Mi padre me lo contó tiempo antes de morir, me dijo: "Cariño tú que aprecias la trilogía de El Padrino, no puedes perderte Boardwalk Empire."
Y la verdad es que llevaba tiempo queriendo ver esa serie, a sabiendas que como con anteriores recomendaciones de mi padre, como The Wire, no iba a defraudarme, mi padre me conocía muy bien.
Y antes de Navidad con el parón de series típico del momento mi socio y yo nos pusimos en faena. Lo bueno de conocer a su protagonista Nucky Thomson en los tiempos que corren es que te das cuenta de que las cosas tampoco han cambiado tanto desde los años 20, los felices años 20 de la Ley Seca americana en la que se desarrolla la serie y que sirvieron de cuna para la procreación de la mafia, tanto en Chicago, la ciudad de la mafia por antonomasia, como en Nueva York, o Atlantic City, ciudad donde acontece prácticamente la mayor parte del argumento de la serie.
De hecho aquellos años de alegría económica fueron los predecesores del fatídico "Crack del 29" que todos hemos estudiado en historia y que actualmente se compara con el colapso financiero de 2008 con la quiebra de Lehman Brothers y la posterior crisis económica brutal que hoy en día nos arrastra a todos.
Los chanchullos del "bueno" de Nucky van in crescendo desde la primera temporada y son casi tan bestias como los que han acontecido "presuntamente" en la calle Génova, en el instituto Noos, o en tantos y tantos sitios corruptos de nuestro país, en nuestros años de expansión económica. El dinero fluía y las manos que iban a por él también eran muy fluídas, como la serie, en sobres, en contante y sonante. En el mundo que controla Nucky con lo que se trafica es con alcohol, la sustancia prohibida, y más tarde con heroína, pero también se "chanchullera" con obras públicas, previo pago de la "licencia" o del favor de turno al político local competente. En nuestro país se traficaba con el suelo, las constructoras y los políticos eran tándem perfectos que se complementaban con las cajas que concedían hipotecas a diestro y siniestro. Quizás la sangre y las muertes son más evidentes en Boardwalk Empire porque se perpetran a golpe de pistola pero qué me decís de los suicidios por desahucio que se producen a cada punto en España, no es eso mucho peor.
En fin que si os queda algo de bilis en el cuerpo podéis poneros a disfrutar de esta serie, de factura impecable, con sello Scorsesse y un Steve Buscemi que se sale dando vida al pragmático pero muy hijo de la gran p...., Nucky Thompson.
Y la verdad es que llevaba tiempo queriendo ver esa serie, a sabiendas que como con anteriores recomendaciones de mi padre, como The Wire, no iba a defraudarme, mi padre me conocía muy bien.
Y antes de Navidad con el parón de series típico del momento mi socio y yo nos pusimos en faena. Lo bueno de conocer a su protagonista Nucky Thomson en los tiempos que corren es que te das cuenta de que las cosas tampoco han cambiado tanto desde los años 20, los felices años 20 de la Ley Seca americana en la que se desarrolla la serie y que sirvieron de cuna para la procreación de la mafia, tanto en Chicago, la ciudad de la mafia por antonomasia, como en Nueva York, o Atlantic City, ciudad donde acontece prácticamente la mayor parte del argumento de la serie.
De hecho aquellos años de alegría económica fueron los predecesores del fatídico "Crack del 29" que todos hemos estudiado en historia y que actualmente se compara con el colapso financiero de 2008 con la quiebra de Lehman Brothers y la posterior crisis económica brutal que hoy en día nos arrastra a todos.
Los chanchullos del "bueno" de Nucky van in crescendo desde la primera temporada y son casi tan bestias como los que han acontecido "presuntamente" en la calle Génova, en el instituto Noos, o en tantos y tantos sitios corruptos de nuestro país, en nuestros años de expansión económica. El dinero fluía y las manos que iban a por él también eran muy fluídas, como la serie, en sobres, en contante y sonante. En el mundo que controla Nucky con lo que se trafica es con alcohol, la sustancia prohibida, y más tarde con heroína, pero también se "chanchullera" con obras públicas, previo pago de la "licencia" o del favor de turno al político local competente. En nuestro país se traficaba con el suelo, las constructoras y los políticos eran tándem perfectos que se complementaban con las cajas que concedían hipotecas a diestro y siniestro. Quizás la sangre y las muertes son más evidentes en Boardwalk Empire porque se perpetran a golpe de pistola pero qué me decís de los suicidios por desahucio que se producen a cada punto en España, no es eso mucho peor.
En fin que si os queda algo de bilis en el cuerpo podéis poneros a disfrutar de esta serie, de factura impecable, con sello Scorsesse y un Steve Buscemi que se sale dando vida al pragmático pero muy hijo de la gran p...., Nucky Thompson.
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