Aunque este primer mes ha sido un poco extraño con la inquietud, que aún sigue porque no tenemos los resultados en mano, de la repetición de la prueba del talón, y también con el tema de la posible displasia de cadera, de la que sabemos que es muy leve pero que hay que seguir controlando, la verdad es que me ha pasado volando y en realidad me he dado cuenta que ser madre de dos es todavía mejor que ser madre de uno.
No voy a contar un cuento de hadas, hay momentos en los que tienes al pequeño desnudo a punto de meterlo en la bañerita y el mayor te grita desaforado que acaba de volcar el plato de sopa en la cocina, y entonces desearías ser la oveja Dolly clonada para poder atender ambos frentes. También desearías duplicarte cuando los dos requieren su dosis de amor y mimitos de mamá, porque eso sí el mayor está con una "mamitis" desaforada y yo por supuesto estoy encantada con esto, de ahí que disfruto a tope de esos momentos en el sofá con bebé en el pecho y mayor apoyado en mi hombro viendo la tele o simplemente relajado, eso no tiene precio, os lo prometo. Pero si no fuera por esos momentos en los que te das cuenta de que no alcanzas a atenderlos a los dos la doble maternidad es maravillosa, lo confirmo.
Y es que lo de ser mamá de dos lo disfruto más porque tengo las cosas más claras, la experiencia es un grado, y ya no me siento insegura. Además el hecho de que mi mayor vaya camino de los cinco años me ayuda a poder centrarme más en el bebé. Porque realmente el mayor es más independiente y el hecho de ser el mayor hace que él se sienta más responsable e intente hacer las cosas por si solo para dar ejemplo a su hermano, no se da cuenta todavía que bebé no se entera de nada, pero a mí me va de perlas. Además es muy cariñoso con su hermano. Le achucha con fuerza y he de ir con cuidado de que no le ahogue porque es muy brutico, pero la verdad es que lo adora. Los celos están, claro que sí porque hay situaciones y reacciones en las que ves que los manifiesta de un modo más o menos claro pero de momento, crucemos dedos, los estamos gestionando bien. Cuando estamos todos en casa intento hacerle participe de todo lo que incumbe al bebé y su padre también está muy pendiente de él para compensarme a mí.
También tengo momentos con bebé a solas, cuando mayor esta en el colegio, y ahí es cuando sí me centro y disfruto del pequeño. No he querido ayuda en casa, sólo acepto los tuppers que me ofrezcan, eso sí, gustosamente, y bueno sigo teniendo ayuda puntual una vez por semana para dar un repaso de limpieza al piso, me he quitado otros gastos como la tele de pago o las comidas fuera para ahorrar, pero este no lo quito de momento y mientras pueda, pero por lo demás desde que mi socio volvió al trabajo me he apañado sola. No quería a mi madre ni a mi suegra instaladas a perpetuidad en mi casa dando el coñazo con el tema de mi visión de la maternidad. Si quiero coger a mi bebé en brazos mil veces lo hago y sin escuchar eso de que voy a tener otro malcriado de cancioncilla de fondo. Y si toma pecho mil veces quiero que lo haga tranquilo sin la mirada inquisitiva de nadie repitiendo qué tragón que es. Etc. Etc.
Y es que esta va a ser mi ultima vez como mami de un recién nacido, no voy a ir a por el tercero no, y quiero besar y achuchar, portear, disfrutar de la lactancia al máximo y colechar, sí colechar, porque lo he podido comprobar en persona, noche que lo acuesto en su minicuna, aunque esté a mi lado, noche que me tocan desvelos de casi dos horas tras cada toma, en cambio si lo acuesto a mi lado en la cama dormimos como benditos y si demanda pecho lo toma casi en duermevela y luego continua roncando tan feliz. El descansa, yo también y papi por supuesto. Porque tener que madrugar después de oír serenatas de lloros toda la noche muy bueno no es. Ahora me queda averiguar como seguiré colechando cuando el peque sea un poco mayor y no quepamos en la cama, mi cuna no sé si podrá servir para ponerla en sidecar y como mi habitación es muy pequeña creo que va a ser complicado encontrar la solución pero algo habrá que hacer.
Con el porteo ya la he encontrado, como el foulard de turno me daba bastante miedo por el tema de los nudos y que yo no soy muy mañosa con esas cosas me he comprado una mochila ergonómica en la tienda virtual de Brazos y Abrazos que hoy mismo me llega por mensajero y que ya deseo estrenar.
