Dice un antiguo refrán que Dios aprieta pero no ahoga, permitidme que lo dude. Dice el aburrido e insoportable Ronald Emerich que el fin del mundo va a suceder en 2012 en su última y seguramente -no lo he comprabado- aburrida e insoportable película. Yo creo que el fin del mundo empezó a acontecer de un modo silencioso y extraño anoche, justo cuando mi suegra volvió a casa, a su casa. Mi marido, mi hijo y yo sabíamos que este momento llegaría, no ignorábamos que no viviríamos de "guays" en casa ajena por mucho tiempo. La culpa de esta situación es nuestra. ¿Quién nos manda vender nuestro piso antes de tener el listo el nuevo para entrar a vivir? ¿Quién? La prudencia, sí, ja, ja, yo ahora me paso por el forro a esta estúpida señora llamada prudencia. ¡Por el forro! Y ahora toca invocar a otra señora con quien no tengo mucho el gusto de relacionarme, la paciencia, para acabar de pasar el tiempo que nos quede en casa de la suegra lo más "apaciblemente" posible. Y tamb