Me apetecía cambiar el look de mi blog y he vuelto a mis tonos azules clásicos. El azul es mi color favorito así que por qué no plasmar mi adicción a ese color por aquí otra vez como hice antaño. Por definición es un color frío pero a mí me templa y serena mucho en tiempos revueltos como los que vivimos.
A colación de esto esta mañana ya he oído en la radio en la tertulia habitual que escucho cada día comentarios acerca de que lo que vivimos y lo que vamos a seguir viviendo en los próximos años es el momento más crítico en economía que Europa ha conocido desde la II Guerra Mundial. No puedo recordar qué se sentía o cómo se notaba en la calle la crisis de los 80 ni tampoco la de los 90, en la primera porque era un niña, y en la segunda porque era una adolescente y mis preocupaciones andaban por otros menesteres. Pero esta vez soy una madre treintañera muy consciente de que la que se avecina es gorda y de verdad.
Los políticos pueden seguir mareando la perdiz un tiempo más, de hecho es lo que han hecho estos días de campaña electoral aquí en España, pero la crisis está ahí y se quedará mucho tiempo con nosotros. Hay economistas que hablan de diez incluso de veinte años, que ahí es "ná". Se masca en el ambiente que no volveremos a ser los que fuimos, creo que recordaremos estos últimos años como en su momento se recordaron los "felices años 20" pre-crack del 29 en USA, y Europa vivirá años convulsos, donde o empequeñecerá o se desmembrará. El modelo de UE que con ilusión nació tras el Tratado de Maastrich en 1993 está en coma y se perfilan dos vías de solución: la unificación fiscal y sobre todo política, que proponen eminencias como el Nobel Paul Krugman, vía harto complicada, ya se ve venir, o se deshace el chiringuito, es decir el euro, y cada país que acampe como pueda, vía que a España le vendría fatal porque si cogiditos de la mano de los fuertes nos va mal no quiero pensar como sería volver a empezar de nuevo con otra moneda, una nueva peseta tal vez, devaluada "in extremis".
Esa opción vendría bien para exportar, sí una moneda débil siempre favorece las exportaciones, lección básica de economía, pero con un tejido productivo tan dañado como el español ya veremos qué producción tendremos disponible para exportar. Por no hablar de la pérdida de poder adquisitivo que supondría a todos los ciudadanos.
Sé que el panorama que pinto es negro, pero es que me cuesta ser positiva viendo la que está cayendo y no hablo sólo de lluvia, que también. Porque vendrán Papademos, Montis y Rajoys con buenas intenciones, eso sí muy tecnócratas todos ellos, y Merkel y Sarkozy seguirán intentando poner orden y entenderse entre ellos que ya les cuesta bastante, pero la verdad es que la economía esta maltrecha y los mercados cabreados, y ante eso no hay político que pueda meter baza, lamentablemente en un mundo global como éste es así. El sistema falla por sistema y ahora toca resetear y cambiar el chip a fondo. Sé que muchos me diréis que estoy loca por decir lo que voy a decir, pero preveo más sacrificios sociales, el estado de bienestar se mermará más aún, y sólo habrá que salir de esta currando y currando, con esfuerzo y mucho. Seguirán habiendo especuladores que se enriquezcan sin esfuerzo, no hay duda, pero esos viven en otra estratosfera lejana a la gente de la calle como nosotros. Palabras como bienestar social, conciliación, flexibilidad,.... buffff olvidémonos de ellas, suena radical pero creo que es así. Si en épocas de bonanza no se ha logrado como se va a lograr ahora que no hay dinero literalmente para nada.
¿Votaré el domingo? Pues no sé, no creo, tal vez, pero no creo. Desazón, desánimo, desilusión, cualquiera de estos términos me sirven para describir lo que pienso de nuestro sistema democrático actual.
Menos mal que al menos yo tengo una razón para luchar y trabajar duro, la más fuerte de todas, mi hijo. Últimamente sólo sus ojos y su preciosa carita son capaces de esbozar sonrisas en mí.
