Ya es bastante triste trabajar el 4 de agosto para que además te toque aguantar obras en la oficina. Polvo, ruido y unos simpáticos electricistas que no paran de pasearse delante de mi mesa dándome conversación banal sobre el tiempo y sus vicisitudes no es un plan perfecto para el mes de agosto ni mucho menos. Y si además le añades el recibir sms de alguna compañera de trabajo desde su crucero por el Mediterráneo, en plan chincha chincha yo aquí mojito en mano y tu currando pues aún peor pinta la cosa. El verano es lo que tiene, unos lo sufren y otros lo disfrutan, yo creo que me ubico en el primer grupo.
Hasta dentro de 10 días la palabra vacaciones no exisitirá en mi vocabulario y hasta entonces lo más parecido a ese concepto que voy a tener va a ser el compartir un ratito de piscina por la tarde con mi niño después de la siesta. Mientras tendré que aguantar el próximo viernes la mofa de mi querido y estimado esposo que para esas alturas de semana ya se encontrará disfrutando de lo lindo de las suyas. Y la próxima semana tendré que sufrir el madrugón de turno mientras que él y mi querido y estimado hijo se quedan los dos dormitando cual marmotas hasta que el segundo, o sea, mi peque, le de la gana, porque sabido es que el que decide hasta qué hora se duerme en mi hogar es él.
En fin qué bonito es el verano, sobre todo en primavera, por decir algo. Y lo mejor de todo será que llegado el 14 de agosto y siendo que ya estuvimos una semanita en Menorca en julio (agotando así la semanita de viajecito que nos toca cada año, mi socio no es muy amante de los viajes y cuando lo hace es un "sacrificio de amor por mí", ja, ja,... así me lo justifica) las dos semanas que me quedarán las pasaremos en el pueblo para que mi familia puedan disfrutar de lo lindo de mi hijo. Y eso está bien, que el pueblo sirve para desconectar y respirar aire fresco, pero siendo que serán quince días en los que mi suegra y mi madre estarán a menos distancia la una de la otra que de costumbre pueden ser quince días inolvidables y con un ambiente más bien poco respirable. La guerra de los mundos segunda parte se va a desatar en breve, que os lo digo yo. Y ahí en medio de las trincheras me hallaré yo, si sobrevivo prometo crónica en este mi humilde blog.
Menos mal que siempre nos quedará la "interesante" programación televisiva veraniega que hoy aprovecho para comentar. El "Grand Prix", "El verano de campeones" y "Ola, ola" son buenos motivos para disfrutar del verano, fuera de casa, horchata en mano en cualquier terracita y con una orden de alejamiento del televisor.
Lo esencial que debe tener un buen programa refrescante es mucha presentadora con falda corta y escote largo, y mucho contenido chorras: gente haciendo el memo en una piscina o en una playa, concurso con preguntas estúpidas, abuelas en top-less, etc.
Y luego está "Ola, ola" que es la versión veraniega del archiexplotado y archicopiado "Callejeros" en Cuatro, o "Arena Mix" la réplica exacta del mismo en Antena 3.
Y es que en "Cuatro" no hacen programas chorras, no claro que no, no después de las diez de la noche, en pleno "prime time" no, que ellos son muy inteligentes y modernos. Ellos hacen "Ola, ola" que para el caso sirve para constatar que en las playas también hay vagabundos, gente que toma drogas y mucho provincianismo.
Que el señor de las moscas nos asista! Os dejo ya creo que acaba de explotarme el tímpano derecho tras la última taladrada del electricista en el baño que tengo a menos de tres metros de mi mesa. Seguid disfrutando-sufriendo este verano!
Hasta dentro de 10 días la palabra vacaciones no exisitirá en mi vocabulario y hasta entonces lo más parecido a ese concepto que voy a tener va a ser el compartir un ratito de piscina por la tarde con mi niño después de la siesta. Mientras tendré que aguantar el próximo viernes la mofa de mi querido y estimado esposo que para esas alturas de semana ya se encontrará disfrutando de lo lindo de las suyas. Y la próxima semana tendré que sufrir el madrugón de turno mientras que él y mi querido y estimado hijo se quedan los dos dormitando cual marmotas hasta que el segundo, o sea, mi peque, le de la gana, porque sabido es que el que decide hasta qué hora se duerme en mi hogar es él.
En fin qué bonito es el verano, sobre todo en primavera, por decir algo. Y lo mejor de todo será que llegado el 14 de agosto y siendo que ya estuvimos una semanita en Menorca en julio (agotando así la semanita de viajecito que nos toca cada año, mi socio no es muy amante de los viajes y cuando lo hace es un "sacrificio de amor por mí", ja, ja,... así me lo justifica) las dos semanas que me quedarán las pasaremos en el pueblo para que mi familia puedan disfrutar de lo lindo de mi hijo. Y eso está bien, que el pueblo sirve para desconectar y respirar aire fresco, pero siendo que serán quince días en los que mi suegra y mi madre estarán a menos distancia la una de la otra que de costumbre pueden ser quince días inolvidables y con un ambiente más bien poco respirable. La guerra de los mundos segunda parte se va a desatar en breve, que os lo digo yo. Y ahí en medio de las trincheras me hallaré yo, si sobrevivo prometo crónica en este mi humilde blog.
Menos mal que siempre nos quedará la "interesante" programación televisiva veraniega que hoy aprovecho para comentar. El "Grand Prix", "El verano de campeones" y "Ola, ola" son buenos motivos para disfrutar del verano, fuera de casa, horchata en mano en cualquier terracita y con una orden de alejamiento del televisor.
Lo esencial que debe tener un buen programa refrescante es mucha presentadora con falda corta y escote largo, y mucho contenido chorras: gente haciendo el memo en una piscina o en una playa, concurso con preguntas estúpidas, abuelas en top-less, etc.
Y luego está "Ola, ola" que es la versión veraniega del archiexplotado y archicopiado "Callejeros" en Cuatro, o "Arena Mix" la réplica exacta del mismo en Antena 3.
Y es que en "Cuatro" no hacen programas chorras, no claro que no, no después de las diez de la noche, en pleno "prime time" no, que ellos son muy inteligentes y modernos. Ellos hacen "Ola, ola" que para el caso sirve para constatar que en las playas también hay vagabundos, gente que toma drogas y mucho provincianismo.
Que el señor de las moscas nos asista! Os dejo ya creo que acaba de explotarme el tímpano derecho tras la última taladrada del electricista en el baño que tengo a menos de tres metros de mi mesa. Seguid disfrutando-sufriendo este verano!
Comentarios
Tú piensa que sólo te quedan diez días para acabar con el trabajo, que quien quiere darte envidia es porque la sufre con mucha más fuerza por otras cosas, que no hay obra que cien años dure (salvo la del Escorial y las de Gallardón ahora en Madrid), que un segundo en la piscina con tu familia vale más que cien cruceros por el Caribe, que siempre nos quedarán París y el DVD y, sobre todo, que la guerra de los mundos la ganan siempre los buenos.
¡Ánimo y dales duro a todos, que son pocos cobardes!
Un beos
Semana y media me queda a mí también. No sé si llegaré. Se va a hacer muy largo.