Yo desde que cumplí los 33, y de eso ya hace seis meses, estoy fatal, mira que cayeron los 30 y como si nada, una maravilla. Pero desde que pasé la barrera que Cristo no superó, muy mal. Arrugas no tengo aún, pero ya noto como están en camino, como los Reyes Magos cuando van hacia el portal de Belén, y las cremas antiedad me guiñan el ojito cuando paso ante ellas en los estantes de Julia. Los resfriados me duran más y los llevo peor, aunque puede que algo tenga que ver el diferencial de temperaturas que mis compañeras de trabajo me obligan a soportar estos días, 35º en la oficina, 0º fuera. Levantar a mi hijo en brazos me cuesta un riñón, bueno en eso igual tiene que ver que el mocetón ya pesa 13,5 kg y subiendo, pero vaya que me cuesta. Y bueno un sinfin más de cosas que me pasan y que mejor no os cuento porque os aburro fijo.
Pero el otro día algo me hizo pensar que no debo estar tan mal como creía. Una compañera de trabajo, 3 añitos mayor que yo, me contó que había medio-ligoteado-enbroma con un jovenzuelo de 23 en un pub una noche que salió en plan "soltera" con unas amigas. La cosa no pasó a mayores porque ella es una mujer casada y respetable que no quiere ni busca líos o porque las copas que llevaba en el cuerpo no eran las suficientes, no sé yo, pero bueno la gracia estaba en que un "yogurín", como ella lo llamó, se había fijado en ella. Yo pensé que en el único lugar donde yo podría tener un mínimo de éxito sería en un hogar de ancianos pero al parecer igual no es tan dramática la cosa. Y es que pocos días después me disponía yo a buscar aparcamiento en la zona azul cuando un chaval bien majo y de sonrisa encantadora me cedió su hueco muy amablemente. Yo estacioné mi coche y me fui a pagar el tiquet. A la vuelta y yendo yo cabizbaja metiendo las monedas en la cartera casi me doy de bruces de nuevo con el mismo chico. Pedí disculpas por mi torpeza y una vez más él me sonrió amablemente y las aceptó. Me dirigí al banco para hacer unas gestiones y al llegar vi una cola monumental, ni que aquello fuera un concierto de U2. Sin llegar a desesperarme me dispuse a ubicarme en la cola y empecé a juguetear con el móvil. Al levantar la vista vi sorprendida que tres puestos más adelante estaba otra vez el mismo mozo del aparcamiento. Él ni me vió y yo disimulé y seguí tonteando con el móvil. Por fin volví a mirar a ver como avanzaba la cola y entonces flash él me miró, sonrió y me saludó con la mano. Yo devolví tímida el saludo y me sentí bastante estúpida ante aquella rocambolesca situación. Me relajé de nuevo y miré hacia otro lado. Por fin el cajero atendió a mi nuevo "amigo" y éste salió del banco no sin antes despedirse con un cordial saludo de mí. Yo pensé que aquello había sido todo y que ya valía con la tontería que yo misma me estaba montando en mi cabecita. Acabé mi gestión en el banco y salí con prisas dado que aún tenía un montón de encargos que hacer aquella mañana de vacaciones aprovechando que el peque sí había ido a la guarderia. Empecé a caminar por una avenida amplia a paso ligero pero al cabo de un momento noté una mano en el hombro derecho y me giré asustada.
- Perdona! - Me inquirió el chaval de sonrisa encantadora.
- Hola! - Respondí yo suplicando a la tierra que por favor me tragara.
- He estado pensando en el banco si te apetecía tomar un café conmigo. - Me contestó ante mi atónita mirada.
- Lo siento pero tengo mucha prisa. - Alegué yo nerviosa como un flan chino. Y me fuí como alma que lleva el diablo.
El pobre chico imagino que se quedó de piedra, puede que se hubiera armado de valor para pedirme tomar un café y yo no fui todo lo educada que debía. Pero igual era un jeta que si tenía valor para eso y más y simplemente le echaba morro. No sé ni sabré nunca qué pasó en realidad. Pero la verdad es que me subió la autoestima pensar que un chico tan joven y tan guapo se había fijado en mí. Aunque también me sentí ridícula por haber actuado como una adolescente atolondrada y no haber sabido manejar la situación con más elegancia como corresponde a una treintañera como yo.
