follón fue impresionante igualmente y además como buenos vecinos que somos ayudamos a los afectados en su tarea de salvamento de trastos y cacharros varios que para eso existe el trastero y se le hace honor a su nombre.
El fin de semana hubo tregua, buen clima tanto en el exterior como en el interior de casa. Mi niño reemprendió las clases de "patronatación" (en mi caso va con su padre no con su madre) y se portó muy bien. Largas siestas, una comida familiar, saludables paseos, algo de organización de armarios, en fin un par de días productivos y relajados en el hogar. Pero el lunes volvieron las tormentas y no sólo las metereológicas. Llovía sin parar así que decidí ir a buscar al peque a la guardería prontito e irnos directos a casa sin hacer la parada técnica de cada tarde para ver a la abuela paterna porque ésta vive delante de un parque al que solemos ir y eso implica que si paraba tenía churro asegurado de mi niño al querer ir a jugar allí y no poder dado que caían literalmente chuzos de punta. Las primeras decisiones son siempre las acertadas pero para no tener "pitote" suegril y dado que ahora estamos en una fase de buen rollo que no quería amargar la llamé para avisarla de mi plan al salir del Carrefour de hacer la compra. Evidentemente a la abuela el plan no le gustó, cómo iba a estar ella un día sin ver a su nieto, ya ves que cuando tiene otros planes como una merienda con amigas pasa de nieto y de todo, pero bueno no iba a hacer yo leña del asunto así que le dije que bueno que recogía al nene y me venía un poquito a su casa, y para mis adentros pensé que probablemente sería más simple capear el churro del nene que el de la yaya.
Fui a buscar a mi hijo y me planté en su casa no sin antes tener que presenciar una soberana pataleta de mi retoño al ver que tenía el parque delante de sus narices y no lo pisaba. Ni que añadir que lo de decirle que llovía mucho y tratar de razonar con él no funcionó. Así que llegó a casa de la yaya lloroso a más no poder. Mi suegra lo consoló con una bolsa de gusanitos, no me gusta que le de chuches entre semana pero como ya había tensión en el ambiente me callé la boca. Se le pasó el disgusto al nene y se puso a jugar por allí más feliz que una perdiz. Yo miraba por la ventana y veía que el tiempo pintaba mal pero no quise hacer la visita tan corta para no enfurrañar a nadie. Por fin decidí que era hora de marchar y por supuesto mi hijo no quería irse, como mi suegra estaba en plan "tocamelasnarices" no ayudaba en nada, ella es así cuando se tuerce se tuerce, y ale a fastidiar. La tormenta de fuera arreciba, y dentro no os quiero contar. Con todo logré irme y aunque mi casa está a 10 minutos en coche de la de la yaya no veáis qué viaje más largo se me hizo, ni que hubiera ido a China, xdddd, el cielo negro, el agua caía como si alguien me la tirara a cubos por encima del capó, la carretera era una piscina, y yo muda, blanca como un papel y con un nudo en el estómago conducía con la máxima precaución rezando para llegar cuanto antes. Por supuesto no le conté nada a mi marido, no quería preocuparle.
Pero ayer tarde como hacía bueno salí de la guardería y me fui al parque con mi hijo, llamé a mi suegra para decirle que estaba allí y que viniera cuando ella quisiera. Llegó al cabo de un buen rato y cuando le conté el susto que había pasado con el coche y le alegué que las primeras ideas son siempre las buenas porque de haber hecho caso a mi intuición habría estado pronto en casa y me habría evitado el mal trago en la carretera, su respuesta fue la total indiferencia, me cambió de tema y empezó a quejarse de su dolor de pies, en fin que por un oído entró y por el otro le salío. Paciencia y más paciencia.
Y ya para rizar el rizo ayer llegamos a casa por la tarde y sorpresa, unos cacos habían entrado en el parquing (pobre parquing lleva la negra) y nos habían saqueado el trastero además de romper los cristales de varios coches y robar algunas pertenencias.
En fin que esperemos que todo se quede con esto pero me da a mí que una vez que empezamos mal vamos!
