Por Dios me quedan 13 semanas aproximadas para parir, eso contado en meses son poco más de 3 meses y os digo una cosa, no sé como he llegado hasta aquí tan deprisa, el tiempo me está pasando volando en esta ocasión.
Todo el mundo me advertía que las cosas son distintas cuando ya tienes otros hijos y es verdad. No tienes tiempo para pensar mucho que los días pasan y de repente te ves que a tres meses vista casi no has preparado nada para la llegada del nuevo bebé.
Y entonces un día en la oficina, en la calle, en el parque, en la frutería, donde sea alguien te dice, qué ya debes tener casi todo preparadito eh hija, y tú te acojonas porque en realidad no te has preocupado aún por ningún preparativo.
El embarazo sólo te ha preocupado de un modo solemne cuando tenías que hacerte alguna prueba importante, entonces sí, te acojonas y te pones histérica como si fuera la primera vez, pero después la vorágine del día a día lo absorbe todo y te das cuenta del poquito tiempo que te queda para disfrutar del nacimiento de un nuevo ser dentro de ti, de una personita a la que vas a querer por encima de todo como has hecho con su hermano, y te entristeces profundamente, a la par que te entran prisas por empezar a planificarlo todo.
Así estoy ahora yo, agobiada porque se me echa el tiempo encima, tratando de robar algún minuto al día para estar a solas con el retoño que llevo dentro y hablarle y pensar en él como hacía con su hermano mayor, haciendo listas imaginarias de lo que voy a necesitar, intentando recordar donde tengo las cositas que herederá de su hermano, qué podrá aprovechar, etc. etc. Y compaginando todo eso con el trabajo, la casa, las preocupaciones sobre todo lo que acontece y acontecerá, la atención a mi niño mayor, mayor, qué digo, si parece que fue ayer cuando vino al mundo para iluminarme la vida, en fin, seguro que a más de una le suena lo que estoy escribiendo y sonríe para sus adentros, ¿a qué sí?
Te hablo de unas coordenadas. Te hablo de un punto en el mundo. En la tierra. Un punto de inflexión en mi vida. En tu vida. En la nuestra. Y un día de abril por la tarde dimos el paso. Ahora ya no hay marcha atrás. Hace 12 años que mi corazón late más fuerte de lo normal. A veces lo hace a un ritmo pausado pero cuando te siento mi pulso se acelera y ya no hay marcha atrás. No había sido mujer de flirteos jamás. De hecho creo que no sé flirtear. Y me ha desconcertado siempre que alguien intente flirtear conmigo. Pero recuerdo cuando tú empezaste a hacerlo conmigo tan directamente, en aquel entorno virtual que ahora me parece lejano y confuso. Tocaste mi fibra sensible hablándome de lo que sabes que me apasiona, el cine. Y quise huir. Me resistí. Sabía que no estaba bien. Pero qué es lo bueno y lo malo? Cómo puede ser malo algo que te hace sentir feliz? La distancia fue una bendición para salvar el peligro que suponía sentirme tan atraída por ti. Una vez nos acercamos...
Comentarios
Lo del tiempo que pasa volando, ¿estás segura de que siempre es así? mi hija tiene 19 semanas y no hayo las horas de conocer a mi descendiente, que al parecer es una niña.
No te apures por lo de las cosas del nuevo hijo, hay tiempo y te regalarán muchas. Compra las prendas grandecitas, que lo pequeño te lo darán.
Besos
¡¡Qué poquito queda!! ¿tenéis ya el nombre? Ayy, me lo chivarás algún día?? jeje
Un besote :)