Ayer tuve la tutoría anual con la profesora de mi hijo mayor y he de confesar que iba recelosa y con miedo porque este curso, en casa en concreto, mi hijo ha estado más alterado de lo habitual, considerando que él en general ha sido siempre muy buenazo, hecho que yo misma he relacionado con mi embarazo y la llegada del hermanito, así que imaginaba que en clase la actitud habría sido similar.
Y nada más lejos. Su tutora me explicó pormenorizadamente los ítems y objetivos que habían estado trabajando en clase y cómo él los iba alcanzando adecuadamente para su edad, hasta ahí bien, pero no fue eso lo que más me hizo sentir orgullosa de mi pequeño. Lo que realmente me hizo babear fue escuchar de boca de su profesora lo buena persona que es, un trozo de pan lo definió, que es un referente en su clase precisamente por ser comprensivo y paciente. Que es tranquilo y peca de tímido, tal vez inseguro, pero que por lo demás su actitud es de 10. Y babeé porque creo que en esto su padre y yo tenemos algo de mérito, porque le inculcamos los valores adecuadamente y tratamos de educar a nuestro hijo siendo una buena persona y de momento parece que no nos sale del todo mal. También me indicó algún aspecto de lectoescriptura que debía potenciar en casa trabajando con él si deseaba. Y finalmente me emplazó para la reunión de aula del próximo mes donde ya vamos a ver, como pasó el curso pasado, un detalle más pormenorizado del día a día en el aula. Así que regresé a casa feliz como una perdiz para qué nos vamos a engañar.
Y nada más lejos. Su tutora me explicó pormenorizadamente los ítems y objetivos que habían estado trabajando en clase y cómo él los iba alcanzando adecuadamente para su edad, hasta ahí bien, pero no fue eso lo que más me hizo sentir orgullosa de mi pequeño. Lo que realmente me hizo babear fue escuchar de boca de su profesora lo buena persona que es, un trozo de pan lo definió, que es un referente en su clase precisamente por ser comprensivo y paciente. Que es tranquilo y peca de tímido, tal vez inseguro, pero que por lo demás su actitud es de 10. Y babeé porque creo que en esto su padre y yo tenemos algo de mérito, porque le inculcamos los valores adecuadamente y tratamos de educar a nuestro hijo siendo una buena persona y de momento parece que no nos sale del todo mal. También me indicó algún aspecto de lectoescriptura que debía potenciar en casa trabajando con él si deseaba. Y finalmente me emplazó para la reunión de aula del próximo mes donde ya vamos a ver, como pasó el curso pasado, un detalle más pormenorizado del día a día en el aula. Así que regresé a casa feliz como una perdiz para qué nos vamos a engañar.
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