Así que de momento Aru está disfrutando en la medida que las circunstancias lo permiten de esta doble maternidad. Espero poder ir teniendo huecos y contarlo por aquí.
No voy a contar un cuento de hadas, hay momentos en los que tienes al pequeño desnudo a punto de meterlo en la bañerita y el mayor te grita desaforado que acaba de volcar el plato de sopa en la cocina, y entonces desearías ser la oveja Dolly clonada para poder atender ambos frentes. También desearías duplicarte cuando los dos requieren su dosis de amor y mimitos de mamá, porque eso sí el mayor está con una "mamitis" desaforada y yo por supuesto estoy encantada con esto, de ahí que disfruto a tope de esos momentos en el sofá con bebé en el pecho y mayor apoyado en mi hombro viendo la tele o simplemente relajado, eso no tiene precio, os lo prometo. Pero si no fuera por esos momentos en los que te das cuenta de que no alcanzas a atenderlos a los dos la doble maternidad es maravillosa, lo confirmo.
Y es que lo de ser mamá de dos lo disfruto más porque tengo las cosas más claras, la experiencia es un grado, y ya no me siento insegura. Además el hecho de que mi mayor vaya camino de los cinco años me ayuda a poder centrarme más en el bebé. Porque realmente el mayor es más independiente y el hecho de ser el mayor hace que él se sienta más responsable e intente hacer las cosas por si solo para dar ejemplo a su hermano, no se da cuenta todavía que bebé no se entera de nada, pero a mí me va de perlas. Además es muy cariñoso con su hermano. Le achucha con fuerza y he de ir con cuidado de que no le ahogue porque es muy brutico, pero la verdad es que lo adora. Los celos están, claro que sí porque hay situaciones y reacciones en las que ves que los manifiesta de un modo más o menos claro pero de momento, crucemos dedos, los estamos gestionando bien. Cuando estamos todos en casa intento hacerle participe de todo lo que incumbe al bebé y su padre también está muy pendiente de él para compensarme a mí.
También tengo momentos con bebé a solas, cuando mayor esta en el colegio, y ahí es cuando sí me centro y disfruto del pequeño. No he querido ayuda en casa, sólo acepto los tuppers que me ofrezcan, eso sí, gustosamente, y bueno sigo teniendo ayuda puntual una vez por semana para dar un repaso de limpieza al piso, me he quitado otros gastos como la tele de pago o las comidas fuera para ahorrar, pero este no lo quito de momento y mientras pueda, pero por lo demás desde que mi socio volvió al trabajo me he apañado sola. No quería a mi madre ni a mi suegra instaladas a perpetuidad en mi casa dando el coñazo con el tema de mi visión de la maternidad. Si quiero coger a mi bebé en brazos mil veces lo hago y sin escuchar eso de que voy a tener otro malcriado de cancioncilla de fondo. Y si toma pecho mil veces quiero que lo haga tranquilo sin la mirada inquisitiva de nadie repitiendo qué tragón que es. Etc. Etc.
Y es que esta va a ser mi ultima vez como mami de un recién nacido, no voy a ir a por el tercero no, y quiero besar y achuchar, portear, disfrutar de la lactancia al máximo y colechar, sí colechar, porque lo he podido comprobar en persona, noche que lo acuesto en su minicuna, aunque esté a mi lado, noche que me tocan desvelos de casi dos horas tras cada toma, en cambio si lo acuesto a mi lado en la cama dormimos como benditos y si demanda pecho lo toma casi en duermevela y luego continua roncando tan feliz. El descansa, yo también y papi por supuesto. Porque tener que madrugar después de oír serenatas de lloros toda la noche muy bueno no es. Ahora me queda averiguar como seguiré colechando cuando el peque sea un poco mayor y no quepamos en la cama, mi cuna no sé si podrá servir para ponerla en sidecar y como mi habitación es muy pequeña creo que va a ser complicado encontrar la solución pero algo habrá que hacer.
Con el porteo ya la he encontrado, como el foulard de turno me daba bastante miedo por el tema de los nudos y que yo no soy muy mañosa con esas cosas me he comprado una mochila ergonómica en la tienda virtual de Brazos y Abrazos que hoy mismo me llega por mensajero y que ya deseo estrenar.
Así que de momento Aru está disfrutando en la medida que las circunstancias lo permiten de esta doble maternidad. Espero poder ir teniendo huecos y contarlo por aquí.
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