Ir al contenido principal

La historia de mi vida.

Cuando era chiquita y me pasaba horas y horas leyendo libros, porque siempre me encantó leer, me imaginaba siendo escritora de historias interesantes que gustaran mucho y que triunfaran en todo el mundo. A lo Agatha Christie, ahí es nada. Me imaginaba con mi máquina de escribir Olivetti, dato que denota una edad, escribiendo de madrugada con un café en la mano y el pelo revuelto en un ático cutre de París. 

Así me vi durante un tiempo y por temporadas, ya que en otros momentos soñaba con ser una atribulada científica encerrada en un laboratorio tratando de inventar una máquina del tiempo, o a veces simplemente me veía como fotógrafa viajando por el mundo. 

Al final estudié economía y mi vida no tiene nada que ver con todo lo que soñaba de pequeña. Y es que por mucho que me empeñara lo mío eran los números y las letras, aún considerando que saqué siempre excelentes notas en las asignaturas de esta rama, no fluían de mí con la sencillez y gracia que deseaba.

Con 30 años abrí mi blog y no contaré por enésima vez cual fue el motivo por no repetirme. Pero desde entonces este espacio se convirtió en mi válvula de escape. Hubo un momento en que podría haber elegido salir del armario y hacerlo más visible. Las redes sociales años después lo habrían puesto fácil, o no. No quise en cualquier caso, porque creo que la finalidad del mismo no era convertirlo en algo popular. Había demasiado intimismo en mis palabras. Debería reconocer que no me atreví. 

Hoy en un ataque de melancolía me he puesto a leer posts antiguos y la verdad ha sido como si hubiese construido esa máquina del tiempo que soñaba de niña y hubiese viajado a mi pasado. He podido leer retales, pedazos de mi vida que me han encogido el corazón simplemente al recordarlos. Y me ha encantado. Guardo este espacio en mi corazón como un tesoro porque realmente lo es. Quizá soy la única que lo lee. Quizá en él no estén expresadas mis vivencias y pensamientos con la exactitud que desearía, con el mimo literario que podría haber soñado algún día, pero lo que si está claro es que está escrito desde lo más profundo de mí. Este espacio es 2.0, sí, pero es tan real, hay tanta verdad aquí que no puedo más que celebrar lo feliz que me siento de tenerlo. Y ahora lo bonito que está con su nuevo look.

Por 8 años más de blog, o infinitos, sabe Dios!


Comentarios

Opiniones incorrectas ha dicho que…
Wow, ocho años :) ¡Llevo yo casi cuatro y ya me parecen muchos!

24+5
Arual ha dicho que…
Toda una vida ya! Jeje!!
Unknown ha dicho que…
Pues no no eres la unica que lo lee, gracias por compartir un poquito de tu corazon. Con cariño http://creativipy.com/

Entradas populares de este blog

Burning night.

Voy falta de sueño, bueno de sueño y de muchas otras cosas, y puede que eso nuble mi entendimiento, como la solteras nublan el entendimiento de Carlos Baute y lo dejan colgado no precisamente en sus manos cada tarde en esa cosa que se parece a un programa pero que la verdad no acabo de entender muy bien que es y que se llama ELÍGEME. ¿Pero Carlos Baute no prefería a los estibadores portuarios? Siempre lo había creído así pero viendo como desnuda con la mirada a las mocetonas que entran en su plató tengo una duda más que considerable al respecto. En fin a lo que íbamos que tengo la cabeza un poquito atolondrada (ufff esta palabra que acabo de usar era la favorita de la Hermana María, mi profe de mates de 8º EGB, así de repente me ha venido un flash de su imagen a la cabeza, no os digo que no estoy fina...) y puede que eso haga que ande un poco monotemática, pero tenéis que perdonarme, I'm happy, so happy, y no se me puede aguantar, I know. Y es que esta noche... VAMOS A QUEMAR MESTA

No pudo ser.

Breve post para contaros que se ha interrumpido involuntariamente mi deseado embarazo. Volveré cuando esté un poco mejor... Ahora no tengo palabras.

Despertar de nuevo...

Abro los ojos de nuevo al mundo, despierto de una especie de ensoñación o pesadilla más bien, donde el mundo, mi mundo, se estaba desmoronando. Miro hacia mi alrededor y todo sigue bien. Mi sobrino es un bebé sano y regordete que no necesita estar conectado a una máquina y puede salir a pasear cada día por la calle. Nadie lleva mascarilla. No ha habido una avalancha de muertes inesperadas. Puedo abrazar a mi amiga después de un día duro para darle ánimo y nadie me mirará con cara de reprobación. Puedo planificar mi próxima escapada a un concierto, o mi próximo viaje, y no necesitaré un PCR negativo. No hay toque de queda. Puedo ver salir el sol. Comer una hamburguesa en la calle está bien. Hacerlo en una terraza también. No conozco el concepto distancia social. Lo más hidroalcohólico que tengo es el último gin tonic que tomé el sábado pasado. No hay pandemia. Y no he cometido ningún estúpido error. No he visto la cara B de la vida y no quiero verla.  Pero desde mayo tengo una sonrisa