Mi mayor es de gustos especiales a la hora de comer. Pasó de comer más o menos de todo a empezar a quejarse de casi todo. Y llegó un momento en que habría vivido de arroz, pasta y patatas. Dieta rica en carbohidratos pero pobre en todo lo demás. Yo que no soy de agobiarme con este tema porque mi hijo está sano, guapo y lozanísimo, intenté enfocar el asunto introduciéndole alimentos poco a poco de nuevo pero con un aspecto más interesante. Así por ejemplo aunque se niega a comer huevo duro, sí se toma las tortillas a gusto, así que la francesa, la de patata o últimamente la de calabacin (pelado simulando que es patata) se las mete en el buche de maravilla. Lo mismo pasa con el atún, se lo come en los macarrones o en bocata, pero se lo retira en cualquier ensalada, incluso se niega a probar las empanadillas de atún y eso que a mí me quedan siempre de muerte. Con el tema de las empanadillas he jugado mucho, al no gustarle las de atún empecé a hacer unas de espinacas y queso crema
El mundo visto con humor, amor y mucha tolerancia.