Tengo tan poco tiempo para escribir y bloggear que me agobio pensando en la cantidad de cosas que os contaría y de las que no encuentro momentos para hablar. A ratitos perdidos, por la blackberry durante el día, o de noche delante de la tele antes de caer como una marmota dormida en el sofá, voy leyendo y comentando vuestros blogs, no me gusta atrasarme en el seguimiento bloggero. Pero escribir, encontrar el ratito perfecto para escribir, es ahora mismo casi misión imposible. ¿Por qué? No sabría explicaros, pero es así, mi vida ahora es así.
Hoy vuelve a ser martes y ya voy tarde en postear sobre mi último descubrimiento teléfilo. Esta noche A3 continua con la emisión del tercer episodio de la fabulosa serie revelación británica (y también la más costosa), Downton Abbey. Puse varias velitas para que la serie, largamente anunciada por la cadena de San Sebastián de los Reyes, tuviera una buena audiencia en el reñidísimo, a la vez que cutre, prime time español, y así evitar que la retiraran en breve de un franja horaria que a mí, y al común de los mortales, nos suele venir bien, las diez de la noche. Sí ya sé que hay otras vías alternativas de ver series, casi todas las veo con ese otro proceder, pero la verdad una tiene morriña y le gusta recordar aquellos felices años en los que había que esperar tranquilamente una semana para ver el episodio de turno de tu serie favorita, y no hacía falta llevar una agenda con el fin de evitar stress adicional innecesario, que ya vamos bastante de cabeza en nuestro día a día como para tener que agobiarnos por el capítulo exacto y la temporada concreta en que nos quedamos con la serie X, hombre!!!!
Dowton Abbey tiene muchos ingredientes para que Aru caiga rendida a sus pies pero destacaremos tres:
- Campiña inglesa. Sí, aquí donde me véis, yo debería haber nacido en algún pueblecito de aquel apacible lugar, para tomar té a las cinco, y atracarme de sandwiches de pepino y scoones a diario, ser asquerosamente puntual en todas mis citas, vivir en una casita bordada de musgo con jardín, que cuidaría yo misma ataviada con un sombrero de esos tan ridículos que usan las más brittish, y poder hacer mis compras navideñas en Harrod's o Selfridges con libras, no con euros. Siempre me ha fascinado todo lo británico pero desde que viajé por primera vez a ese país aún me fascina más.
- Clases sociales. Sí, me encanta ver cómo vivían los ricos de principios del siglo XX, eran mucho más interesantes que los ricos de hoy en día, aunque no tengo ni idea de cómo viven, pero tampoco me importa mucho. Y cómo no me engancha lo que se cuece entre el servicio, si es que son más estirados que los propios condes.
- Personajes "con chicha". Me gusta que la suegra repelente tenga prejuicios clasistas tan radicales, además es que Maggie Smith borda ese papel, está fantástica, me gusta la nuera yankee que tiene ganas de guerra aunque las esconde en su carita de ángel (aunque no doy crédito que Elizabeth McGovern ya haga un papel de señorona así.... si aún tengo en la retina su papel adolescente en Gente Corriente, aiss qué vieja soy), me gusta el bonachón del señor, quiero saber qué le debe a Bates, por qué su interés en que siga en la casa, vale que Bates parece buena persona, pero hay algo ahí escondido, quiero saberlo, me gusta, y me encanta ese heredero tan fresco, tan sencillo, si trabaja y todo, agggg!!!
En fin que mi análisis de la serie no ha sido para tirar cohetes, lo sé, pero como cada vez que algo me gusta mucho tengo que vociferarlo a los cuatro vientos, aquí dejo constancia del vocifereo, y también de un consejo: NO OS LA PERDÁIS!!!