Pero el otro día algo me hizo pensar que no debo estar tan mal como creía. Una compañera de trabajo, 3 añitos mayor que yo, me contó que había medio-ligoteado-enbroma con un jovenzuelo de 23 en un pub una noche que salió en plan "soltera" con unas amigas. La cosa no pasó a mayores porque ella es una mujer casada y respetable que no quiere ni busca líos o porque las copas que llevaba en el cuerpo no eran las suficientes, no sé yo, pero bueno la gracia estaba en que un "yogurín", como ella lo llamó, se había fijado en ella. Yo pensé que en el único lugar donde yo podría tener un mínimo de éxito sería en un hogar de ancianos pero al parecer igual no es tan dramática la cosa. Y es que pocos días después me disponía yo a buscar aparcamiento en la zona azul cuando un chaval bien majo y de sonrisa encantadora me cedió su hueco muy amablemente. Yo estacioné mi coche y me fui a pagar el tiquet. A la vuelta y yendo yo cabizbaja metiendo las monedas en la cartera casi me doy de bruces de nuevo con el mismo chico. Pedí disculpas por mi torpeza y una vez más él me sonrió amablemente y las aceptó. Me dirigí al banco para hacer unas gestiones y al llegar vi una cola monumental, ni que aquello fuera un concierto de U2. Sin llegar a desesperarme me dispuse a ubicarme en la cola y empecé a juguetear con el móvil. Al levantar la vista vi sorprendida que tres puestos más adelante estaba otra vez el mismo mozo del aparcamiento. Él ni me vió y yo disimulé y seguí tonteando con el móvil. Por fin volví a mirar a ver como avanzaba la cola y entonces flash él me miró, sonrió y me saludó con la mano. Yo devolví tímida el saludo y me sentí bastante estúpida ante aquella rocambolesca situación. Me relajé de nuevo y miré hacia otro lado. Por fin el cajero atendió a mi nuevo "amigo" y éste salió del banco no sin antes despedirse con un cordial saludo de mí. Yo pensé que aquello había sido todo y que ya valía con la tontería que yo misma me estaba montando en mi cabecita. Acabé mi gestión en el banco y salí con prisas dado que aún tenía un montón de encargos que hacer aquella mañana de vacaciones aprovechando que el peque sí había ido a la guarderia. Empecé a caminar por una avenida amplia a paso ligero pero al cabo de un momento noté una mano en el hombro derecho y me giré asustada.
- Perdona! - Me inquirió el chaval de sonrisa encantadora.
- Hola! - Respondí yo suplicando a la tierra que por favor me tragara.
- He estado pensando en el banco si te apetecía tomar un café conmigo. - Me contestó ante mi atónita mirada.
- Lo siento pero tengo mucha prisa. - Alegué yo nerviosa como un flan chino. Y me fuí como alma que lleva el diablo.
El pobre chico imagino que se quedó de piedra, puede que se hubiera armado de valor para pedirme tomar un café y yo no fui todo lo educada que debía. Pero igual era un jeta que si tenía valor para eso y más y simplemente le echaba morro. No sé ni sabré nunca qué pasó en realidad. Pero la verdad es que me subió la autoestima pensar que un chico tan joven y tan guapo se había fijado en mí. Aunque también me sentí ridícula por haber actuado como una adolescente atolondrada y no haber sabido manejar la situación con más elegancia como corresponde a una treintañera como yo.
Comentarios
Y una cosa más que digo con todo el cariño. Creo que es un 'mal' demasiado extendido eso de que las mujeres os quitéis atractivo cuando soleis tenerlo y mucho. A ti no te conozco en persona ni visualmente, pero no sé por qué me da que no estás tan mal como dices que crees en absoluto, je, je...
Igual soy yo, igual el 99,9 por ciento del universo masculino no es así, pero a mí me atraen muchas cosas más que una veinteañera bien dotada y en minifalda... Una sonrisa, una voz, una mirada, un movimiento a veces valen mucho más que esos sobrevalorados atributos de las mujeres más jóvenes (¡como si tú no fueras joven!). Pero lo dicho, igual soy yo...
uff, si te contara yo cosas que les he dicho a desconocidas más terribles que esas... jajaja
Como el ya clásico de acercarte a una y decirle "te he estado observando y he llegado a la conclusión de que no eres interesante".
jajaja
Es sólo un juego, mujer, no entiendo porqué no has podido disfrutar de esa situación simpática y agradable.
1 bso
En cuanto a ti Neo ya imagino que tú habrás hecho alguna cosilla así alguna vez, pero ya ves yo me puse tan nerviosa que ni siquiera supe disfrutar de la situación... qué patética soy a veces xddd!!!
Beau, la mejor edad es la que tiene uno en cada momento, hay que pensar así para no deprimirse, esperando o rememorando otros tiempos, no crees??
Y no te quejes, que no te trató de usted.
Todo es relativo. Tú me parecerías un yogurín. Aún te queda mucho para ser Mrs. Robinson.
Sobre si hiciste bien o no, no lo sé. Pero, ¿y lo bien que te sentiste?