Resulta curioso que hace una semana estaba en plena adaptación escolar y a parte de volverme loca yo y mi niño con los horarios kamikazes que nos habían puesto parecía que el peque iba contento y bastante conforme al colegio nuevo, incluso salía sonriendo y feliz de allí. Y ahora justo ahora, una semana después, mi niño ha amanecido hoy martes diciéndome que no quería ir al cole de mayores, que quería ir al cole de C. , o sea, a la guardería con su queridísima C., y ha llorado y pataleado, y a mí se me partía el alma ante semejante visión minutos antes de irme a la oficina.
Un mensaje por el Whatsapp de mi marido a las nueve en punto me ha confirmado que el pataleo se ha quedado en casa, que a la hora de salir no ha habido ningún problema y que en el colegio se ha quedado bien, pero yo no estoy tranquila. Sé que es el principio, que si se adaptó bien a la guardería y era feliz allí, porque no va a serlo en el colegio, pero otra vez ando con las odiosas comparaciones de dos cosas que de por sí son distintas, comparar peras con manzanas no tiene sentido.
Sé que en la guardería él sentía protegido y como en una nube. Las atenciones y la ternura de su tutora eran inmensos y sé que mientras estaba con ella era feliz. Al salir de la guardería tenía ganas de ir al parque y jugar, correr y no parar. Llegaba a casa y se entretenía muchos ratitos solo jugando. Pero desde que ha empezado el colegio hay pautas que han cambiado. La primera es que sale cansado y no quiere ir a airearse a ningún lado, le propongo parque, paseo en bici, y nada le apetece, sólo me dice que vayamos a casa que está cansado. Imagino que agota más la actividad de la escuela que la de la guardería. Puedo entenderlo. También reclama mi atención y mis mimos a todas horas. No me importa porque para mí lo mejor del mundo es estar con él jugando, viendo dibus o regalándonos besos y abrazos. Pero si juega en el salón yo debo estar a su lado todo el tiempo y si me alejo a otra habitación a recoger ropa o simplemente a beber agua o hacer pipí ya me llama enseguida para que venga y le abrace. Intuyo que los mimos de su amada C. los echa en falta y ahora su profe nueva, que es muy cariñosa y simpática, lo noté nada más conocerla, pero que tiene una ratio de atención mucho mayor, no puede dárselos en la misma proporción. Además ya ha superado la fase de "papitis" y ha vuelto con una "mamitis" terrible este septiembre. Yo estoy encantada porque me pirra que mi niño me adore tanto y con tanta intensidad. Pero no me gusta ver los desplantes que le vuelve a hacer a mi pobre y sufrido marido.
En fin que he ido visualizando todos estos cambios a medida que han ido pasando los días, lo más preocupante empezó este último fin de semana, que lo pasamos en el pueblo. Allí me dijo que ahora él quería quedarse de vacaciones otra vez con los yayos y que papá y mamá se iban a trabajar y que ya vendrían otro día a buscarle. Aquello me chirrió sobremanera pero quise esperar a ver si iba a más. Ayer lunes fue más o menos convencido al cole pero hoy martes se ha despertado lloriqueando y protestando. Así que aquí estoy yo, dándole vueltas al tema y comiéndome el coco. Creí que no sería fácil pero ahora me doy cuenta que las primeras buenas impresiones eran una falsa alarma y que evidentemente mi intuición maternal una vez más no fallaba. Y me temo que esto va para largo...
Un mensaje por el Whatsapp de mi marido a las nueve en punto me ha confirmado que el pataleo se ha quedado en casa, que a la hora de salir no ha habido ningún problema y que en el colegio se ha quedado bien, pero yo no estoy tranquila. Sé que es el principio, que si se adaptó bien a la guardería y era feliz allí, porque no va a serlo en el colegio, pero otra vez ando con las odiosas comparaciones de dos cosas que de por sí son distintas, comparar peras con manzanas no tiene sentido.
Sé que en la guardería él sentía protegido y como en una nube. Las atenciones y la ternura de su tutora eran inmensos y sé que mientras estaba con ella era feliz. Al salir de la guardería tenía ganas de ir al parque y jugar, correr y no parar. Llegaba a casa y se entretenía muchos ratitos solo jugando. Pero desde que ha empezado el colegio hay pautas que han cambiado. La primera es que sale cansado y no quiere ir a airearse a ningún lado, le propongo parque, paseo en bici, y nada le apetece, sólo me dice que vayamos a casa que está cansado. Imagino que agota más la actividad de la escuela que la de la guardería. Puedo entenderlo. También reclama mi atención y mis mimos a todas horas. No me importa porque para mí lo mejor del mundo es estar con él jugando, viendo dibus o regalándonos besos y abrazos. Pero si juega en el salón yo debo estar a su lado todo el tiempo y si me alejo a otra habitación a recoger ropa o simplemente a beber agua o hacer pipí ya me llama enseguida para que venga y le abrace. Intuyo que los mimos de su amada C. los echa en falta y ahora su profe nueva, que es muy cariñosa y simpática, lo noté nada más conocerla, pero que tiene una ratio de atención mucho mayor, no puede dárselos en la misma proporción. Además ya ha superado la fase de "papitis" y ha vuelto con una "mamitis" terrible este septiembre. Yo estoy encantada porque me pirra que mi niño me adore tanto y con tanta intensidad. Pero no me gusta ver los desplantes que le vuelve a hacer a mi pobre y sufrido marido.
En fin que he ido visualizando todos estos cambios a medida que han ido pasando los días, lo más preocupante empezó este último fin de semana, que lo pasamos en el pueblo. Allí me dijo que ahora él quería quedarse de vacaciones otra vez con los yayos y que papá y mamá se iban a trabajar y que ya vendrían otro día a buscarle. Aquello me chirrió sobremanera pero quise esperar a ver si iba a más. Ayer lunes fue más o menos convencido al cole pero hoy martes se ha despertado lloriqueando y protestando. Así que aquí estoy yo, dándole vueltas al tema y comiéndome el coco. Creí que no sería fácil pero ahora me doy cuenta que las primeras buenas impresiones eran una falsa alarma y que evidentemente mi intuición maternal una vez más no fallaba. Y me temo que esto va para largo...
Comentarios
Besos
La mia el cole parece que bien pero luego en casa está más sensible de lo normal, cada niño se ve que expresa a su manera todos los cambios sufridos.
Así que no te preocupes estos cambios pasarán pero claro mientras paciencia.
¿Ni ir al baño te deja??? Bueno, bueno.. que te envío a la supernanny, eh?? ;)