Format c:.

Ayer un periodista "perico" titulaba su artículo en El Periódico referente al final de liga del Español de este modo: Apagar equipo. Hizo un símil así de lo más acertado al mundo informático. Nuestor ordenador va mal, no funciona correctamente y nosotros siempre intentamos hacer eso, apagar equipo y reiniciar, para ver cómo va la cosa después de la operación de reseteado. De este modo la trayectoria decadente desde enero del equipo catalán ha propiciado que acabada la liga, el seguidor quiera apagar al equipo y reiniciarlo de nuevo para empezar con aires frescos del Pirineo una nueva temporada en septiembre. Y ojalá fuera todo tan sencillo, porque este sentimiento también nos ha invadido a todos los culés este final de liga. Éste y él habernos acordado de todos los parientes próximos y lejanos más de mil veces del equipo directivo, del entrenador y como no, y en primer lugar, por supuesto, de la plantilla, una plantilla que decidió aprender a hacer buenas juergas pero que olvidó que para que haya un fiestón primero debe haber algo que celebrar. Es más, yo diría que nosotros ni siquiera nos conformaremos con un apagar equipo sencillo, nosotros desearemos formatearlo por completo, de cabo a rabo, reinventarlo y así proceder con el disco duro limpio a acometer la próxima liga, porque ahora no hay ánimos y desde luego no vemos la luz a lo lejos por más que Guardiola nos proporcione una linterna mágica con la ayuda de Endesa y de Iberdrola juntas. Y menos después de ver a un desolado Joan Laporta en la entrevista que concedió el domingo noche en TV3, tratando de dar pena, penita, pena, al socio barcelonista que anda más quemado que una crema catalana y que le amenaza cual humo negro en la isla de LOST con una terrorífica moción de censura.

Y aquí no acaba la cosa, donde también de buen seguro a estas hora hay ganas directamente de tirar el PC al Ebro para que acabe ahogado en el mar es en Zaragoza. Mi segundo equipo, como buena maña el Real Zaragoza siempre ha estado cerquita de mi corazón, baja a segunda, como ya bajó el Celta o la Real Sociedad el año pasado, hundiendo la ilusión de tantos y tantos aficionados. En Mallorca el aficionado maño lloraba desconsolado sin consuelo y aquello más que un final de liga parecía el final de TITANIC. Y es que en definitiva ésta es la cara amarga de la liga, una liga que la verdad espero olvidar con la misma facilidad que olvido a los concursantes de OT de ediciones pasadas.
Procedamos pues: FORMAT C:.