Lo que echo de menos de la guardería.

Todavía es pronto para sacar conclusiones, sólo han sido tres días de horarios raros de adaptación como comenté ayer, y aunque veo bien al peque, sale contento todos los días, no sabría decir si la elección de colegio es acertada o no. Lo que sí que noto es que el funcionamiento de momento es muy distinto al de la guardería. Y eso que tenía entendido, no sé si acertadamente o no, que era casi lo mismo, sobre todo en P3.
A lo mejor me precipito porque todavía no hemos tenido la reunión personalizada con la profesora y he de decir que tengo dudas en el tintero que plantearle, ya que por ahora no he tenido tiempo de hacerlo en persona cuando recojo al peque, que es un momento bastante loco, con muchos niños y madres atosigándola. Pero ya habrá tiempo, sé que en breve vamos a hacer reuniones personalizadas y trataré de resolver mis cuestiones propias. En cualquier caso insisto en que no puedo evitar hacer comparaciones odiosas ya y echar de menos el centro al que asistió mi hijo en la etapa de guardería.
En primer lugar echo de menos la comunicación de la agenda, esa herramienta tan útil en la que me contaban todo lo que hacía mi niño cada día, si había hecho sus fichas, si había dormido hora y media o dos horas de siesta, los cambios de pañal primero, los pipís después, cuánto había comido, todo. Y yo allí escribía también a diario los detalles que quería que tuvieran en cuenta, si había ido estreñido algún día, si quería felicitar a las profesoras por alguna actividad concreta, etc. Aquello era fantástico. Todavía no tengo claro si en este centro van a tener agenda, como el material se compró desde el AMPA y yo lo pagué sin verlo, no tengo idea, pero con tres días de clase sin agenda por medio, me imagino que no va a haber y eso es algo que no me acaba de gustar porque siento como si me cortaran la comunicación, el cable del teléfono, la conexión Adsl, xdd!!
Tampoco me convence el momento de la salida, que es el que me va a tocar a mí ya que por la mañana lo llevará papi. Es caótico con tantos niños corriendo por el patio, me pongo nerviosa, no sé me abruma, y ya me acostumbraré imagino pero es que nada tiene que ver con el momento relajado en el que recogía a mi niño en la guardería en su clase o en el tranquilo patio, y charlaba unos minutos distendida con su querida C., la tutora maravillosa que tuvo siempre que estuvo allí.
A colación del tema de la inmersión lingüística que trae a los políticos catalanes tanto de calle hay otro detalle que también me ha chirriado estos días. En tres días de clase ya he tenido dos notas en las que se remarcaba la importancia que le dan en el centro al uso del catalán como lengua vehicular principal. En una se nos animaba a participar en la manifestación que se organizó el lunes en la plaza del ayuntamiento para apoyar la inmersión lingüística y en la otra se nos propone participar en un proyecto para ayudar a difundir el catalán entre las familias en las que no es la lengua nativa. Por si no lo habéis deducido yo opino que en Cataluña debería fomentarse el uso del catalán sí pero también del español, creo que es un idioma que hablan muchos millones de personas en el mundo y constituye por si mismo un activo fundamental de la educación. Es una suerte ser bilingüe y lo digo por experiencia propia, quiero que mi hijo también lo sea y tal como está montado el sistema dudo que lo logre.
Sé que son tres razones precipitadas, no sé como calificarlas, quizás yo estoy más sensible de lo habitual, y puede que todo esto sea normal y yo simplemente estoy comparando con el anterior centro de un modo subjetivo y sesgado pero, pero, pero, por qué la duda me acecha, por qué no tengo la confianza completa en que mi elección ha sido la mejor si en febrero me parecía que había acertado.... aisss!!!! Qué complicado es todo. Y lo más extraño es que tengo la sensación de que mi niño se está adaptando mejor y más deprisa que yo a este cambio.