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¿Y para qué seguir las normas?

Tener un hijo es una aventura constante, y tenerlo de dos años recién cumplidos más, y es una aventura muy contradictoria, ya no sólo porque no sabes cada día al levantarte qué parte de tu casa o de tus objetos preciados destrozará, sino que después sabes que tras la rabia contenida y la consabida regañina te lo comerás a besos. Porque lo quieres con locura y se lo perdonas todo.
Mi reloj de mano pereció bajó sus garras, también lo hizo un bonito tres en raya de madera que decoraba en solitario el mueble más bajo del salón (inocente de mí pensaba que la madera era irrompible, craso error), ahora el mueble se decora a él mismo, ningún otro objeto accede a ocupar el lugar del malogrado juego de mesa. No les culpo, les comprendo más bien. Mi flamante Macbook anda escondido en un lugar recóndito del hogar, como si de la resistencia francesa se tratase en plena II Guerra Mundial con el acoso nazi en constante persecución.
Ahora a esta emoción le añadimos la famosa "OP", siglas de la operación pañal, puesta en marcha el pasado lunes con resultados bastante decepcionantes, todo lo contrario que los de la Selección Española, menos mal. Y es que es una cosa muy bonita de ver eso de enseñar a tu hijo a controlar los esfínteres y decirle que el pipi y el popo se hacen en el orinal, sí, o en el WC convenientemente adaptado para la ocasión, pero no, el nene se pasa la tarde sentado en el orinal como si del sofá se tratara y va y para hacer sus necesidades se levanta y lo hace en medio del parquet del salón. Pero qué alternativo que me ha salido este niño, ya de bien pequeñito a contracorriente. En fin sólo llevamos tres días con este protocolo e imagino que va para largo pero bueno más vale que tenga a mi paciencia y a mi fregona listas y a punto.

Comentarios

Juan Rodríguez Millán ha dicho que…
Pues tú lo has dicho, paciencia y fregona... Y ánimo, que seguro que el peque lo coge más pronto que tarde... Podría ser peor y haber escogido el sofá...
3'14 ha dicho que…
con mi hijo no lo recuerdo nada traumático, de hecho, lo pilló rápido :) fijo que se la lió más a las maestras de la guardería, porque en casa se iba directamente al WC, le compramos un orinal en forma de water supermegamoderniqui, que se suponía que cuando hacía el pipí dentro sonaba música, bueno, aparte de que nunca funcionó, parece ser que tampoco le motivó demasiado, a él le hacía gracia el WC. Entonces le pusimos la tapa adaptada para que, básicamente, no se cayera dentro..pero no, no, no, el quería hacerlo como nosotros. Asi es que de las tres funciones que tenía el dichoso orinal mega fashion y porqué no decirlo, MEGACARO, sólo ha usado la parte que una vez se deja de usa rcomo orinal, se gira y entonces es una especie de elevador para que llegue al water y/o al lavabo para lavarse bien las manos. Era antideslizante y tenía unas huellas de minipies impresas, muy mono todo, y hablo en pasado porque, ya con 7 años y llegando ya perfectamente tanto al WC como al lavabo, le hemos dado pasporte, recientemente lo hemos eliminado como ese otro trasto más que incordia, molesta y da por saco todo el dí por en medio :)
Él no quería, pero la vida es así, y debe ir aprendiéndola, nos encariñamos con cosas... pero nada es para siempre, hoy se despedía del elevador, otro día será la abuela... valeeeeeeee ahí he estado desafortunada :P

Besitos!!!

Ah! mola la nueva plantilla ;)
Arual ha dicho que…
Alex tiene orinal, de Ikea de los baratitos, eh, tiene adaptador de WC, tiene de todo, pero es tan bonito mearse por los rincones cual perrillo... en fin, lo dicho, paciencia!
El Impenitente ha dicho que…
Los nuestros se quitaron el pañal a los tres años. No forzamos. Tampoco nos urgía y fue bastante natural. Y gracias a nosotros las casa de pañales pulverizaron sus records de beneficios.
Arual ha dicho que…
Es que es lo más lógico, esperar a que esten preparados, a los 3 años es una buena edad creo, pero la profe de la guarderia es una pesada obsesionada desde marzo con quitarle el pañal a mi pobre retoño y ya por aburrimiento accedi hace dos semanas. La verdad es que Alex lo lleva bien con ella, allí en la guarderia se sienta en el orinal y hace pipí y popó y todo, pero en casa no hay manera, no se sienta en el orinal ni de coña y claro se aguanta el pipi hasta que no puede más, y luego, como hizo ayer tarde, me inunda el salón con una meada más caudalosa que el rio Ebro.

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