Todo el mundo a mi alrededor viaja a Nueva York, hay una especie de moda que sólo me provoca envidia, una envidia insana y fea, una envidia inaguantable. Y ¿por qué? Pues porque llevo tantos años deseando hacer una escapada a la Gran Manzana que ya casi esta historia huele a rancio, y claro diréis qué te lo impide, o mejor dicho, qué te lo ha impedido todo este tiempo. La historia empezó allá por el año 2003, yo iba a casarme y desde siempre había tenido claro que mi luna de miel la pasaría paseando por Central Park, antes incluso de tener deseos de unir mi vida a mi chico, antes que nada, era un hecho tan claro y tan evidente, que no cabía duda alguna a que aquel iba a ser el viaje elegido. Pero entonces llegó la hora de planificar la boda y el viaje, y por aquellos días estalló la guerra en Irak. Las agencias de viajes que visitábamos se confabulaban para advertirnos que aquel no era el mejor momento para planificar un viaje a USA, las amenazas terroristas estaban a la orden del día,...
El mundo visto con humor, amor y mucha tolerancia.