Me muero de angustia y tristeza. Mi hijo se ha quedado esta semana con los abuelos en el pueblo y mi vida se ha tornado gris de repente. Lo digo y lo repito mil veces. Cuando decaigo su sonrisa es la que me levanta y si no está él junto a mí me pongo enferma. Pero los yayos querían disfrutar de él. Lo ven poco, lo quieren tener y disfrutar, es razonable, y si estos días me toca trabajar que mejor momento para dejárselo un poquito. Cuatro días y cuatro noches. Una eternidad en mi simple visión espacio-tiempo. Y más si consideramos que está resfriado y que me carga de culpabilidad no poder tenerlo en mis brazos para que se sienta mejor.
Así que al mal tiempo "Downton Abbey". Anoche como cada martes me senté a ver la que ya se está convirtiendo poquito a poco en un verdadero clásico de la ficción televisiva. Y todo gracias a la puesta en escena de lujo de la serie, con unas localizaciones, un vestuario y una ambientación impecables, y por supuesto unos actores exquisitos. Mi favorita sin duda es la condesa viuda de Grantham, interpretada magistralmente por la británica Maggie Smith. Su escena sublime de la primera temporada para mi fue aquella en la que preguntó inocentemente al futuro heredero de Downton Abbey qué era un fin de semana, aisssss!!! Y la de la segunda temporada por lo que llevo visto es la de la respetada señora tratando de hablar con ese aparato del demonio que es el teléfono. Son dos pequeños ejemplos de como los detalles engrandecen a una serie o a un personaje y permiten visualizar con un simple flash como ser vivía en aquella época. Y qué significaba ser aristócrata por aquel entonces. El mundo estaba a punto de dar un giro de 360º y el asesinato del Zar de Rusia y toda su familia sólo era la primera chispa.
Sí he de reconocer que a ratos la historia se torna demasiado previsible, que el argumento puede que esté un poco trillado, los de arriba y los de abajo, la lucha de clases, los amores imposibles, pero la maestría con la que se aborda hace que me sienta obligada a repetir con insistencia que "Downton Abbey" está haciendo historia en la televisión. Y sino ya me lo diréis dentro de unos añitos.
Así que al mal tiempo "Downton Abbey". Anoche como cada martes me senté a ver la que ya se está convirtiendo poquito a poco en un verdadero clásico de la ficción televisiva. Y todo gracias a la puesta en escena de lujo de la serie, con unas localizaciones, un vestuario y una ambientación impecables, y por supuesto unos actores exquisitos. Mi favorita sin duda es la condesa viuda de Grantham, interpretada magistralmente por la británica Maggie Smith. Su escena sublime de la primera temporada para mi fue aquella en la que preguntó inocentemente al futuro heredero de Downton Abbey qué era un fin de semana, aisssss!!! Y la de la segunda temporada por lo que llevo visto es la de la respetada señora tratando de hablar con ese aparato del demonio que es el teléfono. Son dos pequeños ejemplos de como los detalles engrandecen a una serie o a un personaje y permiten visualizar con un simple flash como ser vivía en aquella época. Y qué significaba ser aristócrata por aquel entonces. El mundo estaba a punto de dar un giro de 360º y el asesinato del Zar de Rusia y toda su familia sólo era la primera chispa.
Sí he de reconocer que a ratos la historia se torna demasiado previsible, que el argumento puede que esté un poco trillado, los de arriba y los de abajo, la lucha de clases, los amores imposibles, pero la maestría con la que se aborda hace que me sienta obligada a repetir con insistencia que "Downton Abbey" está haciendo historia en la televisión. Y sino ya me lo diréis dentro de unos añitos.
Comentarios
Yo estoy pendiente de ver esta temporada, estoy bajando los capítulos para verlos seguidos. Me gusta la serie aunque de momento no es de mis favRoritas.
Yo ahora estoy con como conocí a vuestra madre. Es una serie q fue capaz de hacerme reír cd salí del hospital y q estoy cogiendo un gran cariño.
Por cierto, feliz Navidad!
Besitos!
Feliz año a todas!!!