A colación de esto esta mañana ya he oído en la radio en la tertulia habitual que escucho cada día comentarios acerca de que lo que vivimos y lo que vamos a seguir viviendo en los próximos años es el momento más crítico en economía que Europa ha conocido desde la II Guerra Mundial. No puedo recordar qué se sentía o cómo se notaba en la calle la crisis de los 80 ni tampoco la de los 90, en la primera porque era un niña, y en la segunda porque era una adolescente y mis preocupaciones andaban por otros menesteres. Pero esta vez soy una madre treintañera muy consciente de que la que se avecina es gorda y de verdad.
Los políticos pueden seguir mareando la perdiz un tiempo más, de hecho es lo que han hecho estos días de campaña electoral aquí en España, pero la crisis está ahí y se quedará mucho tiempo con nosotros. Hay economistas que hablan de diez incluso de veinte años, que ahí es "ná". Se masca en el ambiente que no volveremos a ser los que fuimos, creo que recordaremos estos últimos años como en su momento se recordaron los "felices años 20" pre-crack del 29 en USA, y Europa vivirá años convulsos, donde o empequeñecerá o se desmembrará. El modelo de UE que con ilusión nació tras el Tratado de Maastrich en 1993 está en coma y se perfilan dos vías de solución: la unificación fiscal y sobre todo política, que proponen eminencias como el Nobel Paul Krugman, vía harto complicada, ya se ve venir, o se deshace el chiringuito, es decir el euro, y cada país que acampe como pueda, vía que a España le vendría fatal porque si cogiditos de la mano de los fuertes nos va mal no quiero pensar como sería volver a empezar de nuevo con otra moneda, una nueva peseta tal vez, devaluada "in extremis".
Esa opción vendría bien para exportar, sí una moneda débil siempre favorece las exportaciones, lección básica de economía, pero con un tejido productivo tan dañado como el español ya veremos qué producción tendremos disponible para exportar. Por no hablar de la pérdida de poder adquisitivo que supondría a todos los ciudadanos.
Sé que el panorama que pinto es negro, pero es que me cuesta ser positiva viendo la que está cayendo y no hablo sólo de lluvia, que también. Porque vendrán Papademos, Montis y Rajoys con buenas intenciones, eso sí muy tecnócratas todos ellos, y Merkel y Sarkozy seguirán intentando poner orden y entenderse entre ellos que ya les cuesta bastante, pero la verdad es que la economía esta maltrecha y los mercados cabreados, y ante eso no hay político que pueda meter baza, lamentablemente en un mundo global como éste es así. El sistema falla por sistema y ahora toca resetear y cambiar el chip a fondo. Sé que muchos me diréis que estoy loca por decir lo que voy a decir, pero preveo más sacrificios sociales, el estado de bienestar se mermará más aún, y sólo habrá que salir de esta currando y currando, con esfuerzo y mucho. Seguirán habiendo especuladores que se enriquezcan sin esfuerzo, no hay duda, pero esos viven en otra estratosfera lejana a la gente de la calle como nosotros. Palabras como bienestar social, conciliación, flexibilidad,.... buffff olvidémonos de ellas, suena radical pero creo que es así. Si en épocas de bonanza no se ha logrado como se va a lograr ahora que no hay dinero literalmente para nada.
¿Votaré el domingo? Pues no sé, no creo, tal vez, pero no creo. Desazón, desánimo, desilusión, cualquiera de estos términos me sirven para describir lo que pienso de nuestro sistema democrático actual.
Menos mal que al menos yo tengo una razón para luchar y trabajar duro, la más fuerte de todas, mi hijo. Últimamente sólo sus ojos y su preciosa carita son capaces de esbozar sonrisas en mí.
Comentarios
abrazos ac*j*nad*s
Ah!! y a todo esto yo en vistas de emprender... veremos que pasa!!!
www.creciendocondavid.com
Voy a dar luz a este post tan negro. ¿Sabéis que nos hará salir de este lío en mi opinión? La creatividad y la formación. Creo que en un país con tanto universitario, precario o en paro, pero bien formado, ese capital humano aún tiene mucho que decir, ¿no creéis?