Ayer era una fecha que tenía en mente desde hace un tiempo y que me ponía nerviosa sólo con pensar en su llegada inminente. Por un lado era el lunes en el que iniciaría la cuenta atrás de mis vacaciones, sí porque la semana que viene vuelvo al tajo y por otro lado era el día de mi ecografía de las 20 semanas. Llevaba dos semanas muy relajada y feliz, primero disfrutando de las fiestas del pueblo y después con nuestra escapada al Pirineo, escapada que me fue de perlas para sobrellevar mejor la fastidiosa ola de calor, y que concluí este fin de semana con una fiesta playera con amigos, pero ya el domingo noche empecé a estar intranquila de nuevo. Con el embarazo de mi peque recuerdo que me puse muy nerviosa para esa eco concreta porque desde hacía tiempo tenía entendido que era la más importante de todas las que me iban a hacer. Tanto fue así que recuerdo como si fuera ahora mismo los nervios que pasé, antes y durante, los largos silencios de mi ginecóloga, mi respiración acelerada, mis ...
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