Miro esto y me consterno. Siempre he sido amante de las nuevas tecnologías. Jamás le he puesto mala cara a ningún gadget de última generación. En la medida que puedo trato de comprenderlas y aprovecharme de sus ventajas. Disfruto con ellas incluso. Pero con lo del libro electrónico se ha colmado mi paciencia. Pensar que en el 2018 estaremos acostumbrados a él me aterroriza.
Revisemos la historia. ¿Desde cuándo existen los libros? No nos vayamos a los manuscritos. Pensemos en Gutenberg y en su maravilloso invento, la imprenta. Viajemos a 1450 en el momento que al aleman se le pasó por la cabecita esa idea. Y contemos, contemos cuánto tiempo ha pasado desde entonces. Más de 500 años disfrutando de ese tacto inconfundible de libro nuevo, del olor maravilloso que sentimos al abrir sus páginas por primera vez, y por última también, de las notas que escribimos al leer algo que nos emociona, de las marcas que dejamos para no olvidarlo, de la sensación maravillosa que tenemos al prestar un libro a un amigo, a un familiar, a un compañero, como quien presta un tesoro personal y muy especial. En fin cómo narices pretenden cargarse todo eso en 9 años!!!
Ayer vi a un tipo la mar de gracioso que entrevistaban en la televisión y que decía que lo que le cabía en su libro electrónico era impensable que le cupiese en su apartamento. Vale, está claro que no todos somos lores ingleses con mansiones de 5000 metros cuadrados e inmensas bibliotecas donde guardar a buen recaudo nuestra impresionante colección de libros que jamás vamos a tener tiempo material en nuestra vida para leer. Pero una humildemente tiene su rinconcito para guardar sus tesoros favoritos y si no le caben en él, los pide prestados en la biblioteca, o se los pide a sus amigos, vaya, lo de toda la vida, ¿o no?
Comentarios
Yo creo que hay sitio para todo. Indudablemente, el olor de un libro viejo es algo que todo el mundo debiera sentir. Pero la tecnología ofrece posibilidades que no hay que despreciar.
Más que libros, lo que sí tengo es muchísimos cómics escaneados. Internet me ha permitido llegar a publicaciones que de otra forma ni habría visto en toda mi vida. Con los libros 'tradicionales' hay más opciones, supongo, pero aún así el formato digital tiene sus aplicaciones, ¿no?
La verdad es que donde se ponga el placer de sentarte en un sillón con un buen libro en las manos, un café a un lado y una estantería repleta detrás, que se quite todo. Pero puede ser util para cuando vas en el metro, de viaje, de vacaciones, para que los estudiantes lleven todos los libros de clase en poco espacio...
¿Para qué quieres un millón de libros en un artilugio electrónico si no te los vas a leer?