A veces una sin darse cuenta se deja envolver por la parafernalia navideña muy contraria a sus principios y de repente se ve entrando en una sala de cine a ver una de las películas típicas de estas edulcoradas fechas que como sabéis suelen versar acerca de temas infantiles y/o de fantasía. La sujeta en cuestión era yo y la película de marras era "La brújula dorada" . El hecho de que saliera Daniel Craig, ese estupendísimo y guapísimo nuevo James Bond, era un motivo de peso, y allí que me metí. Miradlo bien, qué porte, qué ojazos, qué flema británica, qué tosquedad varonil, bufff, me encanta! Que se quiten todos los Pierce Brosnan ante esta maravilla de la naturaleza humana! Tras pocos minutos de metraje yo ya no sabía si estaba viendo la película en cuestión, o era "El león, la bruja y el armario" o era "El oso, la bruja y el polvo" (quien haya visto la primera peli de la saga de "Las crónicas de Narnia" encontrará rápidamente el símil). Y es que
El mundo visto con humor, amor y mucha tolerancia.