Hoy en Facebook un buen amigo hacía una alusión a uno de los films favoritos de mi padre "Un tranvía llamado deseo" y sin poder evitarlo se me ha escapado una lágrima al leerlo. Y es que ahora estoy tan sensible que todo me recuerda a él. Viendo los partidos de la Eurocopa que tanto le entusiasmaban y de los que no podrá conocer su resolución final, o viendo la segunda temporada de Juego de Tronos de la que era un gran fan, o la quinta de Mad Men, cada cosa que veo que sé que él ya no puede ver me estremece sobremanera. También fue duro sentarnos a la mesa este finde y ver aquel hueco que jamás volverá a ocuparse y vivir una sobremesa sin sus interminables conversaciones, fue muy duro. Yo sé que el tiempo lo cura todo, también creí que jamás superaría la muerte de mi adorado abuelo y cada vez lo llevo mejor, o de mi abuela años antes, pero ahora es todo tan reciente y el dolor tan inmenso que lo único que me consuela es creer o esperar que algún día nos reencontraremos en alguna otra parte. Quiero creer que en ese lugar estará él, y mi abuelo, y también mis otros abuelos, y todas aquellas personas especiales que he amado en esta vida. Quiero creer que ahora mi padre ya disfruta de su compañía y quien sabe igual logra conocer allí a algunos de sus ídolos, Humprey Bogart, Katherine Hepburn, Vivien Leigh, John Ford, y tantos que me cansaría de ennumerarlos. Seguro que sus clases de inglés le irán la mar de bien. Pienso que le robaron la vida de una manera muy cruel, a traición, sin esperarlo, pero que él desde donde estará nos vigilará y cuidará a todos. No puedo encontrar más consuelo...
Te hablo de unas coordenadas. Te hablo de un punto en el mundo. En la tierra. Un punto de inflexión en mi vida. En tu vida. En la nuestra. Y un día de abril por la tarde dimos el paso. Ahora ya no hay marcha atrás. Hace 12 años que mi corazón late más fuerte de lo normal. A veces lo hace a un ritmo pausado pero cuando te siento mi pulso se acelera y ya no hay marcha atrás. No había sido mujer de flirteos jamás. De hecho creo que no sé flirtear. Y me ha desconcertado siempre que alguien intente flirtear conmigo. Pero recuerdo cuando tú empezaste a hacerlo conmigo tan directamente, en aquel entorno virtual que ahora me parece lejano y confuso. Tocaste mi fibra sensible hablándome de lo que sabes que me apasiona, el cine. Y quise huir. Me resistí. Sabía que no estaba bien. Pero qué es lo bueno y lo malo? Cómo puede ser malo algo que te hace sentir feliz? La distancia fue una bendición para salvar el peligro que suponía sentirme tan atraída por ti. Una vez nos acercamos...
Comentarios
¡Arriba los corazones!
Un beso
Un abrazo muy fuerte!