Ir al contenido principal

El dolor emocional de nuestros hijos.

Por muy malo que tengas el día tener un hijo de 5 años en casa es garantía de que en algún momento u otro éste te arrancará una sonrisa y se te pasarán todos los males de golpe.
Mi hijo mayor, como todos los de su edad imagino, tiene unas ideas de bombero que me hacen llorar de risa. Disfruto de verdad con sus observaciones y comentarios, llenos de sentido común, por otro lado, y de inocencia deliciosa. Uno de mis momentos favoritos sigue siendo el de acostarme con él en su cama cada noche y hablar, leer cuentos, comentar el día. No lo hago todos los días porque nos turnamos con el padre pero el día que me toca, lo adoro! Pero lo que más me sorprende no son los momentos en los que me hace reír, sino los que me deja traspuesta por su madurez precoz.

En casa llevamos una temporada complicada por culpa del trabajo de mi socio. Las cosas van muy mal y en breve su empresa va a cerrar. Él lo intenta disimular pero está nervioso y llega a casa con mal aire. Y contrariamente a lo que debe hacerse lo paga con alguna salida de tono en forma de grito hacia los que allí aguardamos. Yo le he dicho por activa y por pasiva que así no predicamos bien con el ejemplo a nuestros hijos pero también entiendo que la tensión por la que está pasando le sobrepasa y es complejo evitar ciertas actitudes.

Anoche andaba yo en la cama con mi mayor leyendo un cuento cuando el pequeño vomitó toda la cena en la cama de matrimonio mientras su padre estaba tratando de dormirle. El cristo que montó fue espectacular, sábanas, nórdico, funda de colchón, colchón, todo manchado, vamos un desastre! El socio me avisó y presta fui a arreglar el desaguisado, mientras él bañaba de nuevo al bebé. Me costó un buen rato adecentar mi cuarto y cuando volví a la habitación del mayor me di cuenta que ya se había levantado y estaba jugando con su hermano y su padre en el salón. Eran casi las 11 de la noche y yo estaba muerta de cansancio así que grité al mayor para que se acostase.

El pequeño y el padre se retiraron a dormir y yo me metí de nuevo en la cama con el mayor que me esperaba totalmente indignado. Le pedí perdón y él muy serio me respondió que pegar y gritar no se hace. Y que no vale pedir perdón y ya está. Simplemente no se hace. Yo le dije que lo sentía mucho y que realmente tenía razón. Entonces el pobre me preguntó angustiado por qué papa gritaba tanto últimamente. Se me encogió el corazón al pensar que él era consciente plenamente de que su padre no estaba pasando un buen momento y estaba preocupado por ello. Traté de razonar para mis adentros una explicación racional de la situación por la que pasaba su progenitor, como en otras ocasiones he tratado de hacer lo mismo con temas y cuestiones delicadas como la muerte. Y me bloqueé. No supe qué contestar. Le di un abrazo, un beso y le dije que no se preocupara.

Supongo que salí del paso pero sé que volverá a las andadas y me preguntará pronto qué le pasa a su padre. Y yo sé que he de responder, que no puedo callarle otra vez con un beso, un abrazo y un no te preocupes. Pero no sé aún qué diré. Y también me cuesta pedirle a mi socio que lo haga él, que le cuente qué le pasa, porque no sé si él está bien de ánimo para hacerlo. Y es que ver sufrir a los hijos es lo peor del mundo y cuanto más crecen este dolor es más grande e intenso. La tarea de prepararnos para ello por parte de los padres es la más ardua.

Comentarios

3'14 ha dicho que…
Lamento la mala situación por la que estais pasando... Es complicado explicar a los hijos los problemas "de los mayores" sin exponerlos en exceso porque no tienen todavía la capacidad de comprender, y no es justo para ellos tampoco abrumarles con nuestros problemas. Sin embargo, cuando no hay más remedio porque los problemas saltan a la vista, sea por falta de recursos o actitudes por nuestra parte que antes no teníamos y ahora, por la tensión sí, se debe dar una explicación. Como bien dices y sabes, la próxima no te puedes ir por la tangente...
Mi consejo, es que intentes transmitirle tranquilidad y seguridad, pero le hagas entender que su padre (y tú misma también) pasais por preocupaciones, pero que él no tiene la culpa de nada.
Mi hijo, con once, habla de la crisis y la culpa porque su padre no tenga trabajo, ni su tío y tenga que vivir con nosotros, y aun dudo que sepa bien qué es... Pero sí entienden que los papás y las mamás trabajan para cuidarnos, comprar comida, ropa, para poder ir al cine... y si uno de los dos no puede hacerlo, ya no hablemos de ambos,nos tenemos que ajustar... ¿Y eso que es? Pues tener paciencia y saber que hay cosas que antes se hacían que ahora no se van a poder hacer tanto.
Al igual, supongo, también que es momento de hablarle de la frustración, y la impotencia... Quizás con algún ejemplo que él pueda entender, sobre alguna experiencia que ya haya vivido, pueda comprender que, los mayores también pataleamos y nos enfadamos porque algo no nos sale como esperábamos. llega ese momento en que, empiezan a descubrir que los padres no somos heroes, ni perfectos... Pero siempre vamos a estar ahí para protegerlos lo mejor que sabemos.
Ánimo guapa.

Entradas populares de este blog

Burning night.

Voy falta de sueño, bueno de sueño y de muchas otras cosas, y puede que eso nuble mi entendimiento, como la solteras nublan el entendimiento de Carlos Baute y lo dejan colgado no precisamente en sus manos cada tarde en esa cosa que se parece a un programa pero que la verdad no acabo de entender muy bien que es y que se llama ELÍGEME. ¿Pero Carlos Baute no prefería a los estibadores portuarios? Siempre lo había creído así pero viendo como desnuda con la mirada a las mocetonas que entran en su plató tengo una duda más que considerable al respecto. En fin a lo que íbamos que tengo la cabeza un poquito atolondrada (ufff esta palabra que acabo de usar era la favorita de la Hermana María, mi profe de mates de 8º EGB, así de repente me ha venido un flash de su imagen a la cabeza, no os digo que no estoy fina...) y puede que eso haga que ande un poco monotemática, pero tenéis que perdonarme, I'm happy, so happy, y no se me puede aguantar, I know. Y es que esta noche... VAMOS A QUEMAR MESTA

No pudo ser.

Breve post para contaros que se ha interrumpido involuntariamente mi deseado embarazo. Volveré cuando esté un poco mejor... Ahora no tengo palabras.

Despertar de nuevo...

Abro los ojos de nuevo al mundo, despierto de una especie de ensoñación o pesadilla más bien, donde el mundo, mi mundo, se estaba desmoronando. Miro hacia mi alrededor y todo sigue bien. Mi sobrino es un bebé sano y regordete que no necesita estar conectado a una máquina y puede salir a pasear cada día por la calle. Nadie lleva mascarilla. No ha habido una avalancha de muertes inesperadas. Puedo abrazar a mi amiga después de un día duro para darle ánimo y nadie me mirará con cara de reprobación. Puedo planificar mi próxima escapada a un concierto, o mi próximo viaje, y no necesitaré un PCR negativo. No hay toque de queda. Puedo ver salir el sol. Comer una hamburguesa en la calle está bien. Hacerlo en una terraza también. No conozco el concepto distancia social. Lo más hidroalcohólico que tengo es el último gin tonic que tomé el sábado pasado. No hay pandemia. Y no he cometido ningún estúpido error. No he visto la cara B de la vida y no quiero verla.  Pero desde mayo tengo una sonrisa