Hacía tres siglos exactamente que no escribía un post con esta etiqueta, libros, bueno en realidad hacía tres siglos que no escribía ningún post de nada y ya iba siendo hora de que me acercase por aquí.
Ha pasado el verano y a puntito está de llegar el otoño a nuestras vidas. Mis meses de estío han sido maravillosos y los he disfrutado mucho. He visto series, he estado con mi familia, he viajado un poco, he disfrutado de los amigos, de mi tierra, en definitiva, ha estado bien.
Pero lo que más orgullo me produce es que he vuelto a leer otra vez. Y no me refiero a leer cuentos infantiles que eso llevo mucho tiempo haciéndolo. Más bien me refiero a que he vuelto a leer novelas. Me encanta leer. He sido durante muchas épocas de mi vida una verdadera devoradora de libros. Pero la maternidad, y sobre todo la bimaternidad no perdona y en el poco tiempo libre que queda prioricé siempre otras cosas. Me daba pena porque siempre he dicho que lo mejor para que los hijos se enganchen o apasionen a algo es el efecto imitación, y que me imiten en esto es algo muy deseable para cualquier madre. Pero no podía con todo y al final a penas leía.
En cambio algo cambió este año. Todo empezó cuando por Sant Jordi me hablaron de la trilogía ambientada en el valle del Baztan que había escrito una tal Dolores Redondo. Investigué un poco más y me agencié los tres libros. Empecé a leerlos y la verdad es que los devoré los tres en un mes, y me duraron tanto porque me iba racionando las dosis.
Después he seguido con la obra de Camila Lackberg. Una amiga me la recomendó encarecidamente, y más aún sabiendo la obsesión casi enfermiza que el "nordic noir" está ejerciendo en mi vida. He devorado visualmente Borgen en tiempo récord y estoy ahora atacando Bron con la misma avidez. Y la verdad es que el primero que leo, "La princesa de hielo", me está gustando bastante.
Pues esto es todo, esta es mi noticia maravillosa de hoy, y es que me siento feliz de haber recuperado esta afición que tantos buenos ratos me hace pasar.
Ha pasado el verano y a puntito está de llegar el otoño a nuestras vidas. Mis meses de estío han sido maravillosos y los he disfrutado mucho. He visto series, he estado con mi familia, he viajado un poco, he disfrutado de los amigos, de mi tierra, en definitiva, ha estado bien.
Pero lo que más orgullo me produce es que he vuelto a leer otra vez. Y no me refiero a leer cuentos infantiles que eso llevo mucho tiempo haciéndolo. Más bien me refiero a que he vuelto a leer novelas. Me encanta leer. He sido durante muchas épocas de mi vida una verdadera devoradora de libros. Pero la maternidad, y sobre todo la bimaternidad no perdona y en el poco tiempo libre que queda prioricé siempre otras cosas. Me daba pena porque siempre he dicho que lo mejor para que los hijos se enganchen o apasionen a algo es el efecto imitación, y que me imiten en esto es algo muy deseable para cualquier madre. Pero no podía con todo y al final a penas leía.
En cambio algo cambió este año. Todo empezó cuando por Sant Jordi me hablaron de la trilogía ambientada en el valle del Baztan que había escrito una tal Dolores Redondo. Investigué un poco más y me agencié los tres libros. Empecé a leerlos y la verdad es que los devoré los tres en un mes, y me duraron tanto porque me iba racionando las dosis.
Después he seguido con la obra de Camila Lackberg. Una amiga me la recomendó encarecidamente, y más aún sabiendo la obsesión casi enfermiza que el "nordic noir" está ejerciendo en mi vida. He devorado visualmente Borgen en tiempo récord y estoy ahora atacando Bron con la misma avidez. Y la verdad es que el primero que leo, "La princesa de hielo", me está gustando bastante.
Pues esto es todo, esta es mi noticia maravillosa de hoy, y es que me siento feliz de haber recuperado esta afición que tantos buenos ratos me hace pasar.
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