Mis ausencias cada día por aquí se hacen más prolongadas. Llevo dos semanitas ya en casa desde la vuelta de vacaciones y aún no he encontrado un momento para darme un volteo por vuestros blogs. La rutina cuando tengo un momento tranquilo (si mi niño duerme alguna siesta diaria que son escasas más bien, tengo la suerte de que duerme mucho por la noche y poco por el día, y si no hay tareas domésticas que hacer claro está que éstas son las primeras) es encender el ordenador, consultar el correo, mirar alguna duda sobre bebés que me ha surgido, abrir mi blog, leer algún comentario y cuando empiezo a escribir una entrada oigo de fondo en el salón buaaaaahhhhh y ale a apagar el portátil y se acabó el bloggeo. No me quejo porque realmente me lo paso genial con mi peque y más ahora que cada día está más despierto, más comunicativo y más receptivo también, pero bueno no puedo ocultar que me gustaría disponer de algún momento para saber algo de vosotros y no hay manera. Así que bueno deciros que sigo bien, que todo va viento en popa y que atravieso sin duda alguna el mejor momento de mi vida, que mi niño es una bendición, más bueno que el pan y que tanto yo como el papá andamos todo el tiempo babeando de lo lindo por él. Pero que os echo de menos, de verdad de la buena.
Te hablo de unas coordenadas. Te hablo de un punto en el mundo. En la tierra. Un punto de inflexión en mi vida. En tu vida. En la nuestra. Y un día de abril por la tarde dimos el paso. Ahora ya no hay marcha atrás. Hace 12 años que mi corazón late más fuerte de lo normal. A veces lo hace a un ritmo pausado pero cuando te siento mi pulso se acelera y ya no hay marcha atrás. No había sido mujer de flirteos jamás. De hecho creo que no sé flirtear. Y me ha desconcertado siempre que alguien intente flirtear conmigo. Pero recuerdo cuando tú empezaste a hacerlo conmigo tan directamente, en aquel entorno virtual que ahora me parece lejano y confuso. Tocaste mi fibra sensible hablándome de lo que sabes que me apasiona, el cine. Y quise huir. Me resistí. Sabía que no estaba bien. Pero qué es lo bueno y lo malo? Cómo puede ser malo algo que te hace sentir feliz? La distancia fue una bendición para salvar el peligro que suponía sentirme tan atraída por ti. Una vez nos acercamos...
Comentarios
Un bebé te absorbe todo tu tiempo y tus energías. No te estreses por lo que no puedes hacer y sigue disfrutando de lo vas haciendo.
Besos!
Ya en serio, tú tranquila; comprendemos que con tus tareas de madre tienes que dejar apartadas las aficiones, aunque ello incluya dejar de leer alguna que otra obra maestra de la literatura universal, como pueda ser mi blog.
Ejem.
Los blogs seguirán aquí cuando el peque se vaya haciendo más independiente con el tiempo, tú tranquila...
feliz, cansada, rara
feliz
feliz
feliz
he vuelto ni;a
revuelve mi espacio
Vargt: Leerte a ti o leer a Cervantes o a Shakespeare debería ser sagrado incluso para una madre primeriza, torpe y desorganizada como yo así que trataré de hacer el esfuerzo, aunque para leer tus misales necesite contratar a alguna canguro, jeje!
Juan R.: Independiente dices, jeje, mi peque cada día va a tener más peligro, tiempo al tiempo!
Mari: Muy feliz, adivinaste linda Mari, cuanto me alegra volver a saber de ti, ya visité tu nuevo rinconcito, me gusta, me gusta!
Dicen que sarna con gusto no pica....
Un beso guapa...