Ahora que mi mente ya no está ocupada con LOST, en cierto modo me siento como renacida en este sentido, como si me hubiera quitado un peso de encima, resulta que me ha dado una neura de lo más extraña. Yo jamás me he metido en operaciones bikini ni chorradas de esas, de hecho ni después del parto me preocuparon en absoluto aquellos kilos de más, de hecho fueron pocos, que se quedaron a vivir conmigo.
Pero esta última semana estoy todo el día mirándome al espejo y sintiéndome gorda, o viéndome gorda, o no sé cómo explicar que en definitiva no me gusta lo que veo al otro lado. Y no es que pese más que la semana pasada, o que la otra, para nada sigo en mi peso habitual pero hay algo que falla en mí.
De hecho entré el otro día en una tienda que me mola mucho y que tengo debajo de la oficina a dar un garbeo y comprarme algún trapito y casi salgo llorando. No me compré nada y todo lo que me probé me parecía que caía encima de mi cuerpo de un modo desordenado y horrible.
Hoy en mi ducha mañanera diaria he empezado a pellizcarme las lorzas, sí, sí, las lorzas, porque aquello no son pliegues no, son lorzones y casi lloro de nuevo.
Esta breve crónica de mi desesperación no os parecerá extraña, hay miles de mujeres en el mundo que fijo se sienten igual que yo, pero lo realmente curioso y estrambótico es que sea yo precisamente la que esté en esta situación.
Y lo digo porque siempre me he mofado de las que viven obsesionadas por su cuerpo, que se gastan dinerales en cremas reductoras y cuotas de gimnasio, y que no meten en su boca nada que no haya sido pesado previamente y comprobada su composición calórica.
De ahí que quiera pensar que alguien me está mandando un castigo divino por tanta mofa y se venga haciéndome sentir lo mismo de lo que yo siempre he renegado.
Espero que se me pase pronto esta tontería tan absurda que llevo encima de mí misma porque sino voy a volver a llorar...
Pero esta última semana estoy todo el día mirándome al espejo y sintiéndome gorda, o viéndome gorda, o no sé cómo explicar que en definitiva no me gusta lo que veo al otro lado. Y no es que pese más que la semana pasada, o que la otra, para nada sigo en mi peso habitual pero hay algo que falla en mí.
De hecho entré el otro día en una tienda que me mola mucho y que tengo debajo de la oficina a dar un garbeo y comprarme algún trapito y casi salgo llorando. No me compré nada y todo lo que me probé me parecía que caía encima de mi cuerpo de un modo desordenado y horrible.
Hoy en mi ducha mañanera diaria he empezado a pellizcarme las lorzas, sí, sí, las lorzas, porque aquello no son pliegues no, son lorzones y casi lloro de nuevo.
Esta breve crónica de mi desesperación no os parecerá extraña, hay miles de mujeres en el mundo que fijo se sienten igual que yo, pero lo realmente curioso y estrambótico es que sea yo precisamente la que esté en esta situación.
Y lo digo porque siempre me he mofado de las que viven obsesionadas por su cuerpo, que se gastan dinerales en cremas reductoras y cuotas de gimnasio, y que no meten en su boca nada que no haya sido pesado previamente y comprobada su composición calórica.
De ahí que quiera pensar que alguien me está mandando un castigo divino por tanta mofa y se venga haciéndome sentir lo mismo de lo que yo siempre he renegado.
Espero que se me pase pronto esta tontería tan absurda que llevo encima de mí misma porque sino voy a volver a llorar...
Comentarios
Con lo que tu vales, que salgas ahora con esas...
De todas formas, si no te sientes agusto contigo misma, un poco de dieta no le hace nunca mal a nadie...
Aunque, eso va por épocas.. Lo que pasa es que ahora, empezamos a quitarnos los trapajos de inviernos, y se nos ve mas...
Pero guapa, anímate y la solución a eso, en el caso de que quieras ponerle alguna, es muyyy sencilla.
Muchos besos guapa!!!!
siempre he pasado de dietas, ejercicio...bla, bla, bla... y así me va!!! que para abarcarme hay que dar tres vueltas sobre mí!!! Me estoy planteando seriamente llevar un estilo de más saludable, que si comer menos cantidad y más equilibrado, y distribuir loa alimentos en cinco ingestas al día como se recomienda sin saltarse el desayuno (aunque yo lo tengo doblemente difícil por mis horarios desfasados...), practicar algún deporte, aunque sólo sea andar una hora al día... pero ufff me cuesta tanto adquirir nuevos hábitos a mi edad!! son demasiados años malviviendo!! jajaja
Animo chica!! no estás sola ;)
Y lo del peso no te preocupes. Un poco de ejercicio, cinco comidas al día con sus verduritas y su fruta, los fritos a la plancha y para cuando empieces las vacaciones estás como nueva.
Pero no hay nada que no cure un finde relajado como el que acabo de vivir, buen tiempo, paellita con amigos en una masía en el campo, jardineria con mamá en su maravilloso jardín, tardes de parque con el peque... aissss!!! Qué bonita es la vida a veces!!!