El fin de semana hubo tregua, buen clima tanto en el exterior como en el interior de casa. Mi niño reemprendió las clases de "patronatación" (en mi caso va con su padre no con su madre) y se portó muy bien. Largas siestas, una comida familiar, saludables paseos, algo de organización de armarios, en fin un par de días productivos y relajados en el hogar. Pero el lunes volvieron las tormentas y no sólo las metereológicas. Llovía sin parar así que decidí ir a buscar al peque a la guardería prontito e irnos directos a casa sin hacer la parada técnica de cada tarde para ver a la abuela paterna porque ésta vive delante de un parque al que solemos ir y eso implica que si paraba tenía churro asegurado de mi niño al querer ir a jugar allí y no poder dado que caían literalmente chuzos de punta. Las primeras decisiones son siempre las acertadas pero para no tener "pitote" suegril y dado que ahora estamos en una fase de buen rollo que no quería amargar la llamé para avisarla de mi plan al salir del Carrefour de hacer la compra. Evidentemente a la abuela el plan no le gustó, cómo iba a estar ella un día sin ver a su nieto, ya ves que cuando tiene otros planes como una merienda con amigas pasa de nieto y de todo, pero bueno no iba a hacer yo leña del asunto así que le dije que bueno que recogía al nene y me venía un poquito a su casa, y para mis adentros pensé que probablemente sería más simple capear el churro del nene que el de la yaya.
Fui a buscar a mi hijo y me planté en su casa no sin antes tener que presenciar una soberana pataleta de mi retoño al ver que tenía el parque delante de sus narices y no lo pisaba. Ni que añadir que lo de decirle que llovía mucho y tratar de razonar con él no funcionó. Así que llegó a casa de la yaya lloroso a más no poder. Mi suegra lo consoló con una bolsa de gusanitos, no me gusta que le de chuches entre semana pero como ya había tensión en el ambiente me callé la boca. Se le pasó el disgusto al nene y se puso a jugar por allí más feliz que una perdiz. Yo miraba por la ventana y veía que el tiempo pintaba mal pero no quise hacer la visita tan corta para no enfurrañar a nadie. Por fin decidí que era hora de marchar y por supuesto mi hijo no quería irse, como mi suegra estaba en plan "tocamelasnarices" no ayudaba en nada, ella es así cuando se tuerce se tuerce, y ale a fastidiar. La tormenta de fuera arreciba, y dentro no os quiero contar. Con todo logré irme y aunque mi casa está a 10 minutos en coche de la de la yaya no veáis qué viaje más largo se me hizo, ni que hubiera ido a China, xdddd, el cielo negro, el agua caía como si alguien me la tirara a cubos por encima del capó, la carretera era una piscina, y yo muda, blanca como un papel y con un nudo en el estómago conducía con la máxima precaución rezando para llegar cuanto antes. Por supuesto no le conté nada a mi marido, no quería preocuparle.
Pero ayer tarde como hacía bueno salí de la guardería y me fui al parque con mi hijo, llamé a mi suegra para decirle que estaba allí y que viniera cuando ella quisiera. Llegó al cabo de un buen rato y cuando le conté el susto que había pasado con el coche y le alegué que las primeras ideas son siempre las buenas porque de haber hecho caso a mi intuición habría estado pronto en casa y me habría evitado el mal trago en la carretera, su respuesta fue la total indiferencia, me cambió de tema y empezó a quejarse de su dolor de pies, en fin que por un oído entró y por el otro le salío. Paciencia y más paciencia.
Y ya para rizar el rizo ayer llegamos a casa por la tarde y sorpresa, unos cacos habían entrado en el parquing (pobre parquing lleva la negra) y nos habían saqueado el trastero además de romper los cristales de varios coches y robar algunas pertenencias.
En fin que esperemos que todo se quede con esto pero me da a mí que una vez que empezamos mal vamos!
Comentarios
Besitos!!
Lo del trastero es una putada,en mi caso solo tengo trastos viejos pero ademas, toooda la ropa de bebe de julito y artilugios varios de cuando era bebe, me moriria de la pena.
Animo guapa¡¡¡ya veras como os cambia la suerte.
Bufff Mamadejulio yo menos mal que las cositas de Alex las tengo en la casa del pueblo guardadas, me habría dado mucha pena que se hubieran llevado algo suyo. Gracias por los ánimos!