Hoy vuelve a ser martes y ya voy tarde en postear sobre mi último descubrimiento teléfilo. Esta noche A3 continua con la emisión del tercer episodio de la fabulosa serie revelación británica (y también la más costosa), Downton Abbey. Puse varias velitas para que la serie, largamente anunciada por la cadena de San Sebastián de los Reyes, tuviera una buena audiencia en el reñidísimo, a la vez que cutre, prime time español, y así evitar que la retiraran en breve de un franja horaria que a mí, y al común de los mortales, nos suele venir bien, las diez de la noche. Sí ya sé que hay otras vías alternativas de ver series, casi todas las veo con ese otro proceder, pero la verdad una tiene morriña y le gusta recordar aquellos felices años en los que había que esperar tranquilamente una semana para ver el episodio de turno de tu serie favorita, y no hacía falta llevar una agenda con el fin de evitar stress adicional innecesario, que ya vamos bastante de cabeza en nuestro día a día como para tener que agobiarnos por el capítulo exacto y la temporada concreta en que nos quedamos con la serie X, hombre!!!!
Dowton Abbey tiene muchos ingredientes para que Aru caiga rendida a sus pies pero destacaremos tres:
- Campiña inglesa. Sí, aquí donde me véis, yo debería haber nacido en algún pueblecito de aquel apacible lugar, para tomar té a las cinco, y atracarme de sandwiches de pepino y scoones a diario, ser asquerosamente puntual en todas mis citas, vivir en una casita bordada de musgo con jardín, que cuidaría yo misma ataviada con un sombrero de esos tan ridículos que usan las más brittish, y poder hacer mis compras navideñas en Harrod's o Selfridges con libras, no con euros. Siempre me ha fascinado todo lo británico pero desde que viajé por primera vez a ese país aún me fascina más.
- Clases sociales. Sí, me encanta ver cómo vivían los ricos de principios del siglo XX, eran mucho más interesantes que los ricos de hoy en día, aunque no tengo ni idea de cómo viven, pero tampoco me importa mucho. Y cómo no me engancha lo que se cuece entre el servicio, si es que son más estirados que los propios condes.
- Personajes "con chicha". Me gusta que la suegra repelente tenga prejuicios clasistas tan radicales, además es que Maggie Smith borda ese papel, está fantástica, me gusta la nuera yankee que tiene ganas de guerra aunque las esconde en su carita de ángel (aunque no doy crédito que Elizabeth McGovern ya haga un papel de señorona así.... si aún tengo en la retina su papel adolescente en Gente Corriente, aiss qué vieja soy), me gusta el bonachón del señor, quiero saber qué le debe a Bates, por qué su interés en que siga en la casa, vale que Bates parece buena persona, pero hay algo ahí escondido, quiero saberlo, me gusta, y me encanta ese heredero tan fresco, tan sencillo, si trabaja y todo, agggg!!!
En fin que mi análisis de la serie no ha sido para tirar cohetes, lo sé, pero como cada vez que algo me gusta mucho tengo que vociferarlo a los cuatro vientos, aquí dejo constancia del vocifereo, y también de un consejo: NO OS LA PERDÁIS!!!
Comentarios
Hija, no se q me ha pasado con la república q ni mad men, ni gossing ni mujeres. Las he dejado apartadas porq estoy enganchadisima!
Yo es que no me bajo nunca series (no por principios jajaja)así que o lo veo en la Tv o nada, xq no tengo tiempo.
Me encantó!. Me pasa como a ti, que todo los british me encanta, así que me ha conquistado. Lo mal que acaba un poc tarde y yo que ando arrastras ultimamente se me hace dificil, pero bueno, espero recuperarme pronto y ponerme al día.
Y con los blogs ando igual que tú. A remolque!
Vargt sí ya me imaginaba que adorabas a Thomas y su amiguita la Srta. O'Brien que cosa más mala xddd!!! La verdad es que la serie es fantástica y tiene algo añadido que aún la hace mejor, 10 capítulos por temporada, suficientes.
Teta qué desastre vamos a remolque, será la entrada en la primavera, será los efectos del tsunami, hija no sé que me pasa pero no doy abasto y además ando de un decaído que echa para atrás. A ver si posteo algo más y os